ABC (Córdoba)

El problema central del Madrid

La falta de centímetro­s en el derbi, aviso para la Champions. Militao, esperanza para marzo

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID

La cómoda posición del Madrid en la cabeza de la Liga, más el empate del Girona el sábado ante la Real Sociedad y la amplia diferencia que existe respecto al Atlético hizo que el amargo trago del empate del derbi se viera como un vaso medio lleno. Ancelotti prefirió poner en el foco el buen partido de su equipo, no quejarse, una vez más, de las muchas bajas que tenía, y silenciar las graves decisiones arbitrales en contra de su equipo.

Su mensaje en la sala de prensa fue positivo y elogioso. Como veterano entrenador blanco que ya es, sabe que la balanza de goles marcados/encajados en los tiempos de descuento es bastante favorable a su equipo, y no iba a arrancarse la piel por el desenlace del derbi. Tampoco iba a señalar a nadie, ni mucho menos a Carvajal y Nacho, en la foto del empate de Llorente.

176 centímetro­s

El fútbol es veleidoso, como casi ningún otro deporte, pero Ancelotti cree que volver a jugar con una pareja de centrales de 1,76 metros de altura será difícil que se repita. La casuística quiso que Rudiger, lesionado, y Tchouaméni, sancionado, dejaran al equipo con un déficit importante de centímetro­s respecto al Atlético. Por ahí se fue la victoria en el 93 como se pudo haber ido bastante antes, en alguno de los muchos balones aéreos en los que la defensa blanca no pudo hacer más que lo que hizo: achicar agua y multiplica­rse en las ayudas. Son las lecturas cortoplaci­stas del derbi, pero en un análisis más profundo lo sucedido ante el Atlético es un riesgo que el Madrid decidió tomar y no puede ahora rasgarse las vestiduras. Ya en verano, tras la grave lesión de Militao, se entendió que bastaba con Rudiger, Alaba y Nacho. En diciembre, una vez que Alaba se rompió el cruzado, el club esta vez sí que sondeó el mercado de cara a hacer una incorporac­ión en enero, pero volvió a decidir que bastaba con Rudiger y Nacho, más Tchouaméni como solución de emergencia. Tirabuzón y medio que se pagó en el derbi y que inquieta de cara al regreso de la Champions.

El Madrid no se puede permitir ni un resfriado de Rudiger, esa es la actual realidad de la plantilla, muy castigada en la zona central de la de defensa. Nacho no está haciendo su mejor temporada y Tchouaméni es eso mismo que valoró el club, una solución de emergencia. Por fortuna para

Ancelotti, Antonio está haciendo una de las mejores temporadas de su carrera, pero jugar cada tres días y no poder rotar nunca aumenta su exposición y, consecuent­emente, el riesgo de sufrir un percance, que es lo sucedió en Getafe.

Si en la responsabi­lidad del club está la decisión de no fichar en enero, en la de Ancelotti la de no contar con un central del Castilla cuando llegó un contexto como el del derbi. Ni siquiera había un defensa del filial en el banquillo, medida atrevida. Cierto es que el que más le gusta, Asensio, está actualment­e en una posición complicada por su presunta implicació­n, que él ha negado, en el vídeo de contenido sexual grabado y difundido, también presuntame­nte, por varios jugadores de la cantera blanca. De hecho, Carletto le convocó para el duelo ante el Alavés, justo después de la lesión de Alaba, pero finalmente se cayó de la lista por este motivo. El Madrid cree en su inocencia y por eso sigue jugando en el Castilla, pero no poder contar con él no le impide llamar a otro de los centrales del equipo de Raúl.

Con estos mimbres, en el horizonte se mira con esperanza la vuelta de Militao, que encara la recta final de su recuperaci­ón tras romperse la rodilla en la primera jornada de Liga en San Mamés. Si todo va como hasta ahora, podría estar listo para finales de marzo, tras el parón de seleccione­s que da paso a los cuartos de Champions y a las últimas nueve jornadas de Liga. Será un refuerzo de primavera de lujo, pero también habrá que ser prudente. Una cosa será su alta médica y deportiva, y otra el nivel competitiv­o que pueda tener Eder tras ocho meses parado. Pero es mejor tenerle que no. En el derbi quedó demostrado que en número, el Madrid tiene un claro problema de centrales y centímetro­s.

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