Bruselas cede y retira el plan de reducir un 50% los pesticidas ante las protestas en toda la UE
▶ Se mantiene la vigencia de la legislación actual que data de 2009
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció ayer que ha decidido retirar su propuesta de Reglamento de Uso Sostenible (SUR), que proponía reducir a la mitad el uso de pesticidas en la UE en 2030. Aunque el proyecto estaba ya técnicamente muerto por otras circunstancias, se trata de uno de los primeros gestos del Ejecutivo comunitario para tratar de aliviar las protestas masivas de los agricultores, al final de una legislatura que ha estadio marcada precisamente por el llamado ‘Pacto verde’ del que esta medida formaba parte.
En un discurso ayer por la mañana en el Parlamento Europeo, Von der Leyen justificó su decisión en la constatación de que «la propuesta se ha convertido en un símbolo de polarización» y además «ya ha sido rechazado por el Parlamento y tampoco hay avances en el Consejo, de lo que se deduce que tenemos que hacer algo». Ese algo ha sido retirar la propuesta y elaborar una nueva, con otro espíritu que se acomode a las demandas de los agricultores, lo que significa que la legislación actual, que data de 2009, sigue en vigor.
La semana pasada, la Comisión anunció la apertura de un «diálogo estratégico» con el sector agroalimentario en general, que ha alcanzado un grado inédito de queja generalizada que ha llegado a alarmar a las instituciones comunitarias cuando quedan apenas cinco meses para la campaña electoral de las elecciones europeas. La protesta agraria puede estar influyendo incluso en la decisión de Von der Leyen de anunciar su intención de optar a una segunda legislatura para lo que necesita sobre todo el apoyo de sus correligionarios del
Partido Popular Europeo (PPE) que ha iniciado hace meses un giro estratégico contra muchas de las medidas estrella de la política medioambiental de la Comisión, no solo en la agricultura, sino también en la industria y el futuro del transporte por carretera. De hecho, los eurodiputados populares han acogido con agrado el cambio, calificándolo en un comunicado de «necesario y razonable» dado que creen que «es una primera buena señal de que para abordar el cambio climático la Comisión trabajará con los agricultores en lugar de contra ellos. Siempre hemos dicho que sería irresponsable poner en peligro la producción alimentaria europea frente a las crisis actuales mediante exigencias y burocracia poco realistas».
Pero ese diálogo estratégico puede llegar tarde para impedir el contagio electoral del malestar del campo. En principio, la Comisión pretende organizar un diálogo con representantes del sector agrario, las comunidades rurales, la industria de semillas y fertilizantes, el sector alimentario y el sector financiero, los grupos de consumidores, organizaciones ecologistas y, por supuesto, científicos. Los resultados de este ejercicio de debate pretenden diseñar las nuevas líneas maestras de la política agrícola, que es una de las grandes competencias de la Comisión Europea a la que la UE dedica casi un tercio de su presupuesto, pero no se conocerán hasta después de las elecciones de junio. Von der Leyen cree que «tenemos que analizar juntos la situación, compartir ideas y desarrollar escenarios para el futuro, más allá de un debate polarizado y generar confianza que es la base fundamental de las soluciones viables».
El presidente de la comisión parlamentaria de Medio Ambiente, el liberal francés Pascal Canfin, consideró que esta decisión es «un error, ya que la intención era conservar sólo las partes relacionadas con alternativas a los pesticidas químicos con productos de biocontrol y el uso razonable de herramientas agrícolas de precisión».
Es uno de los primeros gestos del Ejecutivo comunitario para aliviar las protestas masivas de los agricultores en Europa