Muere bajo custodia el exasesor de Seguridad Nacional de El Salvador
La noticia coincide con el escándalo del recuento de los votos para el legislativo
Nayib Bukele, oficialmente, ha ganado la Presidencia de El Salvador con 2,6 millones de votos válidos. Con el 98,7% de actas escrutadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el presidente de 42 años asumirá en junio un nuevo mandato para el quinquenio 2024-2029.
Pero su victoria ocurre en medio de dos escándalos. Primero, con fuertes acusaciones de los partidos de oposición por el fracaso en los sistemas electrónicos por el lento e irregular procesamiento de actas electorales. Después de cuatro días de escrutinio final –uno de los más lentos de las últimas décadas en El Salvador– el partido del presidente, Nuevas Ideas, contabiliza 2.671.450 votos, una mayoría aplastante frente a la oposición. Apenas 201.705 votos se contabilizaron para el partido izquierdista FMLN y 175.588 para la derecha de Arena.
El resto de votos están repartidos entre pequeños y débiles partidos de centro. Además, el recuento de votos para las elecciones legislativas sigue estancado. El TSE revela apenas un 5% de los votos escrutados, aunque Bukele asegura que sus diputados han ganado 58 de los 60 escaños del Parlamento, lo que implicaría prácticamente un gobierno de partido único.
La segunda polémica ocurre tras la muerte misteriosa de un antiguo asesor de seguridad del Gobierno, Alejandro Muyshondt, que cayó en desgracia tras acusar a un diputado del partido del presidente, Nuevas Ideas.
Edema pulmonar
Además del recuento de votos, el clima salvadoreño también es tenso tras el fallecimiento el miércoles pasado de Muyshondt, quien ejerció como asesor de seguridad del Gobierno del presidente Bukele. Muyshondt fue declarado muerto en un hospital de San Salvador, donde había ingresado tras sufrir un accidente cerebrovascular en octubre de 2023. Dos meses antes del accidente, el 9 de agosto, había sido arrestado por el Gobierno, que lo acusó de ser «un doble agente desde el año 2019» porque supuestamente trabajaba y filtraba información para el exmandatario Mauricio Funes (2009-2014).
Pero la clave de su arresto está en la coyuntura política. Muyshondt estuvo en la mira del Gobierno tras señalar al diputado Erick García –de Nuevas Ideas y afín a Bukele–, de tener «vínculos con el narcotráfico» y por «irregularidades financieras», aduciendo que el diputado hizo constar que prestó 90.000 dólares (83.000 euros) a su asesor jurídico Luis Portillo Turcios, pero que la transacción nunca fue realizada. El pasado 7 de febrero, los magistrados de la Cámara Primera de lo Penal los enviaron a juicio, por el delito de falsedad ideológica.
La muerte de Muyshondt, causada por un supuesto edema pulmonar, fue confirmada por la Fiscalía, el Instituto de Medicina Legal y sus familiares, quienes dijeron estar «impactados». La causa de muerte es lo que ha llamado la atención de los representantes de la familia, puesto que el edema pulmonar suele ser el diagnóstico más popular en las autopsias hechas a reos fallecidos durante el régimen de excepción, que Bukele ha renovado en más de 20 ocasiones y que, mediante la privación de ciertas libertades, ha logrado sofocar la ola de violencia del país y reducir la tasa de homicidios hasta 2,4 por cada 100 mil habitantes, no sin las denuncias de organizaciones de Derechos Humanos que han acusado al Gobierno de violar el debido proceso judicial. «Morir a causa de un edema pulmonar dentro de las prisiones, es sinónimo de haber sido asesinado por el Estado», señala una fuente que pide anonimato.