Agricultores y ganaderos asfixiados por el campo
Los agricultores y los ganaderos de Córdoba han dicho basta. Se han sumado a lo largo de esta semana a las protestas que se han desarrollado también el resto de España y que comenzaron la semana pasada en puntos de Europa, especialmente en Francia y Bélgica.
El sector primario de la provincia se ha plantado ante una situación que ha llevado al campo al límite de sus posibilidades. De hecho, hay explotaciones que han tenido que cerrar, otras que están a punto de hacerlo y muchas que, a duras penas, logran hacer rentable su trabajo para que el resto del país pueda alimentarse.
Hay factores internos y externos. Las tractoradas de esta semana han colapsado las carreteras de la provincia con el objetivo de que se les escuche de una vez sus reclamaciones. Uno de los principales problemas que ha motivado esta situación es la climatología. La sequía y temperaturas por encima de normal todo el año han llevado al campo al límite.
La falta de agua es el principal motivo que ha provocado que Subbética Ecológica a cesar en su actividad. Sin agua, sus tomates han llegado «a secarse», algo muy anormal en Córdoba. Además, la aceituna ha quedado reducida a la mitad de su producción por la falta de lluvia y agua para el riego. El alto precio del aceite de oliva les ha permitido solventarlo. El problema es que hay otros productos que sufren la drástica reducción de la cosecha, pero su precio no sólo no sube, como el aceite, sino que baja. Eso no había pasado nunca, afirma, por ejemplo, Francisco Chacón, un agricultor cordobés al borde de la jubilación.
Todos agricultores y ganadores que hoy explican en ABC la complicada situación que atraviesan exponen que la Política Agraria Común (PAC) les está asfixiando, por costes y burocracia. Se quejan del excesivo papeleo, que les hace perder tiempo o el dinero que podrían dedicarle a sus terrenos para realizar complejos trámites administrativos que antes no eran necesarios. La burocracia «nos está asfixiando», exponen. Además, las ayudas europeas se han reducido.
Los costes de producción se han disparado. Ya no es una cuestión de la energía, que también les afecta. Acatan que haya que tomar medidas medioambientales, pero lamentan el altísimo precio que supone ahora tratar sus productos con cualquier fitosanitario, abono o pienso para cumplir con los estándares europeos. En esta subida de costes, también apunta al Gobierno de España, por lo que consideran «una desmedida» subida del «salario mínimo interprofesional».
La gota que ha colmado el vaso es lo que estiman una «competencia desleal de los productos que llegan desde terceros países». Denuncian que no se les somete «a los mismo controles sanitarios» y que producen con tratamientos y mano de obra más baratos. Este cóctel ha provocado las protestas del sector del campo.
La burocracia, el exceso de requisitos, la subida de costes, la bajada de las ayudas europeas y la falta de agua ahogan al sector