La lluvia acorta el testimonio del Beato Cristóbal de Santa Catalina en las calles
La procesión tuvo que darse la vuelta en la calle Buen Suceso, hora y media antes de lo previsto
El cielo lucía azul y las nubes blancas ayer a las cinco de la tarde para recibir en la plaza que lleva su nombre al Beato Cristóbal de Santa Catalina. Salía de la iglesia de Jesús Nazareno, bellamente adornado con flores blancas. La espectacularidad de la marcha ‘Albores’, interpretada por los músicos de la agrupación del Cristo de Gracia, abría el camino a una tarde que debió ser espléndida, pero sólo pudo serla unos instantes.
Poco después, a la media hora de estar la imagen del Padre Cristóbal en las calles, apareció la lluvia y por la inestabilidad que podría darse hasta las ocho de la tarde, el cortejo optó por regresar cuando se encontraba en la calle Buen Suceso. De ese modo, a las seis y cinco ya iba la procesión otra vez por la calle Jesús Nazareno. Rápido pasó todo, pero tanto los niños del colegio como los mayores de la residencia vivieron la experiencia con toda su intensidad. Allí, las religiosas entonaron cantos. Los alumnos del colegio, que esta semana estuvieron preparando esta cita con mucho esmero, hicieron menos amarga la decisión cantando, agrupados en la puerta, para la recogida.
Emotivo
Por lo tanto, esta vez el Padre Cristóbal no pudo llegar a visitar las dos parroquias previstas, San Andrés y San Lorenzo. Aunque más fugaz de lo deseado, el testimonio de entrega del Padre Cristóbal volvió a llegar a muchos corazones. «Tened confianza porque la mano de Dios sabe abrirse para el socorro cuando las necesidades aprietan», recordaban las estampas que las Hermanas Hospitalarias entregaron al público de la procesión.
La alegría de toda la comunidad, religiosas, residencia, colegio y hermandad contagió en los primeros compases a los mayores de la residencia, que saborearon el momento. Los girasoles estaban en las rejas de todo el edificio, y en los adornos del pelo de las niñas. Los girasoles, del color amarillo, que infunde vitalidad y alegría, fueron, un año más el símbolo en el que mirar y aprender de la vida y obras del fundador, con la tarea asistencial que abordó hace tres siglos y medio.
Al son de ‘Sabed que vendrá’ afrontó el Beato Cristóbal los últimos metros de su procesión de 2024 y entró en su iglesia a las seis y veinticinco de la tarde, entre aplausos.
El paso por la residencia de Jesús Nazareno y la alta participación de los niños del colegio, entre lo más emocionante de la tarde