«La ciudadanía entiende la necesidad de buscar recursos alternativos»
El experto defiende el potencial del agua regenerada en agricultura, industria y ciertos usos urbanos
–La utilización de agua regenerada para usos domésticos, además de estar prohibida por ley, arrastra un cierto tabú social. ¿Cree que episodios de sequía extrema como el de Cataluña pueden atenuar ese rechazo? –En el caso de Barcelona, un ejemplo muy claro de reutilización indirecta es lo que se está haciendo en el Llobregat, un mecanismo clave (junto con las medidas de restricción de uso de agua) en mitigar los efectos de la grave sequía. Junto con la desalación ha permitido cubrir una parte muy importante de las necesidades del Área Metropolitana de Barcelona. Y esto ha pasado sin un rechazo social aparente, seguramente debido a que la situación es tan grave que la ciudadanía entiende la necesidad de buscar recursos alternativos para evitar medidas más drásticas. Tenemos que tener en cuenta que se trata de reutilización indirecta a través del aumento del caudal del Llobregat y la naturalización de estos nuevos caudales, que posteriormente son tratados en una planta potabilizadora. Ha habido preparación, se lleva muchos años haciendo pruebas piloto para monitorizar su funcionamiento, su seguridad y su calidad.
–¿En cuanto al marco legal, ve posible que se llegue a cambiar para permitir el uso directo para uso de boca?
–No me quiero adentrar en el aspecto legal, pero personalmente la reutilización directa para usos potables aún la veo lejos, dado que hay mucho margen aún para la reutilización indirecta siguiendo el modelo de Barcelona. De hecho, está planeado replicar el mismo modelo en el Besós. Hay también mucho margen para promover de manera más generalizada la reutilización directa para los usos que contempla la legislación actual.
–¿Cómo debería trabajarse para vencer la resistencia social al uso extensivo del agua regenerada? –El caso de Barcelona nos enseña que no ha habido resistencias para el uso indirecto en un contexto de sequía extrema. Será interesante ver como evolucionará su uso si en algún momento el sistema convencional (los embalses) se va recuperando. Seguramente tal reutilización indirecta, combinado con la reutilización directa para usos que prevé la legislación actual, formará parte de la nueva normalidad hídrica en Barcelona. En el marco legal actual, aún hay mucho camino a recorrer, especialmente para la industria y la agricultura, y también para ciertos usos urbanos que no requieren agua potable. Evidentemente esto requiere de inversiones para convertir las depuradoras en plantas de regeneración y hacer pedagogía.
–En contraste con el alto coste energético de la desalación, la regeneración es más sostenible.
–Nos tendremos que acostumbrar a que ambas tecnologías serán muy relevantes en los próximos años. Tenemos una gran capacidad de desalación en España después del Plan AGUA y utilizar esta capacidad instalada de manera racional será clave para afrontar la fragilidad del suministro convencional en un contexto de emergencia climática. Y seguramente se tendrá que pensar en alguna nueva infraestructura en algunos casos, como en el caso de Cataluña, con dos nuevas plantas. En paralelo, hay un gran potencial de reutilización directa e indirecta que se tiene que explorar.
–La cuestión energética es clave.
–Así es, y en términos generales la regeneración de agua es menos intensiva energéticamente que la desalación y más barata. En un contexto de emergencia climática tenemos que ser capaces de aprovechar estas tecnologías para dar distintos tipos de agua para distintos tipos de usos. Y de hecho, la osmosis inversa, la tecnología detrás de la desalación, puede ser usada tanto en plantas de regeneración para producir efluentes de una muy alta calidad como en plantas de potabilización como tratamiento adicional para las aguas superficiales o de acuíferos. Sin embargo también tenemos que gestionar la demanda de agua, repensando ciertos usos, y no caer en la trampa de pensar que estos recursos constituyen una fuente infinita de agua.