Mamá, quiero ser artista
Almodóvar ha tenido la visión de una sociedad sin crecimiento demográfico y crecientemente subvencionada
Pedro Almodóvar hizo una defensa del cine español en la ceremonia de los Goya, cuya base empírica –«el dinero que recibimos como anticipo lo devolvemos con creces a través de nuestros impuestos y la Seguridad Social»– nos debería llevar a todos a exigir que se nos subvencione por adelantado cualquier actividad por la que pagamos impuestos y cotizaciones sociales. Los periodistas deberíamos ser los primeros en esa fila.
El cine español recibe el doble de subvenciones de lo que factura en las taquillas. Según los últimos datos del Ministerio de Cultura, recaudó 80,8 millones de euros en 2023, mientras que se destinaron 167 millones al programa de cinematografía. Pero la taquilla, cuando el negocio de las salas de cine está cuestionado por diversas razones, no nos ofrece un panorama real de la industria. Aquí falta el dinero que invierten las plataformas, las cadenas de televisión, el valor del fondo de comercio del sector y que comprende la infraestructura física e intelectual que se ha desarrollado a lo largo de los años, por no hablar del ‘poder blando’ que representa el sector audiovisual donde los surcoreanos han mostrado maestría.
(Es curioso, pero de las películas más taquilleras de 2023 –’Campeonex’, ‘Ocho Apellidos Marroquís’y ‘Vacaciones de Verano’– apenas se habló en los Goya).
En España, algunos le encuentran sentido a lo que ha dicho Almodóvar: lo que importaría es dar pedales al margen de si estamos en una bicicleta estática o en una que nos traslada de un sitio a otro. Esto guarda cierto parentesco con las cosas que decía lord Keynes cuando sostenía que «era mejor hacer un agujero y volverlo a tapar que tener gente desocupada».
Al español que ha visto como su salario merma con las subidas de impuestos y de cotizaciones sociales, donde España está a la cabeza de las economías industrializadas según los últimos informes de la OCDE, la intervención del director manchego le habrá parecido una burla.
Pero cabe la posibilidad de que Almodóvar haya tenido una visión futurista de la fiscalidad en un planeta atrapado por el decrecimiento demográfico. En esas circunstancias, la idea de que te den un anticipo de lo que le vas a generar al erario no debería parecer una locura. La propuesta de desplazar las rentas de la jubilación a otro momento de la vida con el fin de romper el círculo vicioso que ha hundido la tasa de natalidad va en ese sentido.
Todo indica que el planteamiento del director manchego tiene más que ver con que se sintió aludido por unas declaraciones del vicepresidente de Castilla y León que con el futuro. Este quiso congraciarse con los agricultores y ganaderos que estaban ofendidos porque les llamaron ‘señoritos’. Y García-Gallardo dijo que señoritos eran los que cobraban subvenciones para hacer películas que nadie ve (bicicletas estáticas). El vicepresidente también dijo que «si el campo no produce, la ciudad no come», otra falacia para la que aquí me quedé sin espacio.