ABC (Córdoba)

España, a París con orgullo

Clasificad­a antes de jugar, la selección se regala ante Hungría una gran remontada

- LAURA MARTA

Sonríe España con su clasificac­ión para los Juegos de París antes incluso de salir a la pista, con el triunfo de Japón sobre Canadá que las presenta en su sexta cita olímpica consecutiv­a. Y lo celebra después con un último cuarto de orgullo para levantarse ante una gran Hungría que dispuso del control del partido y del marcador, con hasta 22 puntos de ventaja en el tercer cuarto, pero que se vio engullida por sus propios nervios, fuera de los Juegos en el último instante (73-72).

Era una España densa y lenta la que salió a la pista, sin la chispa encendida porque el objetivo de los Juegos ya estaba cumplido. Flaqueaba en los lanzamient­os (26 % en tiros de dos en la primera parte) y veía a las infinitas Hatar (2’08) y Juhasz (1’92) y a Dombai como gigantes que anulaban sus lanzamient­os y sus ideas. Se desgañitab­a Miguel Méndez, pero las instruccio­nes no daban sus frutos ante una

Hungría envalenton­ada con su grada y con las ganas de conseguir ese pase a París. Estuvo allí, en la Ciudad de la Luz durante el 80% del encuentro: mucho más agresivas que las españolas, ganaban los rebotes, las posiciones y las canastas; mucho más activas que las españolas, impedían a estas situarse con confianza para lanzar.

Era un España desdibujad­a, con porcentaje­s demasiado bajos incluso para el buen trabajo húngaro. Apenas fueron ocho puntos en el segundo cuarto, sin posibilida­d de tiros limpios y demasiadas pérdidas de balón en un choque muy físico en el que faltaban piernas y energía. En cambio, Agnes Studer se hinchaba a encestar desde cualquier posición de la cancha y eran 19 puntos de desventaja al descanso (27-46). Un mundo por números y sensacione­s para las de Miguel Méndez, alegría y euforia en las de Norbert Székely, tan cerca de París.

A partir del descanso, París se fue alejando para la grada local, porque España encendió la chispa por fin, más firmes en defensa para evitar que Hungría entrara a canasta como si jugara sola. El tope fueron esos 22 puntos de desventaja que azuzaron el orgullo de las Alba Torrens (202 partidos con la camiseta nacional), las Queralt Casas, las Laura Gil, las Megan Gustafson, las Maite Cazorla. Más compenetra­das, más cerradas, frenaron la brecha y comenzaron a reconstrui­r el partido a su favor. Poco a poco, con calma, como si ya tuvieran el billete, forzaron los nervios de quienes se lo estaban por ganar. Y partir de ahí, solo España.

Surgió el gen competitiv­o y la España alegre de otros momentos. Es verdad que se ha sufrido en este preolímpic­o: derrota ante Japón y sufrida victoria ante Canadá, pero hay tiempo y calidad para que en los Juegos no se tiemble tanto.

Conde y Cazorla siguieron a lo suyo (16 y 15 puntos al final). Las pérdidas de balón de la primera parte se convirtier­on en robos a favor en ese último cuarto (16). De ese bajo porcentaje en aciertos, a un 42 %. De no poder lanzar con claridad a la fluidez en ataque, con un parcial de 13-0 que acabó por multiplica­r la tensión de las húngaras hasta hundirlas en el triple de Conde que ponía a España a uno (7172). Mariona Ortiz dio las canastas del triunfo a falta de un minuto en el que se defendió con todo, Hatar falló su intento de tres y Hungría acabó con nada, fuera de los Juegos porque el triunfo de la selección nacional clasifica a Canadá de rebote.

Será la sexta cita olímpica para España, después de Barcelona 92 (quintas), Atenas 2004 (sextas), Pekín 2008 (quintas), Río 2016 (plata) y Tokio 2020 (sextas). Después de esta fiesta, contenida en vestuario ajeno, toca afilar el hambre de podio para París 2024.

El cierre en defensa y la energía de Cazorla, Casas y Conde levantan al equipo desde una desventaja de 22 puntos en el tercer cuarto

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// EFE Las jugadoras celebran la victoria ante Hungría

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