Los errores no forzados
El gobierno municipal estrelló este viernes contra la red una propuesta que él había sacado y que nadie le había solicitado: estudiar el cambio del escudo de Córdoba. Alguien del equipo rector del Ayuntamiento pidió al cronista oficial de la ciudad un informe sobre si sería necesario recuperar el emblema histórico: el del león y los castillos, que estuvo vigente desde el siglo XIII hasta los años ochenta, cuando se empezó a usar el actual, con la noria de la Albolafia —que tengamos los años de vida suficientes para verla recuperada—, el alminar y el Puente Romano. Esta última imagen era ya el sello de Córdoba en los documentos oficiales desde 1241.
La polémica saltó a la cancha —con las redes sociales no hay controversias menores y un político puede cosechar una fuerte derrota donde menos se lo espere—. Bastaron unas horas para que el alcalde, José María Bellido —una suerte de Federer de los despachos (un político elegante, alérgico a las polémicas; especialmente a las autogeneradas)—, ordenara a los suyos jugar a lo seguro: el escudo se queda como está.
Sorprende que en lo poco que va de 2024 es el segundo episodio en el que el gobierno local falla en el saque de una iniciativa. El 1 de febrero, renunció a 1,4 millones de fondos de la UE que logró para reformar el antiguo colegio Lucano y convertirlo en un centro de atención integral a personas sin hogar. Se topó con que casi todos los colectivos de la Fuensanta le devolvieron el proyecto, alegando que esa zona ya tiene equipamientos sociales suficientes que generan problemas de seguridad.
El equipo rector de Capitulares dio la actuación y los 1,4 millones que venían de Bruselas para ella por perdidos. Este equipamiento no se hará ni en la Fuensanta ni en otro punto, porque no había una alternativa de emplazamiento viable. Una pregunta surge sola: si el criterio de los representantes vecinales era el que iba a primar, ¿para qué se pidieron los fondos europeos antes de hablar con ellos y tener su visto bueno? Es una bola, y grande, que los responsables del Consistorio no lograron ni disputar. Esperemos que, como le pasa también a los buenos tenistas, estemos únicamente ante dos errores no forzados de los máximos responsables del Ayuntamiento.