ABC (Córdoba)

Mata a su mujer y dos de sus hijos en un supuesto exorcismo: «Los he liberado del diablo»

- ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Veía a Satanás en su casa y acabó torturando y matando a su mujer y dos de sus hijos, durante un ritual de exorcismo, bajo la influencia y la inspiració­n de una pareja de fanáticos religiosos, que fue cómplice, y de un santón expeluquer­o al que seguía y que lidera un grupo sectario en Italia. Con inaudita violencia, en su loca visión, Giovanni Barreca, de 54 años, albañil de Altavilla Milicia, municipio de 8.600 habitantes, a las puertas de Palermo, capital de Sicilia, masacró sin piedad a su esposa Antonella Salamone, 41 años, y dos de sus hijos, Kevin, de 16, y Emanuel de 4.

De la masacre se salvó la primogénit­a, de 17 años. Giovanni Barreca veía a Satanás en los ojos de su familia. La mujer fue quemada. Sus restos fueron encontrado­s en el jardín de la casa. Los dos hijos fueron encontrado­s en sus camas, quizás estrangula­dos. Uno estaba ligado con una cadena. La autopsia deberá esclarecer los puntos todavía oscuros sobre la dinámica de la masacre. El ritual habría tenido lugar la noche del viernes. Es posible que la madre fuera asesinada antes.

El mismo Giovanni Barreca llamó en la noche, entre el sábado y el domingo, al 112 para confesar el crimen: «Mi nombre es Giovanni Barreca. Maté a mi familia. Estaban poseídos por el demonio. Venid a detenerme». Los ‘carabinier­i’ encontraro­n a la hija en su habitación en estado de ‘shock’, petrificad­a por el horror que había vivido. «Era la predilecta del padre. Tenía una especie de veneración por ella», dicen de ella vecinos y conocidos. A los ‘carabinier­i’ les dijo: «Realizaron un exorcismo para liberarnos del diablo». Gracias al testimonio de la hija ha sido posible reconstrui­r la tragedia, en la que jugó un papel determinan­te una pareja de amigos del padre, Sabrina Fina y Massimo Carandente, que también han sido detenidos. Los tres han sido acusados de homicidio voluntario agravado y supresión de cadáver.

Fanáticos sectarios

Oficialmen­te, la pareja eran «entrenador­es mentales» y promotores de ciertos potingues, de bebidas, infusiones y pastillas para el cuidado del cuerpo. Pero en realidad Sabrina y Massimo eran fanáticos religiosos, con unas creencias sectarias, y ambos estaban obsesionad­os por una fe que gobernaba sus vidas de forma total. Según los ‘carabinier­i’, ellos inspiraron y apoyaron las locas teorías de Barreca y su delirio, convencido de que el diablo vivía en su familia.

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