El corazón de Saimir llega a Estrasburgo
Tras cuatro años de lucha, la familia del joven albanés, repatriado sin el órgano, logró que el corazón fuera trasladado a su país pero «por falta de medios» no han podido realizarle la prueba de ADN
La familia de Saimir Sula, un joven albanés fallecido en España en 2020 que fue repatriado a su país sin el corazón, esperaba que tras casi cuatro duros años de litigio judicial e institucional para esclarecer el caso, las autoridades balcánicas le ayudaran a «dar carpetazo» al conflicto. El pasado verano, tal y como avanzó este diario, una comisión de expertos de su país se desplazó a Barcelona para custodiar el corazón –supuestamente del joven– hasta su lugar natal con el fin de, atendiendo a la demanda de su hermana, Majlinda Sula, poder practicarle una prueba de ADN que certifique, por un lado, si el órgano es suyo, y también las causas que condujeron a Saimir a la muerte.
Majlinda sospecha que su hermano, que ingresó en el Hospital del Mar de Barcelona con un cuadro compatible con Covid en plena pandemia y falleció al día siguiente «sin determinarse con exactitud las causas del fallecimiento», murió como consecuencia de la «contención que le realizaron los agentes de seguridad del centro» al intentar frenarle cuando pretendía abandonar las instalaciones.
Según certifica la familia, representada por el letrado Carlos Sardinero, de la asociación El Defensor del Paciente, cuando el corazón llegó el pasado julio a Albania no pudieron realizarle la prueba de ADN por «falta de medios técnicos».
«Pesadilla de cuatro años»
«No han podido separar el corazón de la formalina, químico utilizado para la conservación de órganos y tejidos, porque no tienen medios para hacerlo», denuncia la hermana que solo quiere poner fin «a esta pesadilla de casi cuatro años». La familia ha pedido a las autoridades albanesas que envíen una muestra del corazón a otros laboratorios europeos abonando ellos el coste del procedimiento, pero el país balcánico se niega, «sin dar más explicaciones», apunta Majlinda. «No están facilitando las cosas», se queja. Ante este nuevo ‘portazo’ institucional, los familiares de Saimir han decidido trasladar el caso «y también el órgano» a Estrasburgo.
El letrado asegura a ABC que la familia ha encontrado laboratorios en Europa «capaces de realizar la prueba con garantías». En los próximos días la familia elevará el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos como última opción después de que el Tribunal Constitucional (TC) desestimara el recurso de amparo de la familia. El TC «no lo ha avalado, no porque no exista vulneración de derechos fundamentales, sino porque ésta no tiene trascendencia constitucional que es muy diferente», explica el abogado.
Saimir Sula, de 31 años, falleció el 9 de mayo de 2020 en Barcelona. Le llevaron al Hospital del Mar con fiebre y un cuadro compatible de Covid-19. Le realizaron un test de antígenos, salió negativo pero fue hospitalizado. A la mañana siguiente, el joven albanés quiso abandonar el hospital y, al impedírselo, sufrió una crisis de ansiedad, que los médicos relacionaron con su esquizofrenia diagnosticada. Para tranquilizarlo, le suministraron un antipsicótico, pero pese a ello tuvo que ser reducido por los agentes de seguridad del centro. En este trance, sufrió una parada respiratoria y murió. La familia de Saimir emprendió una cruzada para esclarecer las causas de su muerte.
Incongruencias del proceso
Al repatriar a Albania el cuerpo del joven, en 2020 vieron que le faltaba el corazón. Lo reclamaron insistentemente y el 27 de mayo de 2021 se les envió el informe hispatológico del supuesto órgano. Las fechas no coincidían. Según consta en el documento consultado por ABC, el análisis del corazón se inició el 22 de abril, 17 días antes de la muerte de Saimir. Las sospechas de la familia de que «había algo raro» en la muerte se incrementaron. ¿De quién era ese corazón?, ¿dónde está el de Saimir?. Y... ¿por qué no advirtieron a los familiares de que se repatriaba el cuerpo sin el órgano? Para esclarecer las circunstancias del deceso, Majlinda acudió a la Audiencia Provincial de Barcelona, que archivó la causa.
El juez consideró que no había pruebas de que la contención que se realizó al joven albanés le causara la muerte, y se negó también a realizar la prueba de ADN al corazón del joven, tal y como solicitaron los abogados de la familia. La autopsia reconoció, no obstante, que la contención pudo ser «causa intermedia» de la muerte. Las autoridades de Albania decidieron reactivar el proceso a través de la Fiscalía del Tribunal de Primera Instancia de Tirana y reclamaron respuestas al Gobierno español. Registraron también un procedimiento penal por un presunto delito de compraventa ilegal de órganos.