El exgerente del IMAE replica que hay un estructura antigua con «dolencias graves»
Carlos Aladro cree que ha habido un choque entre sus niveles de calidad y lo que había
Quería transformar el Instituto Municipal de las Artes Escénicas (IMAE) y ha encontrado resistencia. El gerente cesante de los teatros públicos de Córdoba, Carlos Aladro, dio ayer su versión sobre su destitución, apenas cinco meses después de llegar al cargo. Y lo hizo sin escatimar críticas a la plantilla, aunque sin nombrarla, y de manera indirecta a los responsables políticos.
Carlos Aladro explicó que lo sucedido tiene que ver con una confrontación entre los niveles de calidad que él exigía y lo que él podía encontrar en la estructura laboral del instituto. Allí halló poca colaboración, refirió.
«Si uno se confronta con una institución aquejada de determinadas dolencias, algunas de ellas muy graves, es difícil que ese tratamiento no sea doloroso», afirmó Carlos Aladro, que muchas veces había preguntado a los trabajadores si se quería mejorar y llegar a una mayor calidad. Parece que la respuesta no fue afirmativa, según su versión.
Encontró en el IMAE, dijo, «un nivel de resistencia directamente proporcional a la cantidad de años a que una institución no había elegido a un gerente de artes escénicas con experiencia nacional e internacional». No fue la única crítica implícita a la plantilla.
«Mis niveles de exigencia y estándares de calidad o mi visión estratégica correspondían a lo que considero que es un centro de artes escénicas de servicio público del siglo XXI», señaló el hasta ahora gerente del órgano municipal que ha buscado «transformarlo más allá de la ribera del Guadalquivir».
Y si fuera ha encontrado que se le ha recibido bien, entre los profesionales del teatro, dentro, ha encontrado resistencia. «Me ha resultado duro ver algunas cosas y hablar con algunas personas, y entender algunas dinámicas profundas y arraigadas en el tiempo», incidió.
El corazón de las tinieblas
Su paso por Córdoba ha sido «un viaje al corazón de las tinieblas», en paráfrasis de la obra de Conrad, y aunque puede comprender que podía no ser «el galeno justo» para realizar los trabajos de sanación del Instituto Municipal de las Artes Escénicas, no puede compartir la forma en que se ha hecho. La estructura del organismo que rige los teatros públicos es más propia «de los años 80» que del siglo XXI.
Sí quiso desmentir las palabras de la presidenta del IMAE y teniente de alcalde de Cultura, Isabel Albás, cuando este lunes afirmó que había pretendido hacer cambios que chocaban con la legalidad. En este tiempo no ha podido plantear decisiones de este tipo. «Me habré equivocado, pero mi propósito era certero. Que la ceguera de algunos no permita que nos perdamos todos en la oscuridad», aseveró.