Una mujer valiente
Hoy voy a tocar un tema que callarlo hace daño. No voy a detallar lo que ha pasado en la ciudad de Barbate, donde dos guardias civiles han sido asesinados cuando, cumpliendo su obligación de defendernos de los narcotraficantes, se vieron obligados a enfrentarse a ellos en desigualdad de condiciones. Son muchas las caras que tiene esta noticia y que merecen ser analizadas.
En primer lugar, España ha sido cicatera en darle las armas necesarias para que puedan hacer su trabajo con seguridad y garantía de éxito a quienes se juegan la vida por defendernos. Y digo España, porque estando en democracia, si el gobierno no hace lo que debe, el pueblo soberano debe obligarle a hacerlo. Nuestro silencio e indolencia nos hace cómplices de la muerte de esos dos españoles y del dolor infinito de sus parejas e hijos. En segundo lugar, como español he sentido vergüenza al ver como un grupo de hienas de dos patas animaban a los mafiosos para que arrollaran y mataran a quienes nos defienden y defienden a nuestros hijos y nietos. Y para taparle la boca a semejante jauría, no estaba en ese puerto ni la desmantelada unidad especial antidroga, ni suficientes compañeros de los agredidos. ¡Manda narices! En tercer lugar, siento rabia y asco al ver como aquellos a los que les pagamos para que dirijan España, prefieren mandar a Valladolid a miles de compañeros de los guardias civiles asesinados, para que controlen al pueblo español y no molesten a quienes festejaban unos premios de cine, acto al que el presidente del Gobierno asistía, convencido de que allí sí sería recibido entre aplausos y piropos. Por último, el ejemplo de la viuda de uno de los asesinados. Una mujer valiente que ha puesto su dignidad y la de su compañero y padre de sus hijos por encima de todo. Eso es algo que debe hacernos reflexionar a todos los españoles.
Decía Martín Luther King que «la indiferencia es el apoyo silencioso a favor de la injusticia». ¿Seguiremos indiferentes y callados mientras la injusticia hace nido en España?