La OTAN reivindica el arma nuclear ante la amenaza de Rusia
▶«Disponemos de un elemento de disuasión que ha proporcionado máximas garantías de seguridad durante décadas», dice Stoltenberg ▶Hoy se reúnen en Bruselas los ministros de Defensa de la Alianza
La emblemática primera ministra británica Margareth Thatcher tenía su propia fórmula para explicar por qué eran necesarias las armas nucleares durante la Guerra Fría: «Yo quiero una Europa libre de guerras y no creo que una Europa libre de armas nucleares nos lo asegure». La cuestión ha sido revisada periódicamente en el seno de la OTAN, la última vez en septiembre pasado cuando los aliados llegaron a la conclusión de que el papel disuasorio del arma nuclear frente a Rusia seguirá siendo necesario incluso cuando termine la guerra de Ucrania. Ayer le preguntaron al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, la víspera de una reunión de ministros de Defensa aliados, y explicó claramente que las armas nucleares siguen formando parte del núcleo de la doctrina de la Alianza. El debate que se abre en estos momentos en la Alianza es si las cosas seguirán así si se produce un cambio en la Casa Blanca con la vuelta de Donald Trump.
«Disponemos de un elemento de disuasión nuclear de la OTAN que ha proporcionado las máximas garantías de seguridad a los aliados durante décadas» –dijo Stoltenberg–, y este es el acuerdo que tenemos juntos en la OTAN, con procedimientos acordados para las doctrinas de mando y control que estamos ejerciendo juntos. Y, por supuesto, esta es la combinación de las armas nucleares estadounidenses en Europa, pero también de otros aliados que proporcionan los aviones, la infraestructura y el apoyo para poder garantizar que este elemento de disuasión nuclear sea funcional, operacional, seguro y confiable. Por tanto, se trata de un elemento de disuasión nuclear que funciona y debemos seguir garantizando que siga siendo seguro y fiable».
Socavar la credibilidad
Sin embargo, con la misma fuerza que recordaba la condición de potencia nuclear de Estados Unidos, el secretario general señaló que no es el único país que posee este tipo de armas. De modo que «parte de nuestra potencia de disuasión se debe, por supuesto, a que tenemos otros dos aliados con armas nucleares: el Reino Unido y Francia. Y creo que la cuestión es que ésta es la forma en que organizamos nuestra disuasión nuclear en la OTAN, y tampoco deberíamos hacer nada para socavar la credibilidad de todo eso», en referencia a las palabras del propio Trump en absoluta contradicción con el principio de defensa colectiva en el que se basa la OTAN.
La cuestión en la que se basan las amenazas de Trump, y que ya causó enormes fricciones diplomáticas cuando era presidente, es la crítica a los países europeos que mantienen sus presupuestos militares por debajo de los compromisos adoptados, mientras que Estados Unidos soporta el grueso del esfuerzo. Stoltenberg contestó diciendo que espera que este año 18 de los 31 aliados alcancen la meta prevista de gastos militares de invertir el 2% de sus respectivos PIB nacionales, dado que los países europeos miembros de la organización en su conjunto ya han llegado a ese objetivo por primera vez. De hecho, desde que ha empezado la guerra de Ucrania los europeos han aumentado en un 11%, «una cifra sin precedentes», sus presupuestos de defensa.
Pero ese aumento espectacular en relación a lo que ha sido la política de defensa de la UE en las últimas décadas, o incluso en el último medio siglo, no tiene tanto que ver con la ‘amenaza’ repetida de la vuelta de Trump al poder, sino a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, lo que se ha considerado como una amenaza directa para todos los europeos. La discusión en la OTAN es si una defensa europea más fuerte y autónoma sirve o no para mejorar las capacidades de la Alianza, y sin embargo para los europeos se trata directamente de prepararse para afrontar una amenaza real en su propia frontera.
El debate empezó con la idea de que algunos aliados quieren ofrecer a Ucrania una «garantía de seguridad» hasta que se produzca su ingreso en la OTAN cuando haya terminado la guerra y después de haber visto las debilidades de todo tipo en el aspecto de las armas y municiones convencionales, esa garantía solo la pueden dar el Reino Unido y Francia. Y dentro de la UE, solo Francia. Crear un mecanismo europeo autónomo de disuasión nuclear es, sin embargo, una opción todavía muy alejada de la realidad, a pesar de que precisamente es Francia el país que insiste en que los europeos necesitan una garantía de seguridad adicional a la OTAN, como se demostró durante los años en los que Trump estuvo en el poder.
Países más concernidos
Esta semana pasada se han reunido para hablar sobre ello el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro polaco, Donald Tusk. Los dos últimos representan a los países de entre los grandes que se sienten más concernidos por la amenaza rusa dentro de la UE. Sin embargo, los vecinos del sur, España o Italia, son menos partidarios si se comparan por ejemplo con los bálticos o los nórdicos, que son mucho más sensibles. Y eso sin tener en cuenta cómo se puede incluir a Turquía, miembro de la OTAN pero no de la UE, si Erdogan no detiene sus aventuras unilaterales en la región.
Pero los hechos son tozudos y las palabras de Thatcher pueden volver a ser recordadas si se tiene en cuenta que el pasado verano Putin anunció que Rusia había trasladado armas nucleares a Bielorrusia, un proceso que aparentemente ya se ha llevado a cabo puesto que en enero el régimen de Minsk anunció que va a aprobar una doctrina militar que, por primerta vez, prevea el uso de armas nucleares con el objetivo de «disuadir a Polonia de agredirnos».