El Tribunal de Apelación vuelve a condenar a Sarzoky por corrupción
▶ En el marco de la financiación de la victoriosa campaña presidencial de 2007
El Tribunal de Apelación (TdA) de París ha hundido definitivamente a Nicolas Sarkozy (69 años), presidente de la República entre 2007 y 2012, al confirmar de manera inapelable su condena a un año de cárcel. A la espera de otros procesos por presunta corrupción, Sarkozy podrá cumplir seis meses de condena con un brazalete electrónico para ser controlado por la Justicia en todo momento; además, podrá beneficiarse de otros seis meses de remisión de pena. Queda, sin embargo, la humillación histórica.
En primera instancia, el 1 de marzo del 2021, el Tribunal de París condenó a Sarkozy a tres años de cárcel. El expresidente decidió presentar un recurso suspensivo. En segunda instancia, el año pasado, la misma corte confirmó la primera sentencia, ligeramente rebajada: dos años de cárcel con remisión de pena y un año de prisión firme. A juicio del Tribunal, Sarkozy era culpable de «delitos graves»: «corrupción y abuso de bienes sociales», en el marco de la financiación de la campaña presidencial de 2007. No hubo apropiación de dinero público, pero, desde el punto de vista judicial, sí hubo corruptelas varias. Descontento con la sentencia, Sarkozy volvió a presentar un nuevo y definitivo recurso. El TdA parisino ha recortado un año la pena de cárcel, para confirmar la condena original.
Otros casos
Al margen de esta condena definitiva, el que fuera jefe de Estado de Francia tiene pendientes otros casos durante su mandato presidencial de cinco años. A principios de 2025 está previsto el juicio por la presunta financiación libia de la campaña presidencial de 2007. Los jueces de instrucción consideraron en su día que existían «fundadas sospechas» de que Muamar el Gadafi, el dictador libio –que murió linchado por su pueblo en octubre de 2011– financió parte de la campaña de Sarkozy, quien lo recibiría en el Elíseo con mucha pompa.
Sigue además la instrucción del caso de corrupción de Ziad Takieddine, el hombre de negocios franco-libanés de quién se sospecha que pudo ser intermediario entre Sarkozy y Gadafi. Los amigos del expresidente intentaron acallarlo con «promesas millonarias». Y también continúa la instrucción del caso de posible cobro de 500.000 euros de comisiones –¿ilegales?– que pudo pagar al expresidente un grupo ruso, Reso Garantia. La Justicia desea aclarar si Sarkozy se benefició de su condición de hombre de Estado para recibir una suma de esas condiciones por «meros consejos».
Nicolas Sarkozy ha estado implicado en otra media docena de escándalos, beneficiándose de sentencias clementes o absoluciones. Pero, en conjunto, los casos juzgados y por juzgar forman una tupida tela de araña que su esposa, Carla Bruni, no ha conseguido ‘limpiar’ de ninguna manera. Desde que comenzó la ‘saga fuga’ de los procesos, Bruni está muy presente en la imagen pública de la pareja. En vano.
La tarde del miércoles, Sarkozy apareció prudentemente solo al TdA, bronceado y sonriente. Tras la sentencia y confirmación de la condena, salió pitando sin hacer declaraciones, para volver a refugiarse en su suntuoso domicilio parisino, donde los fotógrafos son invitados a largarse por los policías que montan guardia a todas horas.
Devastador para la derecha
Más allá de su triste desventura, el caso Sarkozy tiene un alcance devastador para la derecha tradicional francesa, que un puesto tan capital tuvo en la historia del nacimiento y primeros cincuenta años de la historia de la V República. Tras su derrota en 2012 por François Hollande, las ‘cacerolas’ de Sarkozy complicaron profundamente el futuro de su partido, Los Republicanos (LR), cuyo candidato a la elección presidencial de 2017, François Fillon, su primer ministro, fue derrotado de manera humillante, hundido en sus escándalos propios.
Sin líderes históricos, LR iniciaron una larga e inconclusa marcha con destino desconocido. Según los últimos sondeos, el partido de Sarkozy apenas cuenta con un 8% de intención de voto en las elecciones europeas del próximo mes de junio, cuando Agrupación Nacional (extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, tiene entre 28 y 29% de intenciones de voto.
Humillación histórica, la familia política del General De Gaulle, el patriarca fundador de la V República, en 1958, ha sido convertida en un grupúsculo que intenta «sobrevivir» en un incierto lugar entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen. La condena de Sarkozy por corrupción agravará la incertidumbre de fondo.