El pabellón español en la Bienal de Venecia, un museo descolonizado
Sandra Gamarra presenta su proyecto ‘Pinacoteca migrante’, comisariado por Agustín Pérez Rubio
Si no fuera por que el proyecto de Sandra Gamarra (Lima, Perú, 1972) para el pabellón de España en la 60 Bienal de Venecia se eligió en abril de 2023, siete meses antes de que Ernest Urtasun fuera nombrado ministro de Cultura, habría quien hubiera visto una mano negra detrás. El director del Prado, Miguel Falomir, decía esta semana en Barcelona: «¿Descolonizar? No sé a que se refería el ministro». Nosotros tampoco. A falta de que nos lo explique, nos contentamos con las explicaciones de la artista hispano-peruana (primera no nacida en España que representará a nuestro país en la bienal veneciana, tiene las dos nacionalidades) y de Agustín Pérez Rubio, comisario escogido por Gamarra. Hasta ahora, lo habitual era que un jurado eligiera al comisario y éste a su vez al artista.
Para conocer a los integrantes de ese comité asesor que designó, entre las cinco propuestas invitadas, a Gamarra, debemos tirar de hemeroteca, pues en el dosier de prensa ha sido ‘cancelado’. Son: Nuria Enguita, Carlos Urroz, Bea Espejo, Cabello/Carceller, Blanca de la Torre; Elvira Dyangani Ose y Peio H. Riaño. El proyecto tiene un presupuesto de 400.000 euros, financiado a medias por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), del Ministerio de Asuntos Exteriores, y Acción Cultural Española (AC/E). De cara a la próxima edición, barajan aumentar el presupuesto, que «ha quedado desfasado».
Narrativas silenciadas
El pabellón de España en la Bienal de Venecia se convertirá durante siete meses (del 20 de abril al 24 de noviembre) en una ‘Pinacoteca migrante’, nombre con que ha sido bautizado el proyecto. El pabellón se vestirá de museo histórico de arte occidental, que muestra «las narrativas que han sido históricamente silenciadas» y asume asuntos como el racismo, la migración, las cuestiones de género... Su propuesta, subvertir la jerarquía hegemónica de Occidente: «Una institucionalidad más accesible, diversa, sostenible y democrática». «Es hora de mirar a otras culturas», advierte la artista, quien relató una anécdota: «Cuando llegué a España hice una visita al Museo de Antropología en busca de las pinturas de castas. No había ninguna. Estaban representados todos los continentes menos Europa. Al preguntar a un vigilante
de sala, me dijo sorprendido: «“Eso es historia, está en otros museos”».
Su pinacoteca imaginaria constará de cinco salas y un espacio central, ‘Jardín migrante’, al final del recorrido. Tres salas correspondientes a géneros tradicionales de la Historia del Arte (paisaje, bodegón y retrato) y dos gabinetes de ciencia, botánica o antropología acogerán un centenar de cuadros de las colecciones del Patrimonio español, desde el Imperio hasta la Ilustración, repartidos por todo el país. No serán los cuadros reales, sino las versiones realizadas por esta pintora, que deja muy claro que es «española, occidental». Deja claro que no es la visión de una artista latinoamericana, ni indígena. Los ‘tuneará’, cortando, enmascarando, enfocando detalles con collages, publicaciones de prensa, frases de pensadores, sociólogos, antropólogos, historiadores del arte... Entre los cuadros seleccionados, un bodegón de Zurbarán con un búcaro del MNAC («hay contención, parquedad, pero es un símbolo del poder»); un lienzo de Frans Hals del Thyssen con un esclavo negro, la Expedición Malaspina o facsímiles de las ilustraciones de la ‘Real Expedición Botánica al Reino de Nueva Granada’.
‘Tierra virgen’ abordará la ecología y la crisis climática; ‘Gabinete de la extinción’, el extractivismo en las expediciones botánicas; ‘Gabinete del racismo ilustrado’, cómo la antropología y la ciencia se usaron como herramientas de discrimación racial; ‘Máscaras mestizas’ (cómo se acepta o se margina en los retratos en función del género) y ‘Retablo de la naturaleza moribunda’ (cómo habitamos el mundo). En el jardín de esculturas se instalarán doce copias pintadas de monumentos que no están en España, pero «con un poder simbólico en la historia de las excolonias en América Latina, Filipinas y el norte de África». Cuando Gamarra habla de migrantes, no se refiere solo a personas; también a organismos vivos, materias primas o ‘plantas invasoras’, llamadas ‘malas hierbas’.
Pérez Rubio dice que este proyecto es un ejemplo de «la madurez de la sociedad española, muestra la pluralidad y la diversidad». Cree que el museo como escuela ha invisibilizado parte de la historia que nos han contado y que hemos visto el mundo sesgadamente a través de unas gafas de eurocentrismo. Se lamenta Gamarra de que la Historia del Arte «haya sido excluyente tanto en la forma como en el fondo». ¿Habrá críticas al proyecto? «Ojalá. El arte sigue siendo un espacio seguro donde podemos dialogar. No así en Perú, donde lo primero que se ataca directamente es el arte».
El enfoque del pabellón español está muy en la línea del propuesto por el comisario de esta 60 edición de la Bienal de Venecia, el brasileño Adriano Pedrosa, primer latinoamericano al frente de su Exposición Internacional. El lema elegido: ‘Extranjeros en todas partes’. Una edición que mirará al
sur global.