Los nuevos amos del cielo: la era de los drones en Ucrania
Tras la decepcionante contraofensiva lanzada el pasado verano, Kiev ha cambiado de estrategia, incorporando en el frente tecnologías avanzadas de aeronaves y vehículos no tripulados. Así trabaja este ejército de técnicos
Ocultos en la clandestinidad de una arboleda, Kotyc, Leo y Accord se preparan para ejecutar su misión contra una posición del Ejército ruso en el frente de Marinka, al este de Ucrania. Forman parte de una unidad de élite de drones del Ejército ucraniano, específicamente del 14º Regimiento de las Fuerzas Armadas Ucranianas, conocido por ser uno de los referentes en vehículos no tripulados en combate.
Kotyc, Leo y Accord no son novatos. Antes de ser asignados a la Brigada 14, combatieron en posiciones de infantería desde el inicio de la invasión rusa. Trabajan en silencio y con la precisión de un reloj; cada uno sabe lo que tiene que hacer. Kotyc se sienta en un hueco entre arbustos mientras se ajusta las gafas de su dron FPV kamikaze cargado de explosivos. Accord ya ha terminado de ocultar entre las ramas la antena analógica que guía a la aeronave y ajusta, con la tranquilidad que da la experiencia, el explosivo que lleva el dron. El sonido de un dron en ascenso, pilotado por Accord, el piloto espía y garantía de seguridad para los otros dos miembros del equipo, marca el inicio de la operación de combate. Están a más de 10 kilómetros de la línea de contacto, pero desde la aparición de los drones FPV en el campo de batalla, nadie está a salvo a menos que se encuentre a más de 25 kilómetros del enemigo. Solo se escuchan las órdenes precisas de Accord, el ingeniero que corrige continuamente las coordenadas de Kotyc para mantenerlo en un corredor seguro de las medidas antidrones de las posiciones rusas.
Sin aspavientos y con una emoción contenida, Kotyc grita: «¡Objetivo alcanzado!». Leo, el piloto del dron espía, confirma el éxito de la misión y ordena a su dron volver al punto de despegue. Todo sucede nuevamente muy rápido. En menos de tres minutos, los tres componentes del equipo de élite de la Brigada 14 caminan clandestinamente y ocultos entre la arboleda hacia el punto donde escondieron su coche. «Toca salir cuanto antes; al igual que nosotros vemos todo lo que hacen los rusos, ellos también ven todo lo que nosotros hacemos y seguro que quieren cazarnos», afirma Accord, el ingeniero del equipo.
Replantear el enfoque
En el frente actual en Ucrania, la incorporación de tecnologías avanzadas y de aeronaves y vehículos no tripulados es ya una realidad. La contraofensiva ucraniana lanzada en junio contra las fuerzas rusas fracasó, marcando un decepcionante revés en los esfuerzos de Kiev por cambiar el curso del conflicto. Los ambiciosos objetivos de recuperar territorios y desafiar las fortalezas rusas se quedaron cortos.
En respuesta a este escenario, Ucrania ha tenido que replantear y adaptar su enfoque militar, poniendo énfasis en la innovación tecnológica y la adaptabilidad en el campo de batalla para enfrentar a un enemigo superior en número y medios, y así equilibrar las fuerzas entre ambos ejércitos.
En la oscuridad de un búnker, un pequeño ejército de técnicos de drones termina de ensamblar el último cargamento de aparatos FPV que ha recibido la unidad de drones de la respetada Brigada 12 de Asalto Azov de la Guardia Nacional Ucraniana. «¿Has visto esta preciosidad?», pregunta Dyma, uno de los soldados de esta unidad, mientras manipula un compo
nente de un dron FPV. La escena en el interior del búnker podría describirse como una mezcla de sala de videojuegos, repleta de todo tipo de objetos de deseo de cualquier ingeniero ‘friki’, acondicionada para la manipulación de cualquier tipo de vehículo no tripulado existente en el mercado.
Sin embargo, esta primera impresión no debe llevar al engaño, ya que gracias a salas como esta, de donde salen cada día cientos de drones adaptados para su uso militar en la guerra, las tropas ucranianas han logrado ralentizar el avance del Ejército ruso en su nueva contraofensiva.
Pulso desigual
«La diferencia es que nosotros lanzamos cada día miles de pequeños drones FPV a las tropas rusas y, mientras tanto, los rusos nos lanzan desde aviones de combate tripulados cientos de poderosas bombas que cuestan miles de dólares», dice Dyma con cierta sorna. «Los rusos también han aprendido a usar drones, tienen más recursos y aprenden rápido; sin embargo, nosotros tenemos que improvisar y seguir descubriendo nuevas formas de hacerles daño, porque de ello depende nuestra supervivencia y eso nos da una ligera ventaja», asegura Dyma mientras termina de ajustar una última pieza del dron que está manipulando.
No muy lejos del búnker, en otra localización
subterránea, se encuentra el centro de mando de la unidad. Una pantalla gigante domina la sala, en ella se proyectan las imágenes en directo grabadas por seis drones. «Todavía no les derribemos el dron, quiero saber qué es lo que buscan», ordena Fonarik, nombre de guerra del comandante de la unidad de drones de la Brigada 12 de Asalto Azov de la Guardia Nacional Ucraniana, a su segundo, Volodímir, mientras observa una de las imágenes de un dron ruso cuya señal ha sido ‘hackeada’ por sus hombres. Fonarik, de constitución delgada y con aspecto de ingeniero, es una figura clave dentro de las nuevas estrategias de combate de la brigada. «Los avances que nos han traído los vehículos no tripulados han marcado un antes y un después dentro del escenario de operaciones. Los drones trabajan 24 horas al día, todos los días de la semana. No necesitan descansar y nos ofrecen una visión en tiempo real de la guerra», nos cuenta.
Ahora, una gran parte de la lucha en este conflicto se lleva a cabo entre ordenadores y contraofensivas electrónicas que buscan cegar al enemigo y ofrecer así una ventaja operacional tecnológica. «Los rusos han avanzado mucho en el uso de drones y, además, tienen más recursos. Sin embargo, nosotros aún estamos un paso por delante en el uso de los vehículos no tripulados y su posible aplicación militar», asegura.
Además de los drones FPV, en la guerra de Ucrania son protagonistas también otros tipos de drones de origen comercial, al igual que los nuevos prototipos ya operativos que han sido producidos a lo largo de los últimos meses por la industria tecnológica ucraniana en tiempo récord. Las dudas sobre el futuro apoyo militar de Estados Unidos a Ucrania, con la hipotética llegada de nuevo a la Casa Blanca de Donald Trump, al igual que la cuestionable capacidad de Europa para seguir suministrando munición y armas a Ucrania, ha obligado a este país a buscar soluciones alternativas internas para sobrevivir a la amenaza rusa.
Gran parte de la lucha se lleva a cabo ahora entre ordenadores. El interior del búnker parece una sala de videojuegos