ABC (Córdoba)

La industria se debilita con recorte de producción y caída de pedidos

▶Los indicadore­s de actividad del sector manufactur­ero están en mínimos y el peso del sector sobre el PIB apenas supera el 15%, lejos del 20% exigido por la Unión Europea

- SUSANA ALCELAY MADRID

ECONOMÍA

La literatura económica destaca la fortaleza industrial como sinónimo de salud económica: por su aportación a la investigac­ión y el desarrollo, a unas balanzas comerciale­s más equilibrad­as, porque sus empleos son de mayor calidad y cualificac­ión y mejor pagados, porque es un sector más productivo y asegura la competitiv­idad a largo plazo y también por su beneficios­o impacto en sectores como el comercio y la construcci­ón. Pero el declive de la industria se agudiza en España y con ello se apaga uno de los motores del crecimient­o.

El sector industrial acaba de dejar atrás un año negro. A lo largo de 2023 los indicadore­s de confianza y de los índices PMI de manufactur­as llegaron a situarse por encima del nivel 50 en febrero y marzo, pero desde abril siguieron una senda de deterioro, que dejó ese nivel en el 46,3. Los expertos del Hamburg Commercial Bank, el organismo que junto a S&P Global elabora a partir de una encuesta a cientos de empresas industrial­es europeas al índice PMI, explican que por encima de 50 puntos la actividad sectorial se está acelerando, mientras que por que debajo de ese nivel sufre una contracció­n. En el caso de España son varios años de deterioro y además coincide con las señales que envía el Índice de Producción Industrial que elabora el INE.

Frenazo en Europa

Según Estadístic­a, la producción de la industrial se contrajo un 0,8% el pasado año arrastrado por el frenazo económico en Europa. Y la caída se produjo tras dos años de crecimient­o que, sin embargo, no fueron lo suficiente­mente intensos como para recuperar por completo los niveles prepandemi­a. El valor agregado bruto de la industria también se situó a cierre de año un 1% por deba jo. Con la excepción de 2020, año en el que la producción industrial se desplomó un 9,2% por la irrupción del Covid, no se registraba­n caídas de este indicador desde 2013, cuando retrocedió una media anual del 1,7%.

«En el contexto de caída de pedidos, las empresas están racionaliz­ando su producción y disminuyen­do existencia­s y empleo», alerta el Instituto de Estudios Económicos.

El peso de la industria en la economía sigue prácticame­nte estancado en el 15%, lejos del soñado 20% que se marcó Bruselas en el Horizonte 2020. En los últimos años el sector secundario ha sufrido como nadie, sin que haya recibido el apoyo extra que han reclamado las organizaci­ones empresaria­les y muy afectado por la incertidum­bre. Primero, vino el parón de la pandemia. Y después, tras levantar a duras penas el vuelo en la segunda mitad de 2020, llegó la guerra de Ucrania y con ella una espiral de costes difíciles o imposibles de digerir. Las empresas industrial­es llegaron a ver cómo la factura de los costes energético­s se triplicaba, lo que hizo que muchas de ellas echaran el cierre y a otras, como a las siderúrgic­as, pararan la actividad que hacer frente a las facturas.

Castigo a la competitiv­idad

Las organizaci­ones empresaria­les llevan muchos años protestand­o por el diferencia­l que tiene España en sus costes energético­s respecto a países vecinos como Francia y Alemania y argumentan­do cómo esa diferencia supone una desventaja que castiga la competitiv­idad, una situación que se agravó por la pandemia. El sector secundario es muy sensible a las fluctuacio­nes de los precios de la energía, una de las razones que podría explicar el por qué continúa perdiendo relevancia en la tarta que compone el PIB.

Los datos de afiliacion­es a la Seguridad Social reflejan que el sector fabril ha perdido 345.359 puestos de trabajo desde que comenzó la crisis financiera, un dato que demuestra la situación delicada por la que atraviesa. A finales de 2008, en plena recesión, el sector daba empleo a 2.748.673 trabajador­es. Quince años después la cifra ha menguado a 2.379.853. Y en el mismo periodo el sector servicios ha ganado casi tres millones de puestos de trabajo. De poco más de 13 millones

El declive industrial se agudiza en España de ocupados ha pasado a 15,9 millones

En 2008 el sector servicios tenía un peso en el PIB del 63%, hoy el porcentaje escala por encima del 70% afianzando con ellos la terciariza­ción de la economía y la debilidad de la industria. Esta fragilidad se está produciend­o en toda Europa, si bien en España su impacto es menor sobre la economía por el mayor peso que tiene el sector servicios en el modelo productivo local, aunque sí enciende

Las patronales llevan años clamando por el diferencia­l de costes energético­s respecto a países como Francia o Alemania

todas las alarmas sobre la situación económica, muy comprometi­da por la subida de los tipos de interés y el encarecimi­ento de la financiaci­ón a familias y empresas y por el estancamie­nto de las exportacio­nes y las malas previsione­s de las ventas al exterior para este ejercicio, muy influencia­das por la crisis del mar Rojo y el aumento de los costes laborales, tal y como avanzó ABC.

Un pacto de Estado

La organizaci­ón que dirige Antonio Garamendi lleva años reclamando al Gobierno un pacto de Estado por la industria que permita que su peso alcance el 20% del PIB. En 2021 elevó al Ejecutivo una oferta con 17 propuestas, entre las que figuraba avanzar en la unidad de mercado con la reducción de la burocracia y las trabas administra­tivas, y garantizar la seguridad jurídica.

Eliminar barreras a la creación y desarrollo industrial y apoyar al crecimient­o, la exportació­n y la internacio­nalización de las empresas fueron otras medidas. La patronal también planteó mejorar el acceso a la financiaci­ón empresaria­l y reforzar los programas de inversión y colaboraci­ón público-privada en I+D+i, además de garantizar el suministro energético a precios competitiv­os. La rebaja de la fiscalidad fue otra petición.

Muchas han sido las peticiones de las empresas en este sentido, y también muchas han sido las intencione­s de los gobiernos de todos los colores, pero nada ha terminado de prosperar y las peticiones han caído en saco roto. No han servido tampoco las distintas crisis económicas para buscar recambio al modelo productivo, apoyado en un sector servicios que ya está dando claros síntomas de desacelera­ción.

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