El héroe silencioso del campeón
No hay quien pare al Real Madrid en la campaña 2023-24, autoritarios y casi imbatibles los blancos tras cinco meses de competición. Después de proclamarse supercampeones de España el 18 de septiembre, los pupilos de Chus Mateo se han adueñado de la senda del campeón, líderes en ACB y en Euroliga y solo siete derrotas (tres nacionales y cuatro continentales) en los 53 partidos disputados hasta la fecha. Un gran hacer que les permitió conquistar el pasado domingo la Copa del Rey número 28 de toda su historia, después de vencer al mejor Barcelona en la final del Martín Carpena de Málaga.
Tenían muchas cuentas pendientes los madridistas con el torneo, sepultados en las últimas cuatro finales disputadas contra los azulgranas (2018, 2019, 2021 y 2022) y sin llevarse el trofeo a casa desde 2020. Es por eso que la fiesta fue total en las entrañas del recinto andaluz. Ríos de champán, Florentino Pérez felicitando en persona a todos y cada uno de los jugadores, ‘Los toros en la Wii’ de Love of Lesbian, himno oficial de la victoria en el vestuario blanco, sonando a todo trapo... Y en medio del ruido, Gabi Deck, el héroe silencioso del campeón.
Sin separarse de su novia Tamara, con la que comparte vida desde 2019, y del resto de su familia, el alero posó encantado ante los focos aunque, como es habitual, sin excederse en la gesticulación, pose seria y poco expresiva tanto dentro como fuera de la cancha. Salió rápido de la ducha, se hizo las fotos protocolarias y se subió al vuelo chárter justo al resto de compañeros con destino a la capital. Pero, a diferencia de sus homólogos españoles, nada más aterrizar, se fue directo a Argentina junto con Campazzo para disputar las ventanas FIBA, razón por la que ayer no estuvo presente en el homenaje al equipo del Ayuntamiento de Madrid con Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida.
Pese a que a veces pueda parecer un fantasma en los desplazamientos del Real Madrid, nadie en el vestuario duda del liderazgo de ‘El tortuga’ (el mote le viene porque de pequeño, incluso en la noche argentina más calurosa, se tapaba hasta arriba dejando solo la cabeza fuera). Como aseguran desde el vestuario blanco, junto con Campazzo forma un tándem muy respetado. Uno habla y el otro impone con su percha, tatuajes y frío rostro. Además, sus aguerridas actuaciones en la cancha (13 puntos en la final de Copa contra el Barça, por ejemplo), le han dado un peso en el vestuario que pocos hubiesen imaginado cuando volvió de la NBA en 2022.
Lágrimas en Kauna
Eso sí, todo el fuego que desprende de corto desaparece en las horas previas a los partidos, momentos en los que Deck se enfrasca en la otra gran pasión de su vida junto con el baloncesto, los caballos. Es habitual verle antes de salir a calentar con el móvil en mano y mirando fotos de diferentes razas o leyendo artículos sobre la crianza de las mismas, información que más tarde utiliza para ampliar la colección de equinos que tiene en Argentina. Unos hábitos extraños en un jugador profesional que, en tantos años en la élite, solo ha tenido un momento de flaqueza emocional. Como narran desde el vestuario, el lugar en el que más se abrió Deck fue tras la Final Four de Kaunas del pasado mayo, donde el Madrid conquistó su decimoprimera Copa de Europa. Allí, en Lituania, Deck no pudo jugar tras lesionarse en el cuarto partido de los playoffs ante el Partizan. Además, había sido sancionado por la pelea del segundo duelo. Por eso, cuando le entregaron la copa, se puso a llorar de manera incontrolable.