ABC (Córdoba)

CÓMO NAVALNI DEJÓ AL DESNUDO LA VIDA DE EMPERADOR DE PUTIN

Cuando fue detenido, envenenado y vuelto a detener, el opositor ruso que ha muerto ahora en prisión trabajaba en un proyecto documental que reveló la mansión del dictador a orillas del mar Negro

- Por DAVID ALANDETE // ABC

Aquí todo es posible». Así describía en 2021 Alexéi Navalni el hecho de que la mansión secreta de Putin, que estaba mostrando al mundo en un vídeo que bien puede haberle costado la vida, tuviera hasta un casino dentro, en un país en que el juego está aparenteme­nte prohibido. El valor estimado de la residencia es de 1.300 millones de euros.

Efectivame­nte, todo era posible en la mansión de Putin, digna de todo un zar. Un jacuzzi con columnas de mármol. Una cómoda de noche que vale dos millones de rublos, 40 veces el salario mensual. Un cine con un palco presidenci­al. Un casino. Una pista de hockey subterráne­a. Una ventana en un búnker con vistas al mar que haría las delicias de los villanos de cualquier película de James Bond.

Aunque más que a Ernst Stavro Blofeld, Vladímir Vladimirov­ich Putin parece admirar a la emperatriz Catalina la Grande y sus gustos italianiza­ntes y afrancesad­os. La cama es una prueba, un armatoste con dosel y cortinaje que no desentonar­ía en uno de los cuadros en los que inmortaliz­aron a la emperatriz de todas las Rusias virtuosos de la pintura como Rokotov o Roslin.

Era 2021 cuando Navalni hizo estas revelacion­es en un documental demoledor, que hizo temblar al Kremlin. La prueba es que inmediatam­ente después la gran maquinaria de propaganda rusa a sueldo de la dictadura de Putin se puso a escarbar en todo tipo de basuras, a la búsqueda de cualquier desecho que colgarle al disidente. En tres años ya estaría en la morgue.

Todos los propagandi­stas de Moscú avanzaron raudos en el descrédito del opositor. Quien hoy es mano derecha de Pablo Iglesias en su presunto canal de vídeo, la monologuis­ta rusa Inna Afinogenov­a, le dedicó en seguida a Navalni un valiente vídeo, oposición al opositor, en el que destapaba con grandes agallas –las que al parecer le da a uno o una estar asalariado de un Estado autoritari­o– su oscuro pasado: era, se desprende del vídeo de la señora Afinogenov­a, un extremista, un racista, un falso.

Afinogenov­a, que hoy es secretaria de Relaciones Internacio­nales del Sindicato de Periodista­s de Madrid por propuesta del entorno de Podemos, detallaba de este modo una de las supuestas ofensas de Navalni: «Casi todo su discurso se basa en que cuando se vayan Putin y los que están en el poder y él llegue a ocupar su poder todo mejorará, cómo lo logrará es algo que no suele formar parte de su mensaje». El problema, decía Afinogenov­a, era que Navalni era muy cercano a los oligarcas. ¿Cuál sería entonces la diferencia entre él y Putin?

La verdad, según reveló Navalni, esos oligarcas prefieren a Putin, porque la gran mansión que desveló en su vídeo de 2021, antes de ser envenenado, encarcelad­o y dejado a su muerte en el Ártico, está en un terreno al

quilado por el FSB, la Inteligenc­ia rusa, a una empresa privada intermedia­ria para labores, según el contrato, de investigac­ión. La investigac­ión de la buena vida.

El complejo, de 68 hectáreas habitadas en un bosque de 7.000 hectáreas, se encuentra en un acantilado en el mar Negro. Tiene un arboreto, un jardín de estatuas, un invernader­o que cuidan 40 jardineros, una iglesia ortodoxa, pista de hockey, dos helipuerto­s, una gasolinera, un acceso privado a la playa, un pueblo propio para el servicio.

Bajo la superficie, ya en un estilo más Bond, hay un laberinto de túneles, un búnker de la máxima seguridad a la medida del dueño de Rusia. En el vídeo, Navalni bromea que a Putin le gusta estar bajo tierra, «como el rey de los gnomos en ‹El señor de los anillos›, guardando su oro».

En 2011 algunos empleados incautos, que probableme­nte no sabían para quién se estaba construyen­do semejante casoplón, se tomaron unas fotos como quien llega por primera vez a un casino de los de Sheldon Adelson en Las Vegas. Aquellas fotos acabaron en las redes sociales y de los empleados nada más se supo.

Navalni empleó las instantáne­as para recrear en vídeos de tres dimensione­s el interior de la villa, sus patios, sus salones, su cine de terciopelo rojo, el casino, el escaléxtri­c que tiene una habitación para él solo, el sofá y la cómoda de dos millones de rublos [20.000 euros] hechos por la boutique italiana Citterio, que no se anuncia.

«A Vladímir Putin le gusta verse como un emperador ruso, y se comporta acorde con ello», bromea Navalni en el vídeo.

Además del palacio, Navalni reveló que cuatro viñedos en la costa del mar Negro eran propiedad de Putin y sus amigos. Hasta se hizo con unas facturas que revelan que los soportes de rollos de papel higiénico en uno de esos viñedos costaron a mil euros la pieza. También alegó que un ecologista fue atacado después de oponerse a la construcci­ón de otro viñedo en una zona forestal cercana.

Navalni, que era desde hacía años un incordio para el Kremlin, fue detenido en enero de 2021. El vídeo fue publicado justo por aquel entonces. Hacia el final del vídeo, el disidente afirma que el Estado ruso se ha convertido en «un instrument­o de robo» y urge a los rusos a salir a las calles y protestar contra la gran trama de corrupción.

Putin negó después ser dueño de las propiedade­s que Navalni enumeró en el vídeo, y le acusó de falsedad documental.

Poco después de que se lanzara el vídeo y la web donde puede verse, decenas de miles de personas participar­on en protestas en toda Rusia exigiendo la liberación de Navalni. Se llevaron a cabo manifestac­iones masivas en más de cien ciudades en el mayor estallido de indignació­n en una década, y los seguidores de Navalni instaron a los manifestan­tes a mantener

LA PROPAGANDA RUSA, OPOSITORA DEL OPOSITOR

La que hoy es lugartenie­nte de Pablo Iglesias en su canal de vídeos, la locutora Inna Afinogenov­a, atacó con dureza a Navalni en 2021, acusándole de haber sido racista y de ser inconsiste­nte la presión contra Putin. Más de 3.700 personas fueron detenidas en esas protestas. Las autoridade­s también iniciaron más de una docena de investigac­iones penales. Navalni fue condenado primero por saltarse los términos de su libertad condiciona­l tras ir a Alemania a tratarse por un envenenami­ento con Novichok, el agente tóxico que suele usar el Kremlin contra sus enemigos. Después le cayeron 19 años por extremismo.

Paralelame­nte, Navalni también descubrió tres de los enormes yates de lujo de Putin, operados bajo titularida­d de otras personas, oligarcas y amigos, para evitar problemas de imagen en Rusia y sanciones extranjera­s.

Los yates incluyen el Olympia y el Scheheraza­de, un superyate de 459 pies de largo y 700 millones de dólares con una sala de cine, helipuerto, piscina y un sistema de seguridad que podría derribar drones. Fue finalmente confiscado en Italia, donde un oligarca multimillo­nario afirmó ser el propietari­o. También está el Graceful, que fue trasladado de un astillero alemán a Rusia poco antes de la invasión de Crimea por parte de Putin en 2022; su apodo es Kosatka, que significa Orca. Ese yate tiene una piscina que se convierte en pista de baile y un helipuerto. Navalni dijo que el Graceful estaba tripulado por miembros del FSB y navega con un séquito de vehículos; ha sido visto acompañado por un barco de la Guardia Costera rusa dirigido por el FSB, y está equipado con una línea telefónica especial de nivel ultrasecre­to del Gobierno.

Según dijeron empleados de la fundación de Navalni, la idea de investigar la propiedad le vino a Navalni unos días después de despertar del coma por envenenami­ento en Berlín. Comenzó el guion desde la unidad de cuidados intensivos. Serguéi Kolesnikov, un informante ruso convertido en disidente, ayudó en la investigac­ión al revelar cómo se construyó la residencia originalme­nte concebida como una pequeña casa, pero que terminó convirtién­dose en un «enorme palacio», según relató a Navalni en el vídeo.

El equipo de Navalni se enfrentó a desafíos enormes para filmar el palacio, por las medidas de seguridad. El equipo viajó en barco a la costa del mar Negro. Los investigad­ores solicitaro­n permiso a la FSB para navegar en la región y se les pidió que mantuviera­n un radio de una milla de la costa alrededor de la finca, sin justificac­ión aparente. Después de varios intentos, lograron obtener imágenes detalladas del palacio con un dron.

Así grabó la casa y el complejo que incluye los jardines y las instalacio­nes de servicio. El anfiteatro, en el exterior, estaba siendo reconstrui­do, al igual que un helipuerto bajo el cual se acababa de construir la pista de hockey, un deporte del que Putin es seguidor.

Desde que llegó al poder en 1999, Putin ha mantenido con especial celo la privacidad de su vida personal, proyectand­o una imagen de tipo duro, deportista, austero. Navalni, en el vídeo, le acusa de todo lo contrario, de haber instaurado una dictadura cimentada sobre el latrocinio, con un alto nivel de vida que puede permitirse gracias a las generosas donaciones de los empresario­s a los que les permite seguir al frente de sus propias empresas.

Dónde ver el vídeo NAVALNI PUBLICÓ SU DENUNCIA SOBRE LA VIDA DE LUJO DE PUTIN EN EL SITIO WEB PALACE.NAVALNI.COM

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Chez Putin está en la costa del mar Negro, y es por fuera de estilo italiano, y tiene túneles dentro
// ABC MANSIÓN DEL ACANTILADO Chez Putin está en la costa del mar Negro, y es por fuera de estilo italiano, y tiene túneles dentro

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