Los bebés ‘especiales’ de la prehistoria
▶Una nueva investigación sugiere que a los niños con síndrome de Down nacidos en la Edad del Hierro ya se les trataba con aprecio
Un equipo internacional que ha analizado el genoma de cerca de 10.000 individuos antiguos en busca de trastornos cromosómicos ha identificado tres casos de síndrome de Down y uno de síndrome de Edwards, el primero en población arqueológica, en los yacimientos navarros de Alto de la Cruz y Las Eretas (primera Edad del Hierro, hace entre 2.800 y 2.500 años). Además, los científicos han encontrado otros dos casos de Down en Grecia y Bulgaria (edad del bronce, hace entre 4.700 y 3.300 años).
Todos ellos eran bebés que murieron por causas naturales. Solo el de Grecia superó el año de vida. Y todos, de forma excepcional, recibieron sepultura en el interior de las casas en vez de hacerlo en las necrópolis. Además, algunos llevaban un cuidado ajuar funerario. Estas atenciones sugieren, según los autores, que las sociedades prehistóricas apreciaban a estos niños y los consideraban ‘especiales’.
Los individuos con trisomía cromosómica llevan tres copias de un cromosoma en sus células en lugar de las dos habituales. La trisomía 21 causa el síndrome de Down, que afecta a uno de cada 1.000 nacimientos. La 18 produce el de Edwards, más raro y severo. Hasta ahora, se habían documentado unos pocos casos de síndrome de Down en individuos prehistóricos. El más antiguo (Neolítico, hace unos 5.000 años) se descubrió en Irlanda y ahora ha podido ser confirmado por el nuevo estudio. No se conocen más porque el ADN antiguo llega muy fragmentado y es muy difícil identificarlos.
Sin embargo, el nuevo trabajo, liderado por el Instituto de Antropología Evolutiva del Max Planck en Leipzig (Alemania) y en el que han participado
la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la de Alicante (UA) y la Pública de Navarra (UPNA), desarrolla un método de cribado genético que busca estas trisomías en muestras de ADN antiguo con mayor eficacia. Se dio a conocer ayer en ‘Nature Communications’.
El número de casos en Navarra puede parecer llamativo, pero «no significa que allí nacieran más personas con síndrome de Down, sino que hemos dado con una aguja en un pajar», afirma Roberto Risch, profesor de Prehistoria en la Autónoma de Barcelona y coautor del estudio. Se trata de dos varones y una niña con trisomía 21 y otra bebé con trisomía 18.
Un ritual enigmático
«En la primera edad del hierro, entre los años 800 y 400 a. C., se practicaba un ritual funerario que resultaba enigmático: mientras que la mayor parte de la población era incinerada en necrópolis fuera de los poblados, algunos pequeños en edad perinatal eran enterrados en casa», explica el investigador. «Creemos que les otorgaban un trato diferente porque tenían algún rasgo especial que la comunidad percibía como de gran valor», añade. El análisis de ADN mostró que esos son los casos con síndrome de Down y Edwards.
Los niños de Grecia y Bulgaria llevaban ajuares funerarios, pero sobresale un bebé de Alto de la Cruz, enterrado en una especie de santuario muy decorado, con anillos de bronce, una concha del Mediterráneo y rodeado de ovejas y cabras, «una sepultura muy distinguida que incide en cómo la valoraban».
«Les otorgaban un trato diferente porque tenían algún rasgo especial que la comunidad percibía como de gran valor»