ABC (Córdoba)

Señor Lobo

- JUANMA RODRÍGUEZ

Tip y Tap me miran como siempre sonrientes mientras me aventuro a escribir sobre un compatriot­a suyo. Son las mascotas jubiladas del Mundial del 74 y cuando me las trajo mi padre desde Alemania tenían 9 años. Hoy, y a punto de cumplir los 58, estos dos hermanos, uno alto y rubio, el otro pequeñito y moreno, miran hacia atrás con cierta nostalgia porque para ‘Die Mannschaft’ cualquier tiempo pasado fue distinto tirando a mucho mejor. Hasta Lineker, autor del célebre adagio que dice eso de que «el fútbol lo inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania», tuvo que hacer una versión actualizad­a: «El fútbol es un juego sencillo, 22 hombres persiguen un balón durante 90 minutos y, al final, los alemanes no siempre ganan». Generoso Gary porque lo cierto es que ahora los alemanes no ganan casi nunca.

Y aquí es donde entra en acción nuestro protagonis­ta de hoy, el señor Toni Kroos, Antonio. Yo, lo confieso, de mayor quiero ser como Kroos, quiero ser como Antonio, quiero que se me caigan las Champions de los bolsillos mientras voy caminando por Concha Espina y no darme cuenta, quiero jugar al fútbol como si Sean O’Pry estuviera paseando lo último de Calvin Klein por la London Fashion Week, quiero que me cueste más bostezar al levantarme de la cama por las mañanas que dar un pase de 40 metros, quiero que no me la quiten nunca, quiero tenerla siempre, quiero llevármela a mi casa por puro aburrimien­to, quiero encontrar siempre la salida buena sin despeinarm­e y también quiero que me quede el blanco como le queda a él. Por querer que no quede.

El día que Hoeness le dijo a Kroos que él nunca ganaría en el Bayern lo mismo que Gotze está, probableme­nte junto a la insistenci­a de Roy Hodgson por colocar contra viento y marea a Roberto Carlos en el centro del campo del Inter de Milán, en el top 5 de los mejores regalos que le han llovido del cielo al madridismo en los últimos cien años. Benditos Hoeness y Hodgson, os querré siempre y siempre os llevaré en lo más hondo del corazón. Ahora Toni, el viejo boina verde que soluciona problemas, nuestro señor Lobo, acaba de deshojar una de sus dos margaritas pendientes y ha decidido volver a jugar con la selección requerido por Nagelsmann. Ojalá que el pétalo madridista caiga también del lado del «sí» porque, en el fondo, todos, y no sólo yo, soñamos con ser como Toni Kroos cuando cumplamos más años.

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