ABC (Córdoba)

Cerdán mantiene la interlocuc­ión con Ábalos y no le pide la dimisión

La vicepresid­enta Montero le enseña la salida con un PSOE expectante y en shock

- MARIANO ALONSO MADRID

Después de tres días de tormenta por el caso Koldo, con un PSOE expectante y en estado de ‘shock’ ante las ramificaci­ones del escándalo, que salpican a varias administra­ciones del partido, José Luis Ábalos resiste. O dicho de otro modo, y el matiz no es menor, la dirección socialista de Pedro Sánchez evita pedirle que renuncie a su escaño del Congreso, donde se ha sentado esta misma semana en el pleno del miércoles y el jueves, cuando su antigua mano derecha en el Ministerio de Transporte­s ya había sido detenido por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y puesto en libertad con severas medidas cautelares, acusado junto a una veintena de personas, entre las que figuran su mujer y su hermano, de un presunto fraude millonario con contratos de mascarilla­s tanto con el Gobierno central como con algunas autonomías socialista­s en lo peor de la pandemia.

Según ha podido saber ABC, han sido varios los contactos directos en los últimos días y horas entre Ábalos y el secretario de Organizaci­ón del PSOE, Santos Cerdán, quien ha evitado en todo momento pedirle la renuncia a su acta de diputado en la Cámara Baja. El mismo Cerdán que el jueves presumió de «cortar por lo sano» ante cualquier caso de corrupción que afecte a la formación de la que es número tres. En esos contactos, Ábalos ha dejado claro que no procede ahora mismo su renuncia pese a la implicació­n de su antigua mano derecha, mucho más no siendo ya ministro. Salvo que haya novedades procesales en relación a su persona, lo que sólo puede pasar por su imputación en el caso, del que ya se ha levantado el secreto de sumario. Según fuentes del entorno del exministro consultada­s por este periódico, eso sería «lo razonable», aunque trasladan que «los tiempos no son razonables», por las «urgencias» de algunos.

Todo esto se dirime en privado y en las alturas, mientras que en público el Gobierno intentó empujar un poco más fuera de su escaño a Ábalos. Lo hizo la vicepresid­enta primera María Jesús Montero, durante un coloquio organizado por el Grupo Joly en Cádiz, donde de manera algo críptica señaló que «no puedo decir lo que el señor Ábalos quiere hacer o va a dejar de hacer. Yo sé lo que yo haría». Repregunta­da sobre qué es lo que haría, y sobre si dejaría el escaño de encontrars­e en una situación similar, le contestó al moderador del coloquio: «Usted sabe lo que yo haría».

Hasta ahora, la conducta del principal afectado por el escándalo y del partido en el que hasta hace no mucho tenía un destacadís­imo papel como número tres, fruto de su estrecha relación de confianza con el secretario general, responde a patrones anteriores de otros escándalos similares. El propio Ábalos, que cierto es que no rehuyó a los medios en los pasillos del Congreso durante dos jornadas consecutiv­as, se acogió en primer lugar al secreto de sumario, algo tremendame­nte socorrido en estas situacione­s.

Primera reacción en Rabat

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo la mala fortuna de que la detención de Koldo –el hombre que custodió durante toda una noche sus avales en las primarias de 2017, como el mismo líder socialista relató en su libro ‘Manual de Resistenci­a’, y al que incluso llegó a dedicar por la misma época encendidos elogios en las redes sociales– le sorprendie­ra durante su visita del miércoles a Rabat, donde fue recibido en audiencia por el Rey Mohamed VI. En su comparecen­cia en el país vecino, con el gesto algo torcido, negó tajantemen­te cualquier vinculació­n entre el caso de las mascarilla­s y la destitució­n de Ábalos como ministro en 2021, dentro de una amplia remodelaci­ón de su Gabinete. En la delegación de Moncloa desplazada al viaje se trasladaba la impresión de que Ábalos no tenía por qué dejar su escaño. «¿Se tiene que ir de España?» llegaban a interrogar­se de manera retórica. Al día siguiente, cuando el juez ya había tomado las cautelares sobre Koldo, fuentes del Gobierno insistían en minimizar la relación del exministro con el caso. «Asesores hay 100.000» aducían en relación al tándem Ábalos-Koldo.

Y como en todo culebrón de este tipo que se precie, no ha faltado la sorpresa ante lo revelado. Pues el ínclito Koldo, según Ábalos, llevaba una «vida muy normalita». Continuará.

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