Vidal-Quadras: «Oí una voz tras de mí que decía ‘hola, señor’ y giré la cabeza»
En el trayecto al hospital utilizó un teléfono móvil para escribir una sola palabra: Irán
«La detonación sonó como un trueno al lado de mi cabeza, tengo el tímpano perforado»
«El régimen iraní contrata a sicarios y mafias para asesinar»
«Pensé que era absurdo que me quisieran matar. Me equivoqué»
Con la voz disfónica, consecuencia de las lesiones que sufrió y una cierta parálisis facial que le lleva a vocalizar «un poco raro», el que fuera vicepresidente del Parlamento Europeo, líder del PP catalán y cofundador de Vox, Alejo Vidal-Quadras, se sentaba ayer por primera vez en rueda de prensa para hablar del pasado 9 de noviembre, el día que recibió un tiro en la cara a corta distancia descerrajado por un tipo que, acto seguido, se dio a la fuga. «No tengo ninguna duda de que fue el régimen iraní», asegura el político.
Su relato, salpicado de agradecimientos tanto al viandante que evitó que se desangrase en la calle, como a los médicos que le salvaron, a la familia que le acompaña y a los policías que desde entonces le dan escolta, arranca con el regreso a su domicilio tras un largo paseo por el Parque del Retiro.
«Al llegar a la acera de mi casa oí una voz detrás de mí que decía ‘hola, señor’. Estas dos palabras. Muy cerca. Yo, y es la explicación que dan los entendidos, hice un movimiento de cabeza que hizo que el tiro que tenía que ser mortal no lo fuera. Un milagro», detalló, reproduciendo el gesto de quien se inclina para escuchar mejor.
«El disparo, que siempre es al cuello o la cabeza, entró en la mandíbula, descendente y salió. Noté un aturdimiento extremo. La detonación sonó como un trueno al lado de mi cabeza, tengo el tímpano perforado. Empecé a sangrar, hubo un charco en el suelo. Es una experiencia personal que me marcará para toda la vida. Yo pensé inmediatamente en el régimen iraní. Fue automático. Vi que podía pensar, que no me desmayaba y pensé, ‘bueno, estás vivo’», contó Vidal-Quadras.
Presión con la chaqueta
Fue providencial el gesto y también la asistencia de aquel ciudadano que se quitó la chaqueta para hacerle presión en los dos orificios del rostro. Le estará, dice, «eternamente agradecido» porque frenó la hemorragia y quizá, le salvó así la vida. Llegaron la Policía y la ambulancia y en el vehículo sanitario, camino del Gregorio Marañón, el político utilizó un teléfono móvil para trasladar a los agentes de inmediato su sospecha. Escribió una sola palabra antes de mostrarles la pantalla: Irán.
Hay muchos indicios que llevan a esa meta en la composición de lo ocurrido que hace Vidal-Quadras. Ya no sólo porque como sostiene –y documenta– el régimen de Irán ha practicado atentados fuera de sus fronteras contra opositores, críticos y disidentes «desde su misma creación», sino porque de unos años a esta parte ya no son sus agentes quienes aprietan el gatillo, sino sicarios, individuos de «mafias internacionales, criminales comunes... gente de la droga» a la que «contratan para cometer el asesinato» y esquivar «una conexión directa». Gente que si resulta detenida «se niega a hacer declaraciones y a decir quién les contrató» porque están «amenazados de muerte».
Subraya además su activismo en contra del Régimen Iraní, dentro y fuera del Parlamento Europeo y pone en el centro un hecho que, quizá «como mecanismo psicológico», redujo a un segundo plano y acabó siendo determinante. Vidal-Quadras estaba el primero en la lista negra de enemigos de Irán publicada en 2022. Le seguían otros eurodiputados, incluidos españoles, en activo o ya retirados –«eran 20 o 30 nombres»–, y un listado de organizaciones. La primera, la había fundado él para apoyar a la disidencia.
«Me inquieté»
«Si sacan una lista negra y tú eres el enemigo público numero uno, tranquilizador no es, a la vista del historial de estos señores», señaló. «Yo me inquieté cuando vi la lista negra encabezada por mi. Confieso que eso me provocó cierta intranquilidad, conociendo el paño. Pero pensé que no se atreverían. Es absurdo que maten a un ex vicepresidente del Parlamento Europeo. No lo vi realista. Me equivoqué», añadió. No le consta, dice, si se han tomado medidas para proteger a los otros señalados en esa lista negra. Él sí tiene protección policial, aunque no cuenta con que vuelvan a intentar asesinarle: «Sería autoacusarse».
Vidal-Quadras, aunque cuidándose de subrayar que lo que sabe de su asunto lo conoce por la prensa porque la investigación que lleva la Comisaría General de Información en la Audiencia Nacional está bajo secreto –en la rueda de prensa estaba escoltado por su abogada en la causa, la experta en víctimas del terrorismo Carmen Ladrón de Guevara–, no esconde ser consciente de que su intento de asesinato obedeció a «un plan muy bien elaborado» que fue preparado durante meses y conllevó seguimientos.
«Contrataron a profesionales. Yo no he sido víctima de un grupo criminal ordinario, que ha sido el brazo ejecutor sino de un régimen dictatorial tiránico y totalitario y criminal. Un régimen político», asegura. No había, no obstante, notado amenaza a su alrededor, y eso que seis días antes del disparo, en el canal Hispan TV (de Irán y en castellano) se le calificó de partidario de la «ocupación colonial sionista y el racismo y el genocidio en Gaza».
Estaba completamente señalado.