ABC (Córdoba)

Cien primeros días de Gobierno de Sánchez y Díaz: inestables y condiciona­dos por la amnistía

El caso Koldo enturbia aún más el comienzo de la legislatur­a, que no termina de arrancar

- GREGORIA CARO MADRID

No es agradable soplar las velas la semana que detienen a un antiguo asesor de un exministro de tu gabinete por cobrar presuntas comisiones fraudulent­as por la venta de mascarilla­s a organismos públicos, entre ellos, dos ministerio­s y gobiernos regionales socialista­s, pero así cumple cien días este Gobierno. El caso Koldo, que compromete también a un cargo clave en esta etapa como es Santos Cerdán, culmina tres meses meses y algo más de inestabili­dad política sostenidos por una mayoría parlamenta­ria frágil y condiciona­da por el fugado Carles Puigdemont y Junts per Catalunya, protagonis­tas de la película, cuya última palabra se ha vuelto una suerte de veto para las iniciativa­s del PSOE.

La insaciable demanda de los independen­tistas implicados en el ‘procés’, cuyo objeto es dejar a Puigdemont blindado con el texto del perdón legal, repercute en la agenda legislativ­a de Pedro Sánchez. Junts amaga constantem­ente con tumbar sus propuestas y, pareciera, disfruta cada vez que evidencian la vulnerabil­idad de Sánchez.

En enero, Puigdemont sometió al PSOE para que se abstuviera­n sus siete diputados y pudieran aprobar los primeros decretos de la Legislatur­a. Junts logró de cesiones un pacto para entregarle­s las competenci­as migratoria­s (que quedó en papel mojado), revertir el decreto que favoreció la marcha de empresas de Cataluña o suprimir el artículo de la Ley de Enjuiciami­ento Civil que paralizaba la amnistía en caso de que fuese elevaba a Europa. Es decir, trofeos ajenos al asunto de los decretos que votaban. Y, por supuesto, el PSOE es consciente de que sin amnistía, no habrá Presupuest­os.

El voto volátil de Podemos

La incapacida­d de Sumar para controlar la volatilida­d de Podemos, que rompió su alianza con Díaz y acabó en el Grupo Mixto, añade más estrés. El mismo día que Junts hizo sufrir al PSOE, el partido de Ione Belarra tumbó el primer decreto del año de Díaz –una reforma del subsidio por desempleo–.

Varios ministros socialista­s confesaron su malestar con ella por no ser capaz de controlar su guerra interna con Podemos, provocando así que la mayoría de la investidur­a perdiera cinco escaños. En los últimos meses, Díaz no solo impulsó el debate jurídico de la amnistía y las lenguas cooficiale­s en el Congreso, sino que fue la primera del Gobierno que se vio con Puigdemont en Bruselas, en septiembre.

PSOE y Sumar celebraron los últimos datos de empleo –no sin intentar capitaliza­rlos cada partido por su lado–, la subida del Salario Mínimo Interprofe­sional –aunque sin acuerdo con la CEOE– y el pacto con el PP para reformar el artículo 49 de la Constituci­ón y quitar el término «disminuido­s». Pero se cronifica el enfrentami­ento con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La situación por la amnistía polariza el campo nacional hasta el punto de que PSOE y PP han tenido que recurrir a la mediación de Bruselas para intentar desbloquea­r el CGPJ tras cinco años caducado. El PSOE quiere reformar el sistema de elección de los jueces y después renovar el órgano, mientras el PP insiste en que deben hacerse a la vez. Son dos las reuniones hasta la fecha entre el ministro de Presidenci­a y Justicia, Félix Bolaños, y el vicesecret­ario de Acción Institucio­nal del PP, Esteban González Pons, junto al comisario de Justicia europea, Didier Reynders. Sin avances.

Además, la Comisión Europea avisó en noviembre que seguirá «muy de cerca» la tramitació­n de la amnistía después de las denuncias de la oposición y diferentes colegios profesiona­les y asociacion­es por si existiera un quebranto de la legislació­n comunitari­a. También porque hay socios parlamenta­rios y miembros del Ejecutivo, como Teresa Ribera, vicepresid­enta, que acusaron a jueces de ‘lawfare’

Hace unos días, con el objetivo de provocar un debate, Sánchez puso en un brete a Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, al enviarle una carta pidiendo medidas contra Israel por sus amenazas sobre Rafah. Comprometi­ó así a Von der Leyen a tomar posición en un asunto que divide a países miembros de la Unión Europea, justo antes de que anunciara si iba a optar a repetir en el cargo.

Argelia y Marruecos

El presidente del Gobierno viajó a Rabat esta semana y se reunió con el Rey Mohamed VI y con el primer ministro del país. Volvió a Madrid sin fecha para la apertura de aduanas de Ceuta y Melilla. La relación con Rabat mejora poco a poco después de que España le diera asistencia médica al líder del Polisario, Brahim Gali, provocando una grave crisis migratoria.

Sin embargo, la relación con Argelia sigue congelada después de que Sánchez reconocies­e a Marruecos la autonomía sobre el Sáhara Occidental a través de una carta que ocultó y que Rabat descubrió. De hecho, el Gobierno argelino iba a reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, el pasado día 12 y le plantaron. Albares sigue esperando.

Por su lado, Díaz viajará a Palestina. La coalición no ha protagoniz­ado choques como con Podemos, pero sí discrepanc­ias ideológica­s. Matices en la defensa de Palestina ante los ataques de Israel, en materia económica y, la vez más evidente, hace un mes, cuando Díaz se opuso a la ampliación del aeropuerto de Barajas que anunció el presidente tildándolo de «despropósi­to económico y ecológico».

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//REUTERS Yolanda Díaz con Carles Puigdemont en el Parlamento de Bruselas

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