El Kremlin entrega el cuerpo de Navalni a su madre ocho días después de su muerte
▶ «No se sabe si dejarán que el entierro sea como desea la familia», dijo una portavoz
Las denuncias de la viuda, la presión internacional y la indignación en Rusia de intelectuales y algunos popes de la Iglesia Ortodoxa rusa parecen haber aconsejado a las autoridades rusas que es mejor entregar a su madre el cuerpo del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, cuya muerte en la colonia penitencial número 3 de Jarp (Ártico) fue anunciada el pasado 16 de febrero, que seguir alimentando el oprobio de mantenerlo bajo custodia para evitar las consecuencias de un probable entierro multitudinario.
La portavoz del equipo del conocido activista ruso y luchador anticorrupción, Kira Yarmish, informó a través de X que Liudmila Naválnaya, la madre de Alexéi, recibió por fin ayer el cadáver, ocho días después de que se supiera del deceso, tras jornadas de infructuosos esfuerzos para conseguirlo. La entrega se efectuó en Salejard, el centro administrativo de la región de Yamal.
Yarmish dio las gracias a todos los que han clamado a favor de que la familia pudiera disponer del cuerpo para ser enterrado y señaló que la madre «se encuentra por ahora en Salejard. El entierro está aún pendiente. No sabemos si las autoridades interferirán para que se lleve a cabo como la familia quiere y como Alexéi se merece». Yarmish aseguró que en el certificado de defunción figura que la muerte se debió a «causas naturales».
Por su parte, Iván Zhdánov, miembro clave de la organización creada por Navalni, declaró que «todo se hará de la forma más común, funeral en la iglesia y entierro en el cementerio, a los que podrán asistir quienes quieran venir a despedirse de él». Se da la circunstancia de que el viernes, a la madre del político muerto la amenazaron con enterrarlo en el territorio de la cárcel si en tres horas no aceptaba un enterramiento en secreto y lejos de sus seguidores. Fue también Yarmish la que denunció este ultimátum. «Un miembro del Comité de Instrucción llamó a la madre de Alexéi y la presionó con enterrarlo en la colonia si no aceptaba en un máximo de tres horas la exigencia de renunciar a unas exequias públicas», declaró.
La viuda, Julia Naválnaya, había deplorado a través de un vídeo que Putin mantuviera como «rehén» el cuerpo de su marido. Le acusó de «satanismo» y afirmó que es «falso» que el presidente ruso sea creyente y cumpla los preceptos cristianos como proclama cada vez que asiste a una iglesia o participa en alguna celebración religiosa. Naválnaya criticaba la guerra contra Ucrania señalando que «dice luchar contra el mal occidental que interfiere en nuestros valores tradicionales, pero se dedica a matar, a bombardear civiles de noche con misiles bendecidos en iglesias».
Críticas de figuras públicas
Durante toda la semana, miles de rusos y ciudadanos de otros países exigieron la entrega del cuerpo de Navalni a los familiares. Mensajes de vídeo fueron grabados por muchos periodistas famosos y figuras públicas, personas del mundo del arte y los negocios. Entre ellos el premio Nobel de la Paz y director de ‘Nóvaya Gazeta’, Dmitri Murátov, el coreógrafo Mijaíl Baríshnikov, la historiadora Tamara Eidelman, la presentadora de televisión Tatiana Lázareva, el líder del grupo musical Máquina del Tiempo, Andréi Makarévich, el empresario Evgueni Chichvarkin, el director de cine Andréi Sviáguintsev, el escritor Víctor Shenderóvich y la activista del grupo Pussy Riot, Nadezhda Tolokónnikova.
A juicio de Shenderóvich, «Putin temió a Navalni durante muchos años y sigue temiéndolo después de muerto». Ayer, junto con las mujeres familiares de los movilizados enviados al frente, acudieron a depositar flores en la Tumba al Soldado Desconocido, en la misma muralla del Kremlin, simpatizantes de Navalni. La Policía practicó detenciones incluyendo a periodistas que llevaban chalecos con la palabra «prensa».
Los días 15, 16 y 17 de marzo tendrán lugar las elecciones presidenciales en las que se espera una victoria aplastante de Putin. Un entierro multitudinario de Navalni se convertiría en un acto de repulsa contra las autoridades, por lo que está por ver cómo se resolverá esta cuestión.
Las exequias podrían convertirse en un acto de repulsa contra las autoridades en vísperas de las presidenciales