Sergio Ramos vuelve a la casilla de salida
Casi tres años después de su último partido como jugador y capitán del Real Madrid, el central vuelve al Bernabéu para reencontrarse con una afición de la que no pudo despedirse. Los altos y bajos de un defensa de leyenda.
node marzo de 2020: Real Madrid 2-0 Barcelona, último partido de Sergio Ramos en el estadio Santiago
UBernabéu.
5 de mayo de 2021: Chelsea 2-0 Real Madrid, último partido de Sergio Ramos con la camiseta del Real Madrid.
25 de febrero de 2024: Real Madrid-Sevilla, regreso de Sergio Ramos al Santiago Bernabéu.
El de este domingo no es un partido más en la historia del club blanco ni en la del futbolista de Camas. Quien para muchos madridistas es el mejor defensa de la historia blanca vivirá hoy un emotivo partido con el que podrá saldar una deuda que la pandemia le provocó. Ramos podrá despedirse del que durante 16 años fue su estadio y su afición, algo que no pudo hacer en 2021, en un fútbol sin espectadores que llevó al Madrid a jugar en el Di Stéfano durante algo más de una temporada.
«Me voy a sentir como en casa. Son muchos años los que he pasado allí y en los que he vivido los momentos más importantes de mi carrera. Tengo un recuerdo maravilloso de la afición y de mis compañeros. Será un momento único y emotivo», explica Sergio, el cuarto futbolista de la historia del Madrid con más partidos (671), el segundo defensa más goleador (101) tras Hierro, y el noveno con más títulos de blanco (22). Por todos estos méritos, y muchos más, recibirá un homenaje especial en los instantes previos al inicio del partido por parte del club y de la afición merengue. «Vuelve Ramos y el Bernabéu lo va a recibir con mucho cariño por lo que ha hecho, como se merece una leyenda como él. Para mí, Sergio Ramos ha sido un capitán fantástico, un capitán de verdad: un ejemplo de personalidad, carácter y calidad. He tenido la suerte de tener capitanes como él, como Maldini, como John Terry, y esto ayuda mucho a tener un buen ambiente en la plantilla», afirmó ayer Carlo Ancelotti.
Sergio regresará con la camiseta del Sevilla, el otro amor de su vida deportiva, al que volvió el pasado verano tras su abrupta salida del 31 agosto de 2005, último día de aquel mercado estival de hace casi dos décadas. Un doloroso adiós, tras su prometedora irrupción en el primer equipo del Sevilla, con solo 19 años, que gestionó con rencor y odio el expresidente Del Nido padre, echándole encima a la afición hispalense, con los ultras a la cabeza. Enfado que dañó, y mucho, la relación de Ramos con la hinchada del Pizjuán. Ahí está la semilla del viaje de Sergio a la casilla de salida. Criado en la cantera del Sevilla, a la que ingresó con solo ocho años y en la que actuaba de delantero en sus inicios, Ramos era un niño de Camas al que su abuelo Juan, butanero de profesión, llevaba de la mano al Pizjuán antes de que se le cayeran los primeros dientes de leche: «Era más sevillista que el escudo», recuerda Caparrós. Pero no solo Juan. El abuelo paterno, Pepín, taxista, también puso su granito de arena para que el nieto jamás faltara a un entrenamiento: «El último recuerdo de mi abuelo Juan es muy feo, yéndose del Pizjuán viendo cómo la gente pitaba a su nieto», recuerda Sergio. Ramos entendía que ni su familia ni él se merecían este trato por parte de la afición del Sevilla y tras dos años en París, y ya con 38 dígitos en su DNI, era el momento de regresar a casa para cerrar una herida con demasiadas cicatrices. Declinó renovar con el PSG, que le ofrecía otros dos años, rechazó ofertas suculentas de Arabia y de Estados Unidos, no se ofreció al Real Madrid cuando se lesionó Militao, pese a ciertas informaciones falsas al respecto, y esperó hasta el minuto 93, ya fuera del cierre de mercado (como agente libre estaba habilitado para ello), para firmar con el Sevilla. Ni siquiera los desprecios de Víctor Orta y Pepe Castro, que negaron públicamente interés alguno en su fichaje con unas formas fuera de lugar, desviaron a Ramos de su objetivo, consumado oficialmente el 5 de septiembre.
En Sevilla, Ramos, su pareja Pilar Rubio y sus cuatro hijos viven en la finca ‘la Alegría’, un lugar de casi 100.000 metros cuadrados, ubicado en Bollullos de la Mitación, a media hora de la ciudad, en la que Sergio disfruta de sus caballos y del campo, dos de su grandes pasiones fuera del fútbol. Allí tiene la famosa Yeguada SR4, con Yucatán como estrella de la misma.
Una vida tranquila, centrada en sus
«He pasado media vida en Sevilla y en Madrid, tengo el corazón partido por la mitad», dice el defensa a las puertas de su retorno
Cuarto futbolista del Madrid con más partidos (671), segundo defensa más goleador (101) y noveno con más títulos de blanco (22)
entrenamientos y partidos con el Sevilla, y sus asuntos profesionales y personales, ajenos al intenso ruido que insistentemente habla de un distanciamiento conyugal y un posible divorcio. Desde su regreso a Sevilla, Ramos ha optado por un perfil bajo, de escasas apariciones públicas. De hecho, su presencia en saraos se reduce únicamente a los Grammy Latinos, celebrados el 17 de noviembre en la capital andaluza, y a promocionar su irrupción en el mundo de la canción flamenca junto a Los Yakis (cantando ‘No me contradigas’) : «Más allá de las obligaciones hacia las televisiones con derechos, no ha dado una sola entrevista ni tiene intención de hacerlo. De hecho, es el único futbolista del equipo que gestiona su comunicación a nivel individual», explican en el Sevilla C.F.
Ramos firmó una temporada, a cambio de un millón de euros de sueldo y, de momento, suma 24 partidos, cinco goles y una asistencia en 2.131 minutos. Futbolista clave en uno de los momentos más delicados de la historia moderna del Sevilla, con un pandemónium diario en las altas esferas y un pobre rendimiento sobre el césped que ya suma tres entrenadores, más riesgo de descenso: «Ahí está su sevillismo. Renunciando a dinero, y dando la cara en un proyecto lleno de ruido e inestabilidad», explica Caparrós.
En estos seis meses, Ramos ha vuelto a sentir el cariño de su gente y ha enterrado el hacha de guerra con los Biris, con quien más jaleo tuvo. Los ultras del Sevilla ya comunicaron formalmente en agosto que consideraban una falta de respeto la posibilidad de fichar a Sergio, algo en lo que insistieron tras consumarse su contratación, culpando de la misma a los intereses personales de los dueños del Sevilla. Un mensaje que no ha sido óbice para ejecutar un pacto de no agresión hacia Ramos, en el que los Biris se comprometían a no insultar, criticar ni silbar a Sergio. Así ha sido hasta ahora.
Hoy, en el Bernabéu, Ramos se reencontrará con viejos compañeros y amigos, y por encima de todos ellos Luka Modric, su hermano del alma en el mundo del fútbol: «He pasado media vida en Sevilla y en Madrid, tengo el corazón partido por la mitad», sentencia Sergio, que hace tres años dejó Madrid por la puerta de atrás tras caducar la oferta de renovación que le hizo Florentino y que inicialmente rechazó.