El milagro de la curación de tendones
Una terapia pionera con células madre cultivadas desarrollada en Barcelona consigue regenerar tejidos dañados y que el atleta vuelva a ser competitivo, también en lesiones crónicas
La acumulación de partidos, el estrés de la competición, el desgaste del cuerpo. Son algunas de las causas de las lesiones a las que los deportistas se enfrentan en su carrera. El tendón es el causante del 60% de las patologías, pues se va debilitando con la carga de ejercicios y se reduce la respuesta ante el desgaste. Pero ha dejado de ser un problema. Desde Barcelona se ha optimizado una ‘fórmula’ exclusiva que demuestra científicamente que se puede regenerar el tendón dañado. Y con resultados plenos de éxito; es decir, recuperación completa para volver con garantías a la práctica deportiva de alta competición.
«Para los traumatólogos y profesionales de los deportes, el tendón siempre ha sido el patito feo, porque es un tejido que con cirugía no se cura bien. Si había una rotura total y completa, se suturaba, se unían los bordes, y se esperaba a la cicatrización. Pero tenía un resultado mediano y el deportista de alto nivel no volvía a tener el mismo rendimiento», cuenta para ABC el doctor Robert Soler, director médico y CEO del Instituto de Terapia Regenerativa Tisular (ITRT). «Llevamos tres años sin operar ni un solo tendón. Con este procedimiento, el deportista pasa un proceso y está para volver a jugar al cabo de dos o tres meses. Los seguimos con resonancia y ves la regeneración completa de la lesión; las imágenes tan bellas de un tendón normal. Somos el doctor Lluís Orozco y yo, los primeros y los únicos que, con biología, hemos curado a los pacientes. Con la cirugía reparábamos el tendón, ahora lo curamos».
Este procedimiento consiste en extraer médula ósea del paciente, que se lleva al laboratorio donde se extraen las células madre adecuadas que, además, estén activas –solo tres tipos de células madre son adecuados para este propósito–. Estas escasas células madre que se consiguen aislar se ponen en un proceso de cultivo de tres semanas que las multiplica hasta alcanzar millones de unidades. Se separan las que se van a utilizar –20 millones para tendón o disco y 40 millones para cartílago–, y el resto se criogeniza para futuras necesidades. «Todo está regulado por la Agencia Española del Medicamento, que marca las pautas y las reglas de cómo se filtran, cómo se cultivan, cómo se expanden y las características que tienen que tener, incluso las zonas estériles donde realizar la operación. Siempre que tiene que estar fabricado de la misma manera y producir exactamente lo mismo, pues no dejar de ser un fármaco», prosigue Soler, que señala la cresta ilíaca como el mejor punto porque se puede extraer una mayor cantidad de médula ósea. «Se seleccionan, pasan unos filtros y se cultivan. Al tener que ser células vivas, hay entre 24 y 48 horas para hacer el transporte al hospital y aplicar el procedimiento».
Empezaron con veinte pacientes, deportistas con rotura del tendón rotuliano,
aunque también funciona para todos los demás: Aquiles, tibial, isquiotibial, abductor... Ahora llevan aprobados más de 200 pacientes. «Por el seguimiento que les hacemos, sabemos que, a los dos años, el tendón rotuliano y el de Aquiles está perfectamente regenerado. Todo medido. Ningún fallo».
Los deportistas de alto rendimiento no tienen un cuerpo específicamente diseñado para recuperarse mejor o antes que el resto de los mortales, pero hay una diferencia: «Con la cirugía, es necesario inmovilizar la pierna durante tres meses, mientras que con nuestra terapia de células madre cultivadas, el paciente sale andando y puede realizar vida normal, solo ha de vigilar no cometer excesos durante siete días. ¿Qué tiene de bueno ser profesional? Que pueden hacer rehabilitación dos o tres veces al día. Van a una velocidad increíble de regeneración y menos dolor».
No solo actúan con lesionados ‘de élite’. «Un señor de 73 años, con 12 años con dolor, me decía: ‘Me has cambiado la vida; vuelvo a jugar tres, cuatro veces a la semana y soy campeón de España de mi edad y soy feliz’. También chicos jóvenes, que los operaban y les decían que no volverían a competir y ahora están peleando por ir a los Juegos».
Admite que podrían no haber tenido esta recompensa de los resultados, pero insisten y persisten desde hace veinte años en terapia regenerativa. «En 1998 hicimos factores de crecimiento y en el 2000, las primeras células, sin tener legislación. Hemos ido por delante y somos pioneros a nivel mundial. La terapia de células madre cultivadas que hemos desarrollado solo la podemos aplicar nosotros porque somos los únicos que hemos demostrado científicamente en 23 ensayos clínicos su eficacia y seguridad».
No paran de aprender. Hasta 2014 las células que sobraban para el procedimiento se desechaban. «Con un ensayo clínico aprendimos y demostramos que podíamos congelarlas, descongelarlas, volver a cultivarlas y tratar otra vez». También –señala– se pueden utilizar en otro paciente.
Y piensan en más, porque el deporte nunca para y cada vez es más exigente. «Todo el que se mueve se lesiona. Estamos años luz por delante de Estados Unidos en este tipo de tratamientos. Tenemos pacientes de todo el mundo y recibimos pacientes derivados por traumatólogos americanos y del Reino Unido. Tenemos una oportunidad enorme como país para liderar este tipo de terapias. Hemos demostrado que podemos regenerar cartílago, tendón, hueso, disco y glándulas salivares, pero cuando te pones a soñar, aparecen infinidad de campos que tenemos previsto investigar en el futuro. La cirugía repara, pero la biología cura».
Robert Soler Director Médico del ITRT
«Con la cirugía reparábamos el tendón, pero ahora con la biología lo curamos»
«El paciente sale andando y puede realizar vida normal; a los dos o tres meses está listo para jugar»