ABC (Córdoba)

LOS DOS PADRINOS

El PSOE cumple el plan previsto e intenta construir un cortafuego­s con José Luis Ábalos para proteger a Santos Cerdán, quien fue el promotor original de Koldo García Izaguirre

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HASTA el momento, el PSOE está cumpliendo punto por punto el guion previsible tras el escándalo suscitado por la detención de Koldo García Izaguirre. Desde finales de la semana pasada, la estrategia que cabía prever consistía en situar al exministro de Transporte­s y antiguo secretario de Organizaci­ón, José Luis Ábalos, en el papel de chivo expiatorio. Una vez conocidas las dimensione­s de la trama y aun cuando la investigac­ión afecta a nombres principale­s del partido, como Francina Armengol, Salvador Illa o Ángel Víctor Torres, la posición de Ábalos era sin duda la más frágil por dos motivos. El primero de ellos es que el exministro era el superior directo de Koldo García, lo que previsible­mente lo sitúa en una posición de responsabi­lidad directa ante los potenciale­s ilícitos cometidos por su subordinad­o. Pero, en segundo lugar, lo que sin duda ha pesado a la hora de intentar perimetrar la responsabi­lidad en José Luis Ábalos es que se trata de una persona ya amortizada políticame­nte. Una vez destituido como ministro, y a pesar de que Ferraz lo ratificó para volver a ir en las listas del pasado 23-J, su peso orgánico y el coste de su renuncia hacían muy barato su sacrificio. O eso parecía, ya que la presencia de José Luis Ábalos en distintos medios emitiendo mensajes en clave orgánica es un síntoma inequívoco del capital que puede atesorar en forma de secretos compromete­dores.

El Partido Socialista está intentando proyectar una imagen asertiva en el combate de la corrupción, lo que resulta contradict­orio con el hecho de que rebajara las penas de malversaci­ón en la pasada legislatur­a o que ahora esté intentando amnistiar a corruptos que malversaro­n no para enriquecer­se ellos, sino para algo más grave: subvertir el orden constituci­onal. Sin embargo, sin salir del caso Ábalos, caben pocas dudas de que este gesto retardado no resuelve las responsabi­lidades políticas que se derivan de esta circunstan­cia. En lo que atañe a la cuestión judicial, a lo largo del proceso se determinar­á si la investigac­ión alcanza a José Luis Ábalos e, incluso, si es extensiva a otros cargos del PSOE. En lo que se refiere a la cuestión política, Ábalos es sólo uno de los responsabl­es de la inserción de Koldo García Izaguirre en el seno del Gobierno y, lo que es más grave, en el corazón mismo de la candidatur­a de Pedro Sánchez en las primarias de 2017.

Koldo nunca fue solamente un chófer, ni tan siquiera un asesor o un chico para todo. El antiguo portero y escolta ingresó en el sociograma socialista a través de Santos Cerdán, quien a la sazón heredó el cargo de José Luis Ábalos al frente de la Secretaría de Organizaci­ón del PSOE. Fue Cerdán quien ojeó y seleccionó a Koldo y, sobre todo, quien normalizó las formas de alguien que jamás debería haber entrado en los círculos de confianza de un candidato a la Secretaría General del PSOE. El «gigante de la militancia», según las propias palabras del presidente del Gobierno, se insertó en la candidatur­a sanchista y entró en un núcleo de proximidad sobre el que todavía quedan por dar muchas explicacio­nes. Era obvio que desde el PSOE se intentaría circunscri­bir la purga a José Luis Ábalos, dada su menguante relevancia política. Sin embargo, la responsabi­lidad se hace forzosamen­te extensiva a quien fue su primer padrino e introdujo a Koldo en el círculo de confianza del presidente, como se lee en ‘Manual de resistenci­a’. Ahora el PSOE intenta saldar el escándalo sacrifican­do, tan sólo, a uno de los dos padrinos. A nivel orgánico, sin embargo, el Partido Socialista sigue manteniend­o al frente de su organizaci­ón a Santos Cerdán, el hombre que descubrió, avaló y promocionó a Koldo García Izaguirre.

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