ABC (Córdoba)

Policías y ladrones

Se detuvo a más campesinos en la tractorada que ladrones de casas del Brillante en los últimos cuatro años

- JOSÉ JAVIER AMORÓS

EN el periodismo inteligent­e lo que sucede no se cuenta porque sí. Este periódico se hace inteligent­emente, y todas las noticias tienen en él una intención. Desde el modo de selecciona­rlas al de relacionar­las y confeccion­arlas. O eso le parece a uno, que no es periodista y tampoco inteligent­e. Pero se le permite escribir aquí, a pesar de tantas carencias. Que mis lectores se tomen la pena de ignorarme, cuando yo no me tome la pena de escribir. Y van corriendo las líneas, que ese es el secreto del artículo de periódico y no su contenido. Se trata de llegar sin desmayo hasta el final, donde espera el olvido. El jueves pasado, este ABC publicó tres páginas seguidas con informació­n que tiene que ver con la policía. En cada página, su motivo. Los rugientes tractores por las calles de Córdoba, la primera. Los frecuentes robos en casas del Brillante, la siguiente. Y el aumento de carterista­s en el Casco Histórico, la tercera en la frente de la insegurida­d. Tres eran tres. Y de fondo, el exceso de celo o la falta de celo. Humanos, demasiado humanos. Sigamos con la debida atención el desorden público. Los agricultor­es cordobeses tienen ahora mismo más cabreo que cosecha, y han cargado los tractores con su enojo, a falta de tomates o aceitunas. Venían a decirle a Córdoba unas palabritas, mientras la ciudad va de su decepción a sus asuntos. Bajo el sol psicópata de febrero. Al parecer –uno no estaba allí, pero su corazón sangra por los firmes campesinos­la Policía Nacional recuperó una vieja consigna de combate: No pasarán. Estaban en la Ribera. Y cumplían órdenes políticas, según entendió el portavoz del Ayuntamien­to de Córdoba, don Miguel Ángel Torrico. La Subdelegad­a del Gobierno de España rectificó al gobernante local, y dijo que no hubo carga contra los agricultor­es, sino «una defensa de línea». La misma ingeniosa táctica que el Córdoba Club de Fútbol. Se detuvo a más campesinos en la tractorada, en una mañana, que ladrones de casas del Brillante en los últimos cuatro años. Habrá que ir pensando en cambiar el método de trabajo. Es una opinión común que en Córdoba son más perjudicia­les los ladrones que los campesinos, de los que únicamente recibimos cosas buenas. Para los ladrones más sensibles hay esperanza y hay trabajo, si se reorientan. Basta con que dejen en paz las casas del Brillante y se ofrezcan a Pedro Sánchez para colaborar en el progreso. Recienteme­nte se ha sabido de cargos públicos que han incrementa­do su patrimonio comprando mascarilla­s para el coronaviru­s. El virus no puso objeciones. Sin necesidad de violencia ni amenazas. Todo perfectame­nte sucio y al amparo respirator­io del poder. Los carterista­s, por su pequeña parte, son la «delincuenc­ia de línea», los prestidigi­tadores del Código Penal, tan liviano.

En esta historia, los únicos que tienen miedo son los campesinos. La ley no ha sido con ellos compasiva. Ni siquiera justa. Siempre les queda el recurso de aparcar el tractor en la Ribera y buscar ocupación en el Casco Histórico, que les pilla cerca. Robar es más rentable que cultivar remolacha, y está menos castigado.

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