El precio de la flor se triplica desde la época anterior a la pandemia
▶ El coste del transporte y de la producción ha encarecido el de las especies vegetales
El precio de la flor, un elemento imprescindible para los cultos más importantes de las cofradías, sigue en escalada. Sube en relación a 2023 y todavía más si se compara con lo que sucedía antes de la pandemia. No hay por el momento grandes problemas de abastecimiento, o al menos no generales, pero los profesionales que los suministran y colocan en los pasos y en los cultos advierten de que cuesta más y señalan las causas.
Luis Nevado, que desde Pinsapo lleva y pone flor a muchas cofradías de Córdoba y de toda Andalucía, confirmó que el precio es el triple si se compara con el que había antes de que comenzase la pandemia. La razón no es distinta de la de otros productos: el combustible para transportarlo cuesta más. Una parte de las especies que llenan los pasos se cultiva en España, sobre todo en Chipiona, y desde ahí llega a toda España. Y el coste se multiplica con las flores que llegan de los Países Bajos, Ecuador o Colombia, en estos casos por avión.
Tiene su explicación por la situación que creó el coronavirus. Muchos de los agricultores que en España se dedican a las flores que después son para las hermandades dejaron de hacerlo. Se habían quedado de pronto sin clientes, porque las procesiones de Semana Santa se suspendieron durante dos años. Había especies que eran más complicadas de encontrar y se recurrió al exterior.
Lo constata Rafael Barón, que desde Floristería Los Patios también trabaja para las hermandades. «Entre el año pasado y éste, la subida ha sido en algunos casos de casi un veinte por ciento, y en otros incluso más», explica. Eso sólo entre 2023 y 2024. La subida de los precios afecta los productores en conceptos como los plásticos de los invernaderos y todo lo que necesitan los agricultores, que no tienen más remedio que repercutirlo en el precio que terminarán pagando las hermandades. Él mismo explica que muchos agricultores ya no obtienen rentabilidad de las flores y se han pasado a las hortalizas.
De otros climas
En otros tiempos las flores que se ponían en Semana Santa dependían mucho del clima y sobre todo de la fecha. Hoy, «como pasa con la fruta», explica Luis Nevado, se puede disponer de especies que no sean de la temporada porque se cultivan en otra parte del mundo. El agricultor prevé cuándo cae la Semana Santa, sabe cuándo tiene que sembrarlo y controla el sistema para que las flores estén perfectas en su tiempo.
No ha notado que el hecho de que este año caiga a finales de marzo haya supuesto un problema para ciertas especies: «En lo que han pedido para los cultos no hemos tenido problema, y los proveedores tampoco han avisado para que se reserve, que era algo que pasaba en la pospandemia». Ahí no coincide con Rafael Barón, que sí ha tenido que reservar el iris, que en su color morado usan muchas cofradías para sus pasos de misterio y calvarios.
«Como es una planta bulbosa, hay que sembrarla con tiempo suficiente», relata Rafael Barón. En muchas Semanas Santas tempranas no ha sido extraño que haya problemas.
Como en cada año, hay circunstancias que confluyen. Por ejemplo, el calor de febrero ha provocado que los claveles españoles se hayan adelantado demasiado, y en ocasiones hay que traerlos de Turquía, Colombia y Ecuador, y eso supone también un precio mayor que si se han cultivado en España, dice Rafael Barón.
Luis Nevado explica que los claveles ahora llegan más de Colombia que de España, pero los iris, alhelíes y calas, que también son especies muy tradicionales de la Semana Santa desde hace años, sí es más normal que sean nacionales. Para el resto, «el cambio es notable». Hay flores como las orquídeas, frecuentes en ciertos pasos de Virgen, que tienen que llegar de Países Bajos porque son imposibles de encontrar en España, según el responsable de Pinsapo.
Los claveles llegan en una gran parte de fuera de España, donde se siguen cultivando especies como iris, alhelíes o calas