Más que la Base
Con los abandonados bancos de los Patos que triunfan en Canadá vuelve el fantasma de la Córdoba que no conoce su propia belleza
HAY un punto de vista en el que los bancos cerámicos de los Jardines de la Agricultura son más importantes que la Base Logística del Ejército de Tierra. No van a emplear a 1.700 personas de forma directa ni revolucionarán la economía de la ciudad con un sector nuevo que además traerá empresas de las que crean valor y multiplican la prosperidad. No serán la esperanza a la que fiar el futuro de los jóvenes, pero hace mucho que están ahí y siguen a la vista de cualquiera que pase por unos jardines en pleno Centro en los que han hecho una biblioteca.
Con sus restos de pintadas, los azulejos robados y la apariencia de que a nadie le importa, los exquisitos bancos regionalistas que deberían mimarse como la joya que son ejercen de testigos de una época superada. En los años 80 y 90 los Jardines de los Patos se habían convertido en un lugar peligroso y casi marginal, poco recomendable a ciertas horas, quizá perjudicado por el trasiego del viaducto y la estación de tren. La crónica negra de tiene algunos capítulos escritos entre sus árboles.
Aquello terminó con una reforma que consiguió que las familias y los paseantes recuperaran el lugar que con el nombre de Jardines de la Agricultura había sido el primer parque público de Córdoba. Nadie quizá se fijara en que esos bancos de azulejos llenos de sabor permanecían sucios, dañados y poco acogedores, tal vez porque la restauración que necesitaban era distinta. Los cordobeses que acudían a dar de comer a los patos y a pasar el descanso evitaban aquel lugar que pudo ser hermoso y que había tenido una biblioteca en el interior, pero en el que no apetecía sentarse.
Lo siguiente fue que llegaran quienes no tenían escrúpulos para ocupar esos sitios menos agradables, y tampoco habría reparo para quitar azulejos o dejar algún grafiti ocurrente o una botella como testigo de una noche divertida. Se han unido en el tiempo dos noticias sobre ese precioso conjunto de cerámica de Talavera con frases de Séneca: la de que el Ayuntamiento va a a restaurarlo y la de que la artista Jamelie Hassan se prendó de su belleza y lo reprodujo al regresar a Canadá. La sensación de orgullo es menor que la de un rubor culpable: de pronto vuelve el fantasma de la Córdoba que es incapaz de admirar su propia belleza, de la que convirtió a la monumental Corredera primero en un lugar degenerado y más tarde en un bar ciclópeo al aire libre, de la que se fue alejando de sus calles históricas y de la que dejó que una masa vegetal que nunca estuvo ahí engullera sus molinos y el paisaje del Guadalquivir.
La mirada en que los bancos cerámicos son más importantes que la Base Logística es la del esmero que hace la vida agradable y el cuidado con el patrimonio que no es de la humanidad pero que tiene que seguir en su sitio y si puede ser hacerse apreciar. Puede parecer poco, pero en el gusto por la limpieza y el orden ponía Santa Ángela de la Cruz la diferencia entre la pobreza y la miseria.