ABC (Córdoba)

«Llevamos 16 años de velatorio sin saber dónde está el cuerpo»

▶ Admite que de haber habido otros medios entonces, hubiera habido otro resultado; no pierde la esperanza

- Antonio Zurera Hermano de Angelines JESÚS PRIETO AGUILAR DE LA FRONTERA

—Han pasado dieciséis años desde la desaparici­ón de Angelines. Mucho tiempo, y pocas esperanzas...

—Nadie esperaba tanto tiempo. Todos creemos que una desaparici­ón puede resolverse en cuestión de horas. Y nadie piensa que algo así puede pasarle a un ser cercano. Me queda en la conciencia que a lo largo de todos estos años se ha hecho todo lo que se ha podido y con los medios que se ha podido. Si hubiéramos contado con más medios, a lo mejor se hubieran conseguido otros resultados. Mi madre falleció con esta pena inmensa y mi padre lo ha llevado como ha podido.

—¿Suficiente empeño e investigac­ión?

—Hay un sumario grandísimo del trabajo realizado por la policía judicial. Hay tantos indicios que el juzgado, sin que nadie se lo pidiera, imputó al exmarido sólo por esos indicios. Pruebas, declaracio­nes tomadas, medios de todo tipo: buzos, perros rastreador­es o drones. Este largo camino también ha servido para trabajar en beneficio de todos los desapareci­dos y se ha conseguido que España tenga un centro nacional de desapareci­dos. Estamos proponiend­o un estatuto de la persona desapareci­da y también se ha conseguido que la búsqueda de adultos se inicie de momento y no haya que esperar 48 horas.

—¿Son todas las desaparici­ones iguales?

—No es lo mismo que se pierda un niño, una persona con sus facultades mentales mermadas o una mujer que se acaba de divorciar. En cada caso hay mucho que legislar porque se producen vacíos en los que no se sabe cómo actuar. Sin olvidar el apoyo psicológic­o a las familias, porque es una situación en la que se está velando de por vida a una persona. Éste ha sido nuestro caso. Dieciséis años de velatorio sin saber donde está el cuerpo de mi hermana.

—Y sin saber qué ha pasado…

—Sí que sabemos lo que ha pasado. Aunque no haya pruebas. Lo sabe el juzgado y la policía judicial y se desprende de todas las investigac­iones. Se conoció que mi hermana sufrió maltrato físico por parte de su exmarido unos días antes de su desaparici­ón. Por ello fue condenado a seis meses de cárcel. Él lo reconoció como una pequeña bofetada. Una bofetada que le desvió el tabique nasal, le produjo derrame en los ojos y en un brazo después de estrellarl­a contra un mueble.

—A Angelines se la busca sin vida...

—Por supuesto. Su familia descartamo­s desde el principio su desaparici­ón voluntaria. Eso no era posible. Adoraba a sus hijos y sentía pasión por sus padres. No tenía motivos porque había empezado a ser feliz. A las dos semanas, la policía judicial ya dijo claramente que la desaparici­ón no había sido voluntaria. Y tenemos la certeza de que Angelines no está con nosotros desde el 2 de mazo de 2008. De hecho los perros han detectado olor a cadáver en muchas de las propiedade­s de su exmarido y donde él ha trabajado con su maquinaria de movimiento de tierras.

—¿Ve resquicio para volver a reabrir el caso? —Está archivado judicialme­nte pero no policialme­nte. No hay nada nuevo que aportar pero se sigue investigan­do y cuando aparece algún informe nuevo o una nueva diligencia de la policía, el juez estudia su reapertura. El caso de mi hermana se ha cerrado de esta forma varias veces y se ha vuelto a abrir. En mayo de 2023 se reabrió por última vez durante unos meses. Se tomó declaració­n a algunas personas y se volvió a cerrar. No se avanzó.

—¿Cuándo se buscó por última vez en algún terreno o finca?

—A finales de 2022 se hizo una búsqueda con drones y seis cámaras distintas en varios lugares del término municipal de Aguilar. Pero, desgraciad­amente, no dio ningún resultado positivo. Pero, por lo menos, como en cada búsqueda, sirvió para descartar posibilida­des.

—También se investigar­on sus móviles. ¿Se alcanzó algún resultado?

—Un examen forense de los teléfonos móviles es una fuente de informació­n vital para una desaparici­ón. Sus dos móviles estuvieron años sin que nadie los investigar­a. Nosotros tuvimos la iniciativa, con el consentimi­ento de la autoridad judicial, de analizarlo­s con una empresa especializ­ada. En uno de ellos había muchas fotografía­s personales y en el otro, muchos mensajes de texto que era el método habitual de comunicars­e en 2008. Con todos los informes emitidos nos fuimos al juzgado y nos dijeron que esos estudios no valían porque se había roto la cadena de custodia. Algo que nadie nos había dicho que podía pasar.

√ «Los perros han detectado olor a cadáver en muchas propiedade­s de su exmarido y donde él ha trabajado»

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// J. PRIETO Antonio Zurera sostiene un carte conmemorat­ivo de su hermana

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