Una fantasía de dragones abre el Festival de Málaga
▶ Salvador Simó presenta una coproducción con China, ‘Dragonkeeper’
‘Dragonkeeper: Guardiana de dragones’ ha llenado de fantasía el arranque de la 27 edición del Festival de Málaga. La película de animación dirigida por Salvador Simó ha sido la encargada de inaugurar el certamen y ha logrado deslumbrar con su mezcla de dragones, magia y una narrativa épica y llena de color que evoca los clásicos del cine de aventuras.
El catalán lleva a la pantalla, en esta coproducción con el director chino Li Jianping, la historia de Ping, una niña esclava que ayuda a escapar de una fortaleza en las montañas al último de los dragones vivos en tiempos de la China imperial, enfrentándose a un malvado hechicero en una misión que ayuda a la pequeña a descubrir el poder de elegir su propio destino.
El deseo de Simó con esta cinta era capturar la esencia de las emocionantes aventuras que marcaron su infancia en los años 80 y 90. Clásicos como ‘Los Goonies’ e ‘Indiana Jones’. Y con ese objetivo, el equipo se propuso crear una película que no solo entretuviera, sino que también emocionara al público con una historia épica y memorable. «Queríamos recuperar esa forma de contar historias en el cine de animación que nos emocionaba cuando éramos niños», ha explicado el director ayer en Málaga tras la proyección de la película, que está basada en el primero de los libros de una trilogía escrita por la australiana Carole Wilkinson.
El hecho de ser una colaboración internacional entre España y China ha planteado desafíos únicos en términos de producción y autenticidad cultural. «Desde el principio, fue importante para nosotros mantener la fidelidad histórica y cultural de la época en la que se desarrolla la historia», ha apuntado Simó que, junto al resto del equipo, ha trabajado en estrecha colaboración con productores chinos para garantizar que la película capturara «la esencia de la China antigua».
Uno de los aspectos más destacados de ‘Dragonkeeper’ es su enfoque filosófico, que explora temas como el destino, el poder y la identidad. A través del viaje de Ping y su relación con el dragón, la película plantea preguntas profundas sobre el significado del heroísmo y el valor de tomar el control de nuestro propio destino. «Queríamos que la película fuera más que una simple aventura –ha subrayado el director–; que los personajes y sus acciones conectaran con la audiencia para contar la historia, porque de otro modo, por mucha peripecia que hubiera, no funcionaría.
Una «doble pandemia»
La producción de la película ha supuesto un desafío de seis años, marcados además por el Covid-19. «Esta película ha vivido dos pandemias, porque los tiempos en Europa y en China han sido distintos. Eso nos llevó no solamente a abandonar el estudio y trabajar en remoto, sino también a grandes dificultades por no poder viajar ni nosotros ni la parte china durante muchísimo tiempo», ha señalado el productor ejecutivo, Larry Levene.
Abraham López y Víctor Saúco, director de animación y director técnico y supervisor 3D, respectivamente, han explicado que cada detalle ha sido abordado de forma cuidadosa para crear una gran experiencia visual, desde el diseño de los personajes hasta la animación final. En esto también ha sido clave el codirector, Li Jianping, y el conjunto del equipo chino, que han vigilado escrupulosamente que cada detalle de la película correspondiera con la época y el lugar en el que se desarrolla la historia.
El vestuario de cada personaje, los acentos en el doblaje, los edificios y hasta los accesorios que la protagonista llevan prendados en el pelo responden a criterios históricos y al interés de plasmar de la manera más fiel posible la China de hace 2.500 años. «Hay una diferencia cultural muy grande entre cómo cuentan ellos las historias y cómo las hemos contado nosotros», ha señalado Salvador Simó, que cree que el gran éxito de esta película es precisamente esa unión y haber logrado que funcione tanto en China como en el resto del mundo. La música desempeña un papel crucial en la creación de la atmósfera de la película. Grabada en Budapest con la Orquesta Sinfónica, ha sido compuesta por Arturo Cardelús.