El convento de San Francisco de Adamuz, olvidado y en ruinas
Es un tesoro del patrimonio histórico del siglo XIV en un paraje natural de gran belleza dentro de una finca de propiedad privada, desde hace tres años está en la lista roja que elabora Hispania Nostra y carece de protección
Un entorno natural incomparable, un lugar que invita a la calma, el retiro y la vida sosegada, y una encrucijada de épocas y personajes históricos solapados siglo a siglo. El convento de San Francisco del Monte, en Adamuz, fundado en el siglo XIV, representa todo eso y más.
El abandono y el paso del tiempo lo han llevado a las ruinas en las que se encuentra actualmente. Ya en julio de 2021 entró en la lista roja del patrimonio español que elabora la asociación sin ánimo de lucro Hispania Nostra para dar voz al patrimonio cultural y natural en riesgo de desaparición. Esta nómina alerta sobre la necesidad de restauración de edificios históricos y la prevención del expolio.
Su origen más remoto en el término municipal de Adamuz se remonta al monasterio de San Zoilo Armilatense, de los primeros conventos mozárabes que hubo en la Córdoba califal, y era respetado por todos los califas. Tuvo una gran relevancia histórica porque Almanzor, durante sus campañas, paraba allí. En una revuelta murieron dos hijos de Almanzor en el siglo XI. Con el tiempo este convento eremítico se perdió.
Uso religioso
Como tantas veces ocurre a lo largo de los siglos, sobre un lugar de uso sagrado se asentó otro: con la Reconquista llegaron los cristianos y a partir de los restos del convento de San Zoilo Armilatense levantaron San Francisco del Monte, en un emplazamiento muy cercano a él y reutilizando los materiales para la nueva construcción. Hay muchas cuevas a su alrededor que eran doce ermitas y se conservan en un estado muy puro.
El convento de San Francisco del Monte lo fundó Martín Fernández de Andújar en el año 1385. Era un platero jubilado que donó unos terrenos que había adquirido en las partes bajas de aquellos escarpados montes para que se fundase, e ingresó en él como otro fraile más. En el siglo XV estuvo protegido por el Señor de El Carpio y fue un lugar de espiritualidad de referencia.
Se presupone que los Reyes Católicos estuvieron en él, y hay constancia de que el rey Felipe IV permaneció allí para «tomar la ceniza» al inicio de la Cuaresma. Gozó de vida monástica hasta la Desamortización, según detalla a ABC el abogado Francisco José Pérez. Subraya que «aunque poco suntuoso, este cenobio tuvo una gran fama por el ascetismo de sus frailes y el rigor de sus reglas».
Es un verdadero tesoro que tiene Adamuz, pero en la actualidad pueden verse las arcadas tiradas y sigue languideciendo, «ya arruinado el convento y muerto el legendario ciprés» que tuvo y del que «tan sólo queda el tocón».
Belleza en los detalles
El paraje desprende mucha magia, en plena Sierra. Hay una piedra con forma humana que los frailes, incluso, vestían, como explica este joven de Adamuz preocupado por la conservación de este convento y por que no caiga en el olvido, pues no goza aún de ninguna protección legal específica. La finca en la que se encuentra es de propiedad privada y sólo se puede acceder cuando los dueños dan su permiso.
En plena Sierra Morena, a 15 kilómetros de Adamuz, se alzó San Francisco
del Monte en la zona más elevada, Peñas Rubias, cerca del pantano del Guadalmellato. Lo forman un conjunto de ermitas y el propio convento. Los esfuerzos de Francisco José Pérez han ido encaminados a lograr su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC) de la Junta de Andalucía. En su momento, en la delegación provincial de Cultura le dijeron que por su naturaleza sería «BIC de carácter arqueológico».
En lo que sí tuvo más éxito fue en la incorporación el 9 de julio de 2021 en la lista roja del patrimonio español, de la asociación Hispania Nostra. La llamada de atención de este joven interesado en la historia de su municipio se pone en este convento «para que se proteja, porque ahora mismo no se está haciendo nada con él y lo que queda está tendente a que desaparezca del todo porque el edificio está semienterrado y dentro de una finca de caza mayor alambrada».
Antes se le retiraba la maleza, pero no de un tiempo a esta parte. Si le crece la maleza, «su estructura, débil, va a sufrir más que si fuera un edificio más consistente». Pérez apunta que hubo la posibilidad de aprovechar una subvención para realizar un estudio detallado y nombrarlo BIC de carácter arqueológico en el año 2021, pero el Ayuntamiento de Adamuz no lo gestionó y se perdió.
Sensibilidad
Pérez echa en falta más sensibilidad de todas las partes: «El Ayuntamiento no ha hecho nada, ni promoción ni nada. Hay mucha gente en Adamuz que no sabe que esto existe», denuncia. Él, junto con un grupo de amigos con inquietudes en historia y arqueología, está moviéndose en publicaciones y con Hispania Nostra para «que se conozca este patrimonio único porque hay pocos monasterios eremitas que sean cuevas que estén en un estado tan puro».
Un cenobio que se refleja parecido al de Adamuz, a su juicio, es el monasterio que estaba donde el actual Parador
de la Arruzafa de Córdoba. En el de Adamuz «de esa época, eremítico, los franciscanos buscaban siempre lugares muy impresionantes para retirarse para dedicarse a la oración y hacer el ayuno». Y su riqueza se proyecta al siglo XXI para dar a conocer «cómo era la vida en el siglo XIII hasta el siglo XIX y puede potenciar mucho el turismo en nuestra zona».
Sería combinar el turismo histórico y cultural con el natural, que ya se realiza, pero se queda anquilosado en lo natural solamente: «El entorno natural es muy bonito y hay una colonia de buitres en el alto de Jesús: «Allí se une todo, la naturaleza, el medio ambiente, el patrimonio». Es vital «que se conozca, se empiece a cuidar y que no lo perdamos».
En ocasiones, paseando por ese paraje, Francisco José Pérez se ha encontrado a ras de suelo cerámica con pintura verde manganeso de época califal, del siglo X. Y se pregunta «¿qué no habrá allí?» si eso aparece a un nivel tan superficial. Ir entre columnas, capiteles y restos el edificio invita a pedir una llamada de atención.
San Francisco Solano
En San Francisco del Monte pasó San Francisco Solano tres años como guardián del convento y en esa época estuvo curando la peste tanto en Adamuz como en Montoro. Iba caminando a predicar a la parroquia de Adamuz y se cuenta que el primer milagro de San Francisco Solano, resucitar a una niña de la peste, se produjo cuando él iba saliendo de este convento.
De la ermita del alto de Jesús destaca un Cristo de caña mexicano que tenía muchísima devoción en los contornos. El archivero municipal de Montoro, José Ortiz, también muy interesado en indagar en el pasado de San Francisco del Monte, ha descubierto
Su origen más remoto conecta con el convento de San Zoilo Armilatense, del que utilizó los materiales de construcción
En el siglo XV, el convento gozó de la protección del Señor de El Carpio y fue un lugar de espiritualidad de referencia
viendo los testamentos que se conservan que había tanta simpatía hacia este monasterio que era muy común que muchos benefactores le dejaran sus legados (fanegas de trigo, aceite o una capellanía de una finca a favor del convento, por ejemplo). La cueva grande es la iglesia primogénita,
una cueva de carácter neolítico y se sitúa justo detrás del convento, a unos 30 metros de distancia. Y las diversas cuevas en las que los frailes se retiraban están diseminadas por todo el entorno. Se tiene la creencia de que algunas aún permanecen selladas, este aspecto sería una línea de trabajo
en el futuro. El Ministerio de Cultura, en su Portal de Archivos Españoles dice de él que como convento de franciscanos observantes estaba a extramuros de la villa y era casa de recolección.
«El número de sus frailes osciló entre catorce en el siglo XVI y 39 en el siglo XVIII», según esta misma fuente. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) el Gobierno ordenó la supresión del convento y el traslado de los frailes al convento de San Lorenzo de Montilla. Y fue suprimido el de Adamuz definitivamente por la junta de gobierno de Córdoba en septiembre de 1835. Por su parte, el alcalde de Adamuz, Rafael
Ángel Moreno, consultado por ABC, recalcó que los terrenos donde se asienta el convento de San Francisco del Monte son de propiedad privada y resulta muy difícil actuar allí. «No tendríamos problemas en buscar ayudas. Conozco aquello bien».
La finca que contiene el antiguo convento es hoy «una explotación agrícola, ganadera, cinegética y de turismo rural. Una empresa de turismo activo es la única que guía las visitas por allí, es difícil llegar y no está abierto al público». En su opinión, la Junta de Andalucía tendría que actuar con la declaración del lugar como un Bien de Interés Cultural.