ABC (Córdoba)

Festival de Málaga: ‘Pájaros’, fragilidad masculina en un viaje de España a Rumanía

Javier Gutiérrez y Luis Zahera dan vida a dos ‘perdedores’ en el filme de Pau Durá

- PABLO MARINETTO

Dos perdedores que buscan encontrars­e a sí mismos. Es la propuesta con la que el actor y director catalán Pau Durá (’Formentera Lady’ y ‘Toscana’) ha aterrizado en el 27 Festival de Málaga. ‘Pájaros’, su tercer y nuevo proyecto, lleva a los espectador­es a un viaje transeurop­eo entre España y Rumanía con una ‘road-movie’ que, a pesar de navegar por las tragedias particular­es de sus protagonis­tas, «tiene un tono vitalista que deja buen sabor de boca». Así lo cree al menos el actor Javier Gutiérrez; él y Luis Zahera dan vida a Colombo y Mario, dos «perdedores» que se suben a un coche en Valencia para llegar hasta las orillas del mar Negro en la ciudad rumana de Constanza. En el camino se enfrentan no solo a obstáculos externos, sino también a sus propios conflictos personales, construyen­do una trama que destaca por revelar la «fragilidad masculina».

«Creo que puede atrapar al espectador con su melancolía, su ternura y su mezcla de comedia y drama en los personajes», destacó

Durá ayuer durante la presentaci­ón de la película, que participa en la sección oficial del Festival de Málaga, y que ha sido rodada en tres países –España, Italia y Rumanía– y hasta en ocho idiomas.

Según el director, la «honestidad» ha sido clave a la hora de construir tanto la relación entre los personajes como la propia historia, que aborda «temas serios como el paso del tiempo, la culpa –muy presente en la película– o el desamor, pero tratados con ligereza, tranquilid­ad, humor e ironía». Una narrativa que bebe, según Durá, de cineastas como Alexander Payne.

Luis Zahera da vida a Mario, un hombre muy peculiar que se sirve de su afición por las aves para engañar a Colombo a embarcarse en un viaje que esconde otros motivos. Por su parte, el personaje de Javier Gutiérrez es un ‘looser’ que trabaja en un garaje 24 horas mientras trapichea con marihuana para sacarse un extra y trata de convivir con su pésimo papel como padre. «Está buscando su lugar en el mundo y este viaje le viene como anillo al dedo para intentar encontrar soluciones. Está perdido en el amor, en la crianza de su hijo y en el mundo laboral, y busca desesperad­amente a alguien que le eche una mano», ha explicado Gutiérrez. Elisabetta, a quien da vida la actriz italiana Teresa Saponangel­o, es su pequeña vía de escape durante el viaje, pero es con Mario con el que construye un soporte mutuo. Ambos son muy distintos, pero se complement­an.

Un tipo «tocadito»

«Mario es un tipo tocadito que está intentando rebobinar en su vida», ha indicado Zahera, quien ha confesado que el personaje refleja aspectos de su propia experienci­a y de la masculinid­ad frágil, que la película explora con profundida­d, y a cuya idea que contribuye la tartamudez del protagonis­ta. «Antes que perdedor, prefiero usar la palabra cobarde. Yo, que tengo cuatro hermanas mayores, siempre tuve la sensación de que era el más cobarde y que ellas eran más poderosas», ha indicado. En este sentido, cree que eso le ha ayudado a buscar y plasmar en el personaje «esas cobardías y miserias de los varones» de su edad que recibieron «educacione­s terrorífic­as». Ambos, Gutiérrez y Zahera, salen de sus registros habituales en una cinta en la que Durá ha utilizado la figura del pájaro como hilo. «Hay un momento en el que se dice que son afortunado­s porque no son de ningún lado. Van y vienen, y eso nos daba un juego poético de paralelism­os entre sus vidas», ha apuntado el director. «Están huyendo del lugar donde están sus problemas para verlos y tratar de poner luz en esas sombras».

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Luis Zahera, ayer en Málaga // EFE

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