Jesús del Calvario, la Vía Sacra al cielo en una tarde luminosa
La hermandad regresa triunfal con la imagen que cumple tres siglos a San Lorenzo un día más tarde por la lluvia
’La Vía Sacra’ fue la marcha que la banda de la Esperanza bordó para recibir a Nuestro Padre Jesús del Calvario mientras abandonaba la Catedral, ayer. Tres siglos después, la cofradía que le da culto culminaba la conmemoración primero de su fundación y luego de la bendición de su titular. Hasta el sol hizo acto de presencia para postrarse a sus pies. Caprichoso antes de ayer, a cambio, esta vez sí, hizo brillar el rostro del Señor de la dulce mirada nada más cruzar la Puerta de las Palmas, y le dio resplandor al oro de su túnica de bordados otomanos, a todo el dorado de su paso.
Alta, altísima era la expectación para paladear la elegancia de su caminar en el Patio de los Naranjos, en todas las calles. La torre de la Catedral estaba a rebosar de turistas y Deanes era una bulla, a tan sólo veinte días del Domingo de Ramos. Los cofrades de Córdoba mostraron su sed de Semana Santa. ‘Virgen del Valle’ desataba la emoción al terminar en Deanes y entrar en Conde y Luque, exquisitez absoluta.
El Señor flotó en su paso, adornado con un suelo silvestre de flores, espinos y cardos que evocaba el Marrubial donde los primeros hermanos de la Vía Sacra cimentaron la devoción que perdura llena de vida. El viento le mecía la túnica. Los cofrades del Calvario, que supieron agarrar la jornada anterior la cruz que la lluvia les impuso implable, llevaron en sus rostros la satisfacción por lo vivido desde el miércoles, y estuvieron arropados por numerosas hermandades.
Recordaron la ilusión de la ida en vía crucis, el cara a cara con el Señor los dos días de besapiés, las cálidas palabras del obispo el sábado y el amargor de la contrariedad por la lluvia. Ya sólo tenían por delante el camino de regreso a casa, a la parroquia de San Lorenzo, y lo afrontaban con total solemnidad. Sobrecogedores fueron los instantes previos al baño de multitudes en que el paso del Señor del Calvario permaneció quieto en el silencio de la Catedral ante la tumba del obispo que lo bendijo en abril de 1724, Marcelino Siuri.
Por todo ello, los tres siglos de la hechura y bendición de Jesús del Calvario desembocaron ayer en una tarde feliz y luminosa de puro sabor cordobés, y una noche llena de plenitud: la imagen la realizó el fraile trinitario cordobés Fray Juan de la Concepción, y le acompañó una banda cordobesa.
Excepción
La elección de una banda de música de plantilla completa para esta ocasión se hizo precisamente para subrayar el carácter extraordinario de la cita en toda su historia reciente (no pudo estar por el aplazamiento la Banda y Unidad de Música Nuestra Señora de los Ángeles de Granada, como se previó en un principio).
La banda de la Esperanza regaló ‘Saeta cordobesa’, Nuestro Padre Jesús del Calvario’ y desgranó un repertorio clásico con una gran cantidad de marchas de compositores de esta tierra y muchas marchas dedicadas a imágenes de Cristo. No faltó ‘Un recuerdo’, de Eduardo Lucena, cuando pasó por la iglesia del Compañía, en honor del Señor del Santo Sepulcro. Caía la tarde y los cofrades se frotaban los ojos y los oídos de puro gozo.
La Vía Sacra hacia el cielo de Córdoba a los pies de Jesús del Calvario dejó instantáneas para la historia y un sabor de dulzura cuando la ciudad presiente el nacimiento de una nueva Semana Santa.
La banda de la Esperanza, sustituta, desgrana para el Señor un repertorio de marchas clásicas y con puro sabor cordobés
La cofradía culmina la celebración y todo lo vivido desde el miércoles en la Catedral con una tarde entre multitudes