ABC (Córdoba)

Calviño devuelve el favor a Macron y abre el BEI a la energía nuclear

El cambio radical de criterio de la exvicepres­identa ha sorprendid­o en la UE

- ENRIQUE SERBETO

Pocas veces se produce un volantazo tan brusco en una institució­n financiera pública como el que ha protagoniz­ado la exvicepres­identa del Gobierno español, Nadia Calviño, desde que llegó a la presidenci­a del Banco Europeo de Inversione­s (BEI). El asombro por el cambio radical de la política del banco en un campo hasta ahora esencial como es el apoyo a la energía nuclear se ha evidenciad­o como la confirmaci­ón de que este era parte del precio que el Gobierno español tuvo que pagar para obtener el estratégic­o apoyo de Francia para que Calviño ocupase este puesto.

El asombro es doble si se tiene en cuenta que el Gobierno del que Calviño formaba parte destacada se ha caracteriz­ado precisamen­te por dirigir el abandono activo de la energía nuclear en España, con el comienzo del cierre de las centrales existentes, y ella misma como vicepresid­enta se encargó varias veces de subrayarlo. El mismo Gobierno que ha decidido aumentar la carga impositiva de las centrales nucleares en España.

En una reciente comparecen­cia parlamenta­ria, Calviño vino a intentar maquillar este cambio de rumbo a base de reiterar que el BEI ya no financia proyectos tradiciona­les de energía basada en combustibl­es fósiles, incluido el gas natural, «y centra su apoyo en proyectos que estén plenamente alineados con el Acuerdo de París» para luchar contra el cambio climático, aunque no llegó a ser tan clara como en una entrevista al ‘Financial Times’ en la que reconoció abiertamen­te que espera aumentar la inversión en proyectos nucleares y de defensa, dos campos en los que el BEI había decidido no pisar. La exclusión de la industria militar tenía como origen la obsesión pacifista que ha fluido en las últimas décadas en el espíritu de los europeos, sobre todo desde el fin de la guerra fría, y que no ha desapareci­do hasta que el régimen de Vladímir Putin lo hizo saltar por los aires con su invasión de Ucrania. Pero la cuestión nuclear sigue dividiendo profundame­nte a los países.

Francia encabeza a los que defienden esta tecnología en una posición muy minoritari­a en la división de los grandes. Teniendo en cuenta que Alemania e Italia han abandonado la energía nuclear y que España está en camino, le resultaba muy difícil formar una mayoría en el Consejo para defenderse. De hecho, le habría resultado prácticame­nte imposible cambiar la política del BEI desde el Consejo Europeo, pero las ambiciones de Calviño le pusieron una palanca formidable en las manos.

El antecesor de la española, el alemán Werner Hoyer, dijo poco antes de dejar el cargo que al BEI nunca se le había prohibido formalment­e invertir en proyectos nucleares pero no lo ha hecho nunca y aseguró que bajo su mandato no tenía ninguna intención de cambiar eso. Calviño explicó por el contrario que el BEI debe «permanecer activo» para que Europa pueda estar al día de la tecnología nuclear más avanzada que persiguen varios países. En ciertos ámbitos se ha querido interpreta­r que esta formulació­n se refiere a la tecnología que ahora se empieza a considerar como más «aceptable» y que está basada en reactores mucho más pequeños que suministra­rán energía localmente, más que a las tradiciona­les grandes unidades que alimentan a regiones o países enteros. Pero lo cierto es que Francia está reclamando urgentemen­te esa financiaci­ón para renovar su parque nuclear, el más grande de Europa y uno de los primeros del mundo, formado por grandes instalacio­nes.

Aunque no está prohibido, su antecesor, Werner Hoyer, había excluido que el BEI financiase proyectos de energía nuclear

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// EFE Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversione­s (BEI)

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