Nuevas palabras para cultivar la memoria

Hay una relación íntima entre el vocabulario y la agonía de los pueblos, y es necesario recuperar significados

Hace unos meses fue noticia que la RAE había aceptado miles de nuevas palabras, o acepciones. Entre ellas, chundachunda, balconing, aquaplaning, pixelar, marichulo, etc. Yo había propuesto algunas, relacionadas con la caza, que no figuran entre las admitidas.

Mi fracasada sugerencia tiene mucho que ver con algo de lo que se viene hablando en los últimos tiempos: la España vacía. Encuentro relación íntima entre las palabras y la agonía de los pueblos, porque el lenguaje es parte de su alma, y la pérdida de palabras es también pérdida de vida. No solo abandonan el campo las personas, sino que se olvidan costumbres, modos de vida.

Sé de lo que hablo, he nacido en un pueblo, como mis hermanos, mis padres, mis abuelos, y buena parte de mi vida profesional la he desarrollado también en pueblos de La Mancha, Extremadura y Andalucía, tan parecidos, tan queridos.

Algo que comparten esos pueblos es la caza, tanto más importante en su cultura cuanto más pequeños; esto es así, sea cual sea la opinión que se tenga de esta ancestral ocupación humana, guste o no guste: lo he conocido y vivido.

El desprecio a nuestro idioma crece. Me gusta el género literario ‘artículo’, del que soy lector asiduo; cada vez con mayor frecuencia tropiezo con palabras adoptadas del inglés –pronto llegarán las del chino– que no sé lo que significan: voy camino de convertirme en un analfabeto.

Pretendo con mi presencia en estas páginas de ABC proponer la aceptación de nuevas palabras y corregir definiciones equivocadas. Cuento con larga experiencia de cazador y también, no es dato menor, con una bien nutrida biblioteca. Ojalá mi propuesta encuentre el apoyo necesario para que tenga éxito.

El método a seguir será situar la palabra en relación con la caza y comprobar su presencia en los libros; con preferencia, en los antiguos. Puede ocurrir que esa modalidad de caza se haya desnaturalizado o perdido, y entonces explicaré lo que fue, lo cual ayudará a que las nuevas generaciones de cazadores entiendan lo que se ha escrito.

Después de seis años sin escribir de caza, con ilusión, vuelvo.