ABC (Córdoba)

¿Y si no cae aquí?

Que caiga Sánchez es el premio Gordo para quienes sueñan con la lotería

- JESÚS LILLO

CUATRO meses quedan para que Loterías y Apuestas del Estado relance la campaña prenavideñ­a del «¿Y si cae aquí?», pero ya hay quien cree tener todas las papeletas. Pese a su volumen, el Gordo no es Koldo García, el de ‘Siete apellidos vascos’, sino Pedro Sánchez, al que media España le tiene tantas ganas que se pone a salivar en cuanto el jefe del Ejecutivo tropieza con la votación parlamenta­ria de un decreto, un auto del Tribunal Supremo, un dictamen preliminar de la Comisión de Venecia o una trama de comisionis­tas investigad­a por la UCO. El PP ha llegado a montar un Comité de

Seguimient­o del caso Koldo –inspirado en la foto de Obama, cuando la Casa Blanca se llevó por delante a Bin Laden– cuyos miembros intercambi­an décimos para el sorteo extraordin­ario de una primavera que de momento es lo único que está al caer.

Los niños de San Ildefonso son aquí y ahora los agentes de una Unidad Central Operativa que, como sus primos de la UDEF, van cantando los nombres y los números, profesiona­les del cruce de datos que acumulan un largo historial de penas de telediario, bolas caídas por el suelo y descuadres en las tablas. De notario del sorteo extraordin­ario ejerce el juez Ismael Moreno, y de Gordo de Primavera, avance de temporada, se anuncia Pedro Sánchez, para variar. «No tenemos sueños baratos», rezaba el eslogan de otra campaña de Loterías, en aquel caso de la Primitiva y de 2015, cuando Sánchez no pasaba de ser, sueño barato, el secretario general del PSOE.

Según los cálculos estadístic­os, la probabilid­ad de que un décimo del sorteo extraordin­ario de Navidad resulte agraciado con el Gordo es del 0,001 por ciento, posibilida­d que va en aumento según descendemo­s en la cuantía de los premios, hasta llegar a la pedrea, que viene de Pedro, por derivación, y termina en Sánchez, o en García, un apellido vasco como otro cualquiera. La cosa esta de las terminacio­nes loteras es bastante similar a la de las aproximaci­ones sanchistas. El tradiciona­l «¿Y si cae aquí?», milimétric­o, da paso al conformism­o que conlleva la progresiva ampliación del radio de una circunfere­ncia cuyo centro ocupa la estaca de la que está atada la cabra que come en función de la longitud de la cuerda. Esto se estudiaba antes en la escuela. La estaca es Pedro Sánchez, la cabra es el PP y lo que se va a comer el bicho es lo que le dejen. La cabra rumia de todo. Incluso periódicos.

No tener sueños baratos, como le sucede al PP desde las elecciones del 23-J, lo tiene en un duermevela. «Tus sueños juegan a la Lotería», rezaba otro eslogan de la entonces Onlae, en 1998. El sueño de todo aquel que espera y desespera es el Gordo, pero la pedrea que el 21 de febrero empezó con Koldo arrestado y siguió con Ábalos en el Grupo Mixto tiene toda la pinta de acabar, por simple aplicación práctica de la ciencia estadístic­a, y al margen de cuatro chorizos, en un cúmulo de aproximaci­ones a Sánchez y de terminacio­nes nerviosas. Si decretar un estado de alarma inconstitu­cional atendió a la causa mayor –«absolutame­nte imprescind­ible», dijo el Gobierno en julio de 2021– de salvar vidas, lo de las mascarilla­s nos va a recordar, como cada 22 de diciembre, que lo importante es la salud.

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