ABC (Córdoba)

«No olvidaré su cara; nos miró desde el coche antes de disparar»

El acusado declaró a las preguntas del fiscal que «se está confundien­do conmigo»

- PILAR GARCÍA-BAQUERO

Un jurado popular de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba comenzó ayer el juicio contra un presunto sicario portugués acusado de esperar en un coche de madrugada y asesinar a un vecino de la pedanía de El Calonge en Palma del Río en 2019, por lo que se enfrenta a 27 años de cárcel. El testigo directo del asesinato de Antonio, un vecino de Palma del Río, de 40 años, el pasado 3 de julio de 2019 declaró ante el tribunal del Jurado cómo el acusado que habría actuado por encargo había cortado el paso con su coche en la carretera por donde ellos volvían a su casa y les obligó a pararse. «Él se bajó del coche, se acercó a la ventanilla y empezó a reírse, a lo que dijimos: ‘La virgen, que tajá tiene’. Acto seguido apuntó con una pistola dorada o plateada pequeña cubierta por las dos manos a Antonio y le pegó dos disparos a través de la luna delantera», declaró este testigo directo de los hechos ante los miembros del tribunal popular.

Confusión

«Lo primero que pensamos Antonio y yo cuando íbamos en el coche y vimos unas luces al final de la carretera fue esconder lo que llevábamos, porque pensábamos que era la Policía secreta. Luego pensamos que era un vecino metiéndose una caña; eso fue lo que se nos vino a la cabeza», señaló.

Este testigo, a preguntas de la defensa, reiteró con la frase «lo recuerdo perfectame­nte» que el acusado que está sentado en la sala es la persona que disparó dos tiros contra Antonio, al menos dos veces, que él lo viera, porque luego salió del coche y huyó hacia la cuenta para esconderse en los naranjos, y desde allí escuchó dos golpes más que no ha sabido decir si fueron disparos o no.

Desde la cuneta, declaró ante el tribunal este testigo directo del crimen, «me agaché porque el tío estaba de pie al lado del coche; cogí una piedra y le tiré a su coche y le dí; pero no volví a nuestro coche hasta que vi que ese Seat León se fue en dirección Lora del Río o Sevilla». Al regresar al coche, este testigo amigo de Antonio lo encontró gravemente herido dentro e intentando desplazars­e al asiento del copiloto. «Estaba herido y yo le tuve que ayudar a moverle la pierna para que se colocara en el otro asiento, y me decía: «Corre; llévame al medico que me ha matado». Este vecino de Palma que pasó el día con la víctima declaró ante el tribunal que en ese trayecto Antonio le dijo que no conocía ni sabía quien le había disparado.

Apenas unas horas más tarde, alrededor de las 7 de la mañana, este testigo declaró ante los agentes de Guardia Civil y reconoció entre doce fotografía­s al presunto autor de los disparos. La defensa del acusado, por su parte, hizo hincapié que si bien ahí este testigo reconoció al ahora acusado, en una ocasión posterior, que fue un reconocimi­ento por videoconfe­rencia en el juzgado, no lo pudo reconocer porque iba con perilla y patillas. Sin embargo, el testigo directo sostuvo durante el juicio, y lo qiso dejar claro en varias ocasiones, que «recuerda perfectame­nte que era el ahora acusado; no me voy a inventar la cara, ni de esa sonrisa antes de dispararle­s», señaló. Por su parte, el acusado negó todos los hechos y a preguntas del fiscal, que solicita para el acusado un total de 27 años de prisión —25 por un delito de asesinato agravado con alevosía y obtención de recompensa y dos por el de tenencia ilícita de armas—, le contestó que «usted está confundida conmigo».

El acusado negó todos los extremos a preguntas de las partes acusatoria­s, excepto que reconoció que esa misma madrugada pasó por la provincia de Córdoba, camino de Ciudad Real donde iba a llevar de madrugada unas cajas de tabaco en su coche a una venta, y reunirse poco después con su mujer y su hija.

Por su parte, el letrado de la defensa recordó a los integrante­s del Jurado que pese a la exposición de los hechos del Ministerio Público «no se deben dejar condiciona­r, como se ha intentando al decir que si lleva tres años preso es porque se presume que ha hecho algo».

Un amigo de la víctima: «Le ayudé con la pierna a que se pasara al asiento del copiloto y él me pedía que le llevara al médico»

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