El Gobierno se ha negado hasta 13 veces a dar al Congreso datos de fijos discontinuos
Más de un año después de que Yolanda Díaz se comprometiese a hacerlo, se desconoce la realidad del empleo
En el escaso medio año que ha transcurrido de legislatura el Grupo Popular ha reclamado en 13 ocasiones al Gobierno datos por escrito de los fijos discontinuos inactivos que hay en España en general y en las distintas provincias en particular. No ha recibido respuesta a los interrogantes planteados, sólo reflexiones genéricas que no están contribuyendo a despejar las sombras de duda sobre la marcha del empleo en España desde que la reforma laboral impulsara esta fórmula contractual.
La insistencia de los populares se produce después de que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se comprometiera ya hace año y medio a dar los datos reales de unos contratos que en febrero supusieron un tercio de los indefinidos realizados. Y esa falta de transparencia impide saber con exactitud cómo se está comportando el mercado de trabajo y la evolución del desempleo. Desde que en diciembre de 2022 Yolanda Díaz contestara a una pregunta parlamentaria del PP que existían 443.000 fijos discontinuos inactivos no contabilizados como parados, nada se ha sabido del desglose de este empleo (los que están activos y los que no). Una situación que preocupa a los economistas, que llevan ya muchos meses reclamando al Gobierno transparencia con los datos. El BCE, Banco de España, Fedea o BBVA y las organizaciones empresariales han pedido la radiografía de este trabajo estrella de los cambios laborales que entraron en vigor en 2022, una norma que tampoco es posible evaluar sin contar con la estadística completa.
Un millón de demandantes
Pese a la negativa del Gobierno a ofrecer los datos sobre la situación, de actividad o paro, en la que se encuentran los trabajadores con contrato fijo discontinuo, la estadística del Servicio Público de Empleo permite conocer cuántos millones de trabajadores han firmado una relación laboral bajo esta
modalidad de la que rubricaron el pasado año más de 2,3 millones de contratos. Se trata de los demandantes de empleo con relación laboral, es decir, la de aquellos trabajadores con contrato en vigor que se inscriben en el paro para solicitar un puesto de trabajo. En febrero fueron 1,2 millones, lo que supone multiplicar casi por cinco los que había en el mismo mes de 2019, antes de la reforma laboral y de la pandemia. Respecto a diciembre fueron más de 30.000.
Ese epígrafe incluiría a los trabajadores fijos discontinuos en fase de inactividad que buscan un puesto de trabajo complementario –no se incorporan a la lista de los casi 2,7 millones de parados aunque cobren la prestación–, pero también a los empleados con la misma expectativa afectados por un ERTE, los ocupados que cobran prestación y las personas en trabajos de colaboración social. A pesar de todos estos condicionantes, es la ruta que en su respuesta marca el Gobierno al principal partido de la oposición cuando ha reclamado información y transparencia sobre los fijos discontinuos. Además de este argumento, en sus escritos el Ejecutivo también añade: «En materia de contratos, los datos que este organismo conoce y registra son los de los contratos celebrados entre las empresas y los trabajadores que le son comunicados, pero desconoce la situación laboral que los trabajadores puedan mantener durante la vigencia de su contrato de trabajo».
Como ya informó este diario todas las alarmas han saltado con la forma en la que se está reflejando en la estadística el tipo de empleo que se está crean
do, con la forma de contabilizarlo. Los fijos discontinuos no están siempre trabajando, registran periodos de inactividad en los que, en algunos casos, pueden estar cobrando la prestación por desempleo, pero no aparecen reflejados en las listas de paro porque se consideran demandantes de empleo ocupados. Por tanto, mientras tienen actividad contabilizan como afiliados a la Seguridad Social y cuando no la tienen no aparecen como dados de alta, pero tampoco como parados. Es el caso, por ejemplo, de una camarera de piso en un hotel en Baleares o un contratado en un chiringuito de playa.
El fantasma del maquillaje
El discurso más duro llega cada mes desde el PP, que acusa al Gobierno de «maquillar» las cifras de paro y de inflar los datos de empleo, extremo que niega el Ministerio de Trabajo. El departamento que dirige Yolanda Díaz recuerda que la contabilidad estadística de estos contratos es la misma desde 1985 y que si ahora los fijos discontinuos no aparecen en las listas de paro antes, con el PP, tampoco. La forma de contabilizarlos es idéntica, pero han aumentado considerablemente con la reforma laboral; su relevancia es mucho mayor y esto obliga a clasificar la situación de estos trabajadores para alejar así el fantasma del maquillaje, que pone en duda la fiabilidad de los resultados.
«Los datos de paro registrado por el Servicio Público de Empleo Estatal en sus estadística de empleo se ajustan a los criterios establecidos en la orden ministerial del 11 de marzo de 1985 por la que se establecen criterios estadísticos por la medición del paro registrado...», argumenta en Ejecutivo en sus escritos al Congreso.
La realidad es que reconocer que los fijos discontinuos inactivos se mantienen por encima de los 440.000, como ya lo hiciera Trabajo en contestación a una pregunta del PP en el Senado en diciembre de 2022, llevaría aparejado una subida del paro registrado por encima de los tres millones.
Casi un 30% de los contratos indefinidos que se hicieron el pasado febrero fueron fijos discontinuos