ABC (Córdoba)

El aliento envenenado del cedido Peter Federico

Insultos al jugador por su efusividad che ante su club. «No hizo nada malo», dice su agente

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID

Peter Federico (21 años) tuvo un buen lunes. Se levantó temprano, desayunó y se fue a la ciudad deportiva de Paterna a entrenar, aunque el Valencia no lo hiciera. Su día libre lo invirtió en seguir con su rutina habitual, ajeno al ruido que se había montado a su alrededor. Así es este joven madrileño, criado en la Colonia Marconi, en Villaverde, como Raúl, uno de los barrios más humildes de la capital de España.

El atacante, criado en la cantera del Madrid y cedido en este pasado mercado invernal al Valencia, tuvo sus mejores minutos con la camiseta che ante los blancos. Salió en el minuto 73 y pudo marcar en dos ocasiones en la prolongaci­ón. Lunin lo evitó en la primera y en la segunda su disparo salió ligerament­e desviado. Aparición de impacto que él mismo agrandó con su rabia, su ímpetu y sus ganas de ganar, como quedó demostrado en esos brazos al cielo en los que le pedía un aliento más a Mestalla.

Este gesto, poco habitual en un cedido, no sentó bien a un sector del madridismo, que decidió tomarla con él en su cuenta de Instagram propinándo­le insultos racistas y xenófobos, algo que no afectó al jugador a pesar de haber capado los comentario­s e interaccio­nes en su perfil: «Peter es un chico muy noble y humilde. Un trozo de pan al que no le afecta ni le inquieta nada», explica a ABC Piru, su representa­nte.

Los insultos racistas no son un asunto nuevo en su carrera. Hace dos años, en un partido de la Youth League ante el Atlético, jugado en Valdebebas, fue insultado por radicales del equipo colchonero que acudieron al estadio Alfredo Di Stéfano. Entonces, tampoco hizo caso a la repercusió­n de aquello: «No lee nada, no escucha nada y no tiene demasiada conversaci­ón. Es que no tiene apenas inquietude­s y eso, para estos casos, le ayuda a estar totalmente evadido». El Atlético, pese a que era un partido a domicilio, fue castigado con multa y cierre de su estadio,

Criado en una familia de ocho hijos, de padre jardinero y madre ama de casa, y de ascendenci­a dominicana, Peter no es un chico de 21 años propio de su edad y de estos tiempos. No usa apenas el teléfono ni es asiduo a las redes sociales. Solo tiene cuenta en Instagram, y en lo que va de 2024 ha subido tres posts. Uno, para despedirse del Madrid, el pasado 31 de enero, dándole las gracias. Otro, un día después, posando con la camiseta del Valencia. Y el último el 11 de febrero, en su debut oficial con la elástica che. Ni siquiera comentó nada tras su buen rendimient­o del sábado. De hecho, su cuenta de Instagram, abierta en 2018, sólo tiene dieciocho post en total en estos seis años.

«Peter es quien es gracias al Madrid y como todo futbolista, cuando juega con ellos le estimula. Él es consciente no sólo de que no hizo nada, sino que defendió como debía hacerlo la camiseta del equipo al que pertenece. Es un profesiona­l», cuenta Piru. El agente de Peter no ha tenido que hacer ninguna labor especial en estas últimas 48 horas. Ha hablado las mismas veces que suele hablar con el extremo y le ha incidido en que esa versión del sábado será la que le haga seguir en el Valencia la próxima temporada. Para eso, debe pagar dos millones de euros al Madrid por el 50% de sus derechos. El jugador estaría encantado, pero hasta final de temporada Corona, director deportivo del Valencia, no tomará la decisión.

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// EFE Peter Federico, el sábado en Mestalla

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