Camino de rectitud
Saludemos el enésimo intento de la hostelería de emprender un camino de rectitud, aunque nace con agujeros negros
La hostelería cordobesa emprende su enésimo camino de rectitud. La fusión de la patronal Hostecor y la asociación Horeca representa más la cualidad de unir enfoques y criterios que la cantidad de bares y restaurantes que otorguen un mayor volumen unitario. Se trata de un sector donde los premios son individuales y los palos colectivos. Las estrellas Michelin las ganan grandes genios de la cocina. Las críticas por el desfase de los veladores en la calle, por ejemplo, se las llevan ‘los hosteleros’. Con esa premisa resulta difícil no caer en la tentación del individualismo a la hora de batallar e intentar buscar soluciones a los problemas. De barrer para casa —a veces con descarado ahínco—. Porque también concurre el rabillo del ojo de la competencia que todo lo remira. Al final, es una cuestión de comandas: quien más y mejor las reúna, se lleva el gato al agua.
El enésimo intento de tomar el camino de rectitud en la nueva Hostecor parte, además, con importantes agujeros negros. El fiasco de la Escuela de Hostelería y la falta gravosa de personal cualificado en el sector, la contabilidad interna de la propia patronal, el descontrol de los veladores o la desconexión con el gremio en la provincia —cada vez más pujante—. En algunas de estas fallas hay una responsabilidad directa del Ayuntamiento desde hace varios mandatos. La desidia ante la Escuela de Hostelería es clamorosa. De nada sirve llenarnos la boca de elogios para un sector al que no se cuida desde la base, permitiendo trabajar más en la calidad que no en la cantidad del trazo grueso.
La ausencia de regulación seria y razonable sobre los veladores obedece más a un claro interés político y electoral. Quitar veladores que ya llenan parques públicos con impunidad o multar los excesos sólo es competencia municipal.
Y la contabilidad interna siempre ha sido una especie de mito y leyenda, pero, en esta ocasión, los nuevos dirigentes dejaron este lunes en su bautismo una tajante denuncia respecto a sus predecesores: «Que devuelvan parte de lo que se llevaron» (sic).