El acusado de un asesinato por encargo dejó huellas en el coche de la víctima
El trayecto recorrido por el coche del sicario apoya su condición de autor del crimen
La Policía Judicial de la Guardia Civil del caso del presunto sicario portugués acusado de matar a Antonio, un vecino de Palma del Río, el 3 de julio de 2019 halló numerosas huellas del acusado en el capó de su coche y en la puerta del conductor desde donde recibió cinco disparos cuando regresaba a su casa con un amigo. Así lo expuso ayer el inspector encargado del caso durante la segunda jornada del juicio a este acusado de asesinato y que habría actuado por encargo obteniendo a cambio una recompensa, aunque no se ha podido determinar quién fue el autor intelectual del mismo.
Este inspector de la Policía Judicial declaró que se hallaron cinco casquillos de bala en el vehículo, que correspondían a «una pistola de pequeñas dimensiones». En la inspección del coche que conducía la víctima se encontraron «tres huellas en el capó delantero colocadas mirando al frente del cristal y a lo largo del recorrido que siguió el presunto asesino hasta acabar con la vida de Antonio. Primero disparó dos veces de forma diagonal a la víctima que estaba al volante y luego se fue a la puerta del conductor donde dejó otras dos huellas en la puerta y una en la cerradura. En ese lugar «o con la puerta abierta o con la ventanilla bajada le pegó tres tiros más».
Este investigador declaró que el amigo de Antonio, que iba de copiloto, ayudó mucho en la reconstrucción de los hechos, donde las pruebas han corroborado su versión de lo sucedido. La forma y disposición de las huellas dejadas por el presunto sicario no dejan lugar a dudas, a juicio de este investigador, de su «destreza al manejar el arma».
A preguntas de la defensa, detalló que, aunque en un principio este asesinato podría haber estado relacionado con el robo de sustancias estupefacientes por la víctima y unos amigos en el barrio de Torreblanca en Sevilla, este extremo no pudo confirmarse.
Este perito de la Guardia Civil también llevó a cabo los registros en la vivienda del acusado en Sanlúcar de Barrameda, aunque le constan otros domicilios en Portugal. «Encontramos el coche descrito por los testigos y que aparecía en las cámaras de la A-4 y las que nos ofreció el Ayuntamiento de Palma aparcado en la puerta de su vivienda. En su casa, hallamos siete teléfonos, todos desmontados con la batería y tarjeta fuera, sin conexión a internet; práctica habitual en delincuentes que no quieren ser rastreados». En el registro de la vivienda, hallaron también un sobre con unos 1.800 euros.
Otra de las pruebas de cargo expuestas ante el tribunal ayer fue el rastreo de las cámaras instaladas en la N-IV. Para los investigadores, «el trayecto del vehículo del acusado fue compatible con los hechos» que se juzgan.