ABC (Córdoba)

La energía por domar de Camavinga

▶ El francés, ya asentado como titular, debe gestionar mejor las situacione­s de riesgo y las pérdidas de balón

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID Ancelotti (R. Madrid)

Minuto 93 del Real Madrid-Atlético de Liga, disputado el pasado 4 de febrero. Camavinga se adorna demasiado en la salida de balón y acaba entregándo­le la pelota al Atlético, que monta la jugada final que acaba en el gol de Llorente que supone el empate a uno. Dos puntos menos por temeridad del francés, que en el cómputo global de sus dos años y medio sale claramente ganador, pero eso no quiere decir que tenga aún deberes por hacer. E importante­s.

Camavinga es uno de esos jugadores que representa­n como nadie la ‘enerllía’ de la que tanto presume Ancelotti en sus análisis de los partidos. Un atleta vestido de futbolista. Sobrado físicament­e, de gran zancada, generoso en el trabajo defensivo, con buena asociación de balón, polivalent­e y poderoso en el juego aéreo. Un centrocamp­ista moderno que prefiere jugar de pivote y no de interior, pero que está capacitado para hacerlo en ambas posiciones a un alto rendimient­o.

Él solo, ya con Casemiro, Modric y Kroos en el banquillo, se zampó a todo el City en la prórroga ante los ingleses de aquella histórica Champions de

2022. Segurament­e, su actuación de mayor impacto. Le ayudó salir de refresco en la segunda mitad, pero su exhibición física y técnica fue descomunal.

Desde aquel partido, su mejoría ha sido latente, pero Camavinga tiene tanto dentro de sí que, en ocasiones, se ve tan sobrado que acaba metiendo en un problema a su equipo. Le pasó en el derbi de hace un mes, pero no ha sido la única vez. En las semifinale­s de Champions del pasado año, también con el City, el 1-1 de De Bruyne nace de otro error infantil en la salida de balón del francés, que regala un pase a Rodri y de ahí al fatídico desenlace: «Tiene que aprender a controlar esa energía», reconoce Ancelotti a su cuerpo técnico, y así se lo han transmitid­o al jugador.

Autocrític­o

Camavinga sabe que debe pulir esos pequeños detalles que puedan echar a perder su propio trabajo y el del resto de sus compañeros. Pecados de juventud y exceso de confianza que ayer mismo reconoció en la sala de prensa de Valdebebas: «Pienso que tengo que tener más concentrac­ión y más visión de focalizaci­ón en el equipo», explicó. No fue el único aspecto que dijo que debía mejorar. Eduardo sólo lleva dos goles y seis asistencia­s en los 127 partidos que suma con la camiseta del Real Madrid. No se le fichó para eso, pero la llegada al área rival es claramente mejorable. También el dominio de ambas piernas: «Tengo que hacer más goles y más asistencia­s, y debo mejorar mi pierna derecha». La temporada de Camavinga, ya asentado como titular en el centro del campo, ha hecho olvidar su rol de emergencia de lateral izquierdo de la pasada temporada. No tuvo más remedio que ayudar al equipo desde esa posición, y no sólo no desentonó sino que estuvo a gran nivel. Además, evitó situacione­s de riesgo innecesari­as que son las

«Espero no tener que acordarme del árbitro de Champions después del partido»

Marco Rose (Leipzig) «Venimos con la mentalidad de ganar y pasar. En la ida se demostró que se puede»

que Ancelotti le pide que no pase de soslayo en el centro del campo. Energía indomable de infinito potencial que es necesaria controlar.

Como habrá que controlar al RB Leipzig, que visita el Bernabéu con un 0-1 de desventaja un tanto engañoso. El resultado del partido de ida no reflejó lo visto sobre el estadio del equipo alemán, que hizo de Lunin el héroe del encuentro. Ancelotti lo sabe: «Tenemos que sacar nuestra mejor versión porque la eliminator­ia no está acabada. Ellos tuvieron muchas oportunida­des allí y Lunin lo hizo muy bien. Sufrimos a nivel defensivo y sabemos que no podemos confiarnos. El Leipzig es peligroso en transicion­es y tiene delanteros muy rápidos. Rudiger, que no pudo jugar allí, nos ayudará en este sentido».

Nacho o Tchouaméni

Será justo ahí en el centro de la defensa donde más miga tendrá el once del Madrid. ¿Nacho acompañand­o al alemán o Tchouaméni de nuevo reconverti­do a central? Ancelotti reconoció que tenía dudas y una de ellas es esta. Lo que parece totalmente descartado es ver a Tchouaméni en el centro del campo. Eso significa sentar a Kroos o Valverde, algo que no va a hacer Carletto.

Tampoco a Camavinga, que apenas ha coincidido de titular en el centro del campo con su compatriot­a. Sólo cinco veces esta temporada. Para Eduardo, una anécdota. Se ve totalmente compatible con Tchouaméni: «Cuando jugamos juntos lo hacemos bien ¿Por qué Ancelotti no va a pensar que podemos hacerlo?». Es la energía indómita de Eduardo.

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