ABC (Córdoba)

Lo que no se evalúa, se devalúa

Resulta insólito que el Estado no haya sacado lecciones de la falta de transparen­cia de la pandemia

- JOHN MÜLLER jmuller@abc.es

El fallecido expresiden­te chileno Sebastián Piñera causaba la irritación de los intervenci­onistas cuando decía que «no hay mejor policía que el alumbrado público y no hay mejor desinfecta­nte que la luz solar». La frase no era suya, pero sí la composició­n. La segunda parte es de un escrito de Louis Brandeis, el famoso juez de la Corte Suprema de EE.UU., que en 1913 escribió en Harper’s Weekly un artículo titulado ‘Qué puede hacer la publicidad’ donde afirmaba que «se dice que la luz del sol es el mejor de los desinfecta­ntes». La primera parte, en cambio, es del escritor y filósofo Ralph Waldo Emerson quien afirmó en un ensayo de 1904 que «así como la luz de gas es la mejor policía nocturna, el universo se protege mediante publicidad despiadada».

Lo que quiere decir Emerson es que nuestra sociedad (el universo) se protege de los corruptos gracias a que la prensa atiende al interés del público por leer sobre sus crímenes. Estos días con el caso Koldo tenemos un ejemplo muy palpable.

De hecho, España sacó muchos boletos para esta lotería corrupta. En mayo de 2022, ABC publicó un trabajo de Adriana Cabezas que indicaba que durante la pandemia se adjudicaro­n 7.000 millones de euros a través de 14.496 contratos bajo procedimie­nto de emergencia, la mayoría a dedo y con un contratist­a elegido de antemano. Los datos surgieron tras revisar miles de documentos de la Plataforma de Contratos del Estado.

Civio, una organizaci­ón que lucha en España por la transparen­cia, también elaboró una base de datos con los contratos de la pandemia. Su análisis arrojó 16.589 contratos adjudicado­s y publicados a lo largo del año 2020 por un total de 6.445 millones de euros.

Cuatro empresas se llevaron el 10% de ese dinero. La que más, ni siquiera se dedicaba a asuntos sanitarios antes de la llegada de la pandemia.

Las adjudicaci­ones, aun siendo exprés, se debían publicar a los 15 días. No fue así: más de la mitad incumplier­on esa regla. Los contratos que se publicaron tardaron una media de 43 días. Los tres contratos del Servicio Canario de Salud con Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas, la trama de Koldo, se publicaron más de un año después. Entre miles de adjudicaci­ones exprés, algunos organismos colaron hasta los camellos para la cabalgata de Reyes.

La pandemia, como el 11-M, cayó bajo el síndrome de que la sociedad quería pasar página de unos hechos detestable­s. Pero el Estado no es como las personas y estaba obligado a realizar una evaluación a fondo para sacar conclusion­es y aprender de sus errores, no sólo de los relacionad­os con la contrataci­ón. Todas las peticiones cayeron en saco roto. Uno de los pocos trabajos que conozco al respecto es ‘Estado autonómico y Covid: un ensayo de valoración general’, coordinado por José Tudela Aranda para la Fundación Manuel Giménez Abad y que es una reflexión mínima sobre cómo se hicieron las cosas. Un gota de agua en el océano de la opacidad.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain