La IA asalta las casas de apuestas
Casas, pronosticadores y apostadores se forman para sacar máximo provecho a una tecnología que cambia las reglas del juego. ¿Quién sale ganando?
Desde hace un año, cuando irrumpió en nuestra vida ChatGPT, se escribe sin parar sobre inteligencia artificial (IA) en todo el planeta. Sin embargo, hay poco publicado sobre el impacto de estas máquinas en las apuestas deportivas, un negocio que sólo en España movió más de 7.000 millones de euros en 2020. Ya utilizaba desde hace años la IA para crear chats automatizados con clientes o ajustar sus cuotas, pero el sector lleva meses calibrando las consecuencias de la generalización de su uso para encontrar patrones que habitualmente se escapan al cerebro humano desasistido. La IA multiplica la capacidad para procesar grandes volúmenes de datos y encontrar correlaciones significativas a ambos lados de la pantalla (tanto apostadores como casas). Y surge una pequeña inquietud: si todo el mundo accede a estas herramientas sofisticadas, ¿qué futuro tiene el negocio?
Ya no hace falta, en teoría, acudir a los pronósticos de un ‘tipster’ o informador experto antes de apostar: cualquiera puede preguntar a la inteligencia artificial. Pero aunque falta tiempo para que se desarrollen herramientas de predicción fiables, algunos expertos se preguntan si las casas de apuestas son conscientes de los efectos a largo plazo sobre su modelo de negocio. Hasta ahora, en la mayoría de los casos, la información de las casas para calcular probabilidades y cuotas estaba fuera del alcance del apostante medio; con ordenadores que pueden recopilar y analizar océanos de información en segundos, presentan una gama de opciones para apostar muchísimo más amplia que hace una década.
El terreno de juego, sin embargo, podría igualarse en un futuro. «En un escenario donde apostadores avezados tecnológicamente fueran capaces de detectar todas las variables que pueden afectar a un partido, no habría margen para que nadie ganase», explica en conversación con ABC ‘Nishikori’, uno de los ‘tipsters’ de tenis más conocidos en el mundo de las apuestas. «Pero una cuota no está compuesta sólo por datos objetivos, y la IA no puede computar variables muy subjetivas. Si la gente apuesta por su instinto, las casas de apuestas tienen que modular sus cuotas. Aun con un modelo de IA perfecto que dijese que la cuota es de 1,8, si todos apuestan a esa cuota, tiene que bajarla para ganar dinero. Su trabajo es ganar un poco en cada apuesta, mover sus cuotas en función del dinero que reciben».
Es el debate entre la capacidad del hombre y la máquina. ‘Nishikori’ piensa que hasta ahora triunfaba la inteligencia humana: con toda la información disponible, «al final era yo, y no la máquina, el que decidía dónde apostar. Pero si tuviese conocimientos de programación quizá ganaría la máquina. Los modelos predictivos tienen muchas ventajas: no dudan, no titubean cuando hay pérdidas, no apuestan de más. El problema es que no todos los modelos son buenos. Los hay pésimos».
«La desventaja de seguir siempre a un modelo es que pierdes la intuición», confiesa otro apostador profesional que no quiere revelar su nombre. Dedica cinco o seis horas diarias al negocio, gana entre 4.000 y 5.000 euros mensuales y está formándose en programación para optimizar sus cálculos probabilísticos. No es un apostador estándar: «Por ahora he llegado hasta aquí sólo con mi cabeza», afirma. «Estoy formado en estadística y sé que es posible introducir el componente subjetivo en un modelo, pero no sería lo mismo. Las ventajas de tener un modelo van a ser mayores que sus inconvenientes y cada vez va a ser más fácil que la gente normal pueda construirse sus modelos con IA».
Estos modelos realizan cada vez tareas más complejas. Como reaccionar casi instantáneamente a la aparición de una variable inesperada, como lesiones o expulsiones. «En la industria todavía no comprendemos muchas de las implicaciones que traerá este nivel de disrupción en nuestro modelo de negocio», comenta en privado a ABC un ejecutivo de una casa de apuestas muy conocida. Se calcula que este negocio global alcanzó los 90.000 millones de dólares en 2022. ¿Cómo afectaría al sector el hecho de que los apostantes tuvieran acceso a herramientas de predicción muy precisas? Podría paralizarlo.
El abogado Raúl Rubio, socio de Propiedad Industrial, Intelectual y Tecnología de Pérez-Llorca, diferencia varios escenarios legales tras la apertura de esta nueva dimensión. Desde el lado de la demanda (apostadores individuales), explica: «Es difícil que las casas de apuestas puedan restringir el uso de la IA, salvo en casos de fraude». En el caso de los ‘tipsters’ o pronosticadores, añade: «Puede que las ‘surebets’ [apostar en todos los posibles resultados para ganar en cualquier caso, aprovechando las diferentes cotizaciones en distintas casas de apuestas] terminen siendo ilegales».
Por el lado de la oferta, Rubio remite a la próxima publicación del Reglamento de Inteligencia Artificial de la
Mikel Arana
Unión Europea para fijar ciertas cuestiones de transparencia respecto al uso de la IA por parte de las casas de apuestas. «En principio la actividad del juego no está ni prohibida ni considerada de alto riesgo». Destaca, como elemento positivo de la IA, «las mejoras en la detección de fraudes. Las casas pueden utilizar herramientas de perfilado y ‘scoring’ de comportamiento del usuario para detectar posibles perfiles fraudulentos [...] La AI va a reducir el riesgo, pero no lo va a eliminar».
No obstante, como indica Rubio, la IA siempre tendrá limitaciones; entre otras cosas, por los innumerables factores que inciden en el resultado. Algunos sirven para hacer predicciones: series históricas, rendimiento actual de un equipo, lesiones, suspensiones, estadísticas individuales, opiniones de expertos). Otros no tanto: tentativas de amaño (relativamente frecuentes en el deporte semiprofesional) o problemas personales ocultos en un equipo.
¿Se convertirán las apuestas en un duelo algorítmico entre casas y apostadores? «No creo que la IA vaya a matar el negocio a corto plazo», concluye ‘Nishikori’. «Las casas tienen siempre la ventaja del margen y hay mucho ‘dinero tonto’ [apuestas de gente inexperta]... Y tienen mucho margen y cierran las cuentas a los ganadores recurrentes» (práctica que ha sido denunciada por violar los derechos del consumidor). Pero ya hay voces, muy discretas, que se preguntan si los avances tecnológicos eliminarán el componente de ocio e incertidumbre. «Y tienen razón», asegura otro apostador, «así el negocio estaría herido de muerte».
«La tecnología no siempre juega a nuestro favor. Por los avances, cada vez es más difícil perseguir y detectar el fraude. Pero siempre acaba interviniendo el ser humano. Y ahí es donde podemos actuar», dice Mikel Arana, director general de Ordenación del Juego.
DG de Ordenación del Juego
«Siempre acaba interviniendo el ser humano... y ahí es donde podemos actuar»