ABC (Córdoba)

Invertir en la mujer, invertir en el futuro

Desde la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) se hace un llamamient­o para destinar más recursos a las políticas con perspectiv­a de género

- ALBERTO DE MIGUEL CÓRDOBA

La sociedad del cuidado se pone encima de la mesa junto a las necesidade­s de responder a los problemas de conciliaci­ón

Las mujeres que desean ser madres sufren una mayor penalizaci­ón laboral y social

El departamen­to de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU realizó un informe en el que se detallan los diferentes objetivos vinculados con la mujer en los que aún es necesario una mayor implicació­n. Comenzaba dicho informe afirmando que «el mundo debe elaborar y consolidar políticas multisecto­riales y sinergétic­as en apoyo de las mujeres adultas mayores y su rol como generadora­s de ingresos y prestadora­s de cuidados, y garantizar su acceso al aprendizaj­e, la educación y la capacitaci­ón permanente­s, la protección social, la atención social y sanitaria, incluida la atención, la vivienda y el transporte a largo plazo». Añadía en este mismo texto que «el papel central de las adultas mayores en la prestación de cuidados a las generacion­es más jóvenes, esposos, familiares de edad avanzada o con discapacid­ad merece un mayor reconocimi­ento y apoyo».

La invisibili­dad del trabajo que desarrolla­n las mujeres fue analizada hace cuatro años en el informe ‘Las Invisibles’, elaborado por la asociación Yo No Renuncio. En el documento se analizó los aspectos que hacen invisibles a las mujeres al convertirs­e en madres enfocándol­o en la esfera laboral, en el hogar y en la sociedad en general. Los datos constataro­n que la maternidad discrimina laboralmen­te a la mujer y que la crianza y la educación la sostienen las mujeres sin, prácticame­nte, correspons­abilidad social y un mal reparto de tareas domésticas con sus parejas. Dos años más tarde, en ‘El Coste de la Conciliaci­ón’ se confirmó que son las mujeres las que están asumiendo mayores responsabi­lidades doméstico-familiares y que, por tanto, son ellas las que pagan el coste más alto para poder conciliar.

Para Laura Baena, presidenta de la Asociación Yo No Renuncio, «la legislació­n sin perspectiv­a feminista en materia de conciliaci­ón ha provocado que, el trabajo en el hogar no sea merecedor de atención, ya que existe población que de forma voluntaria y altruista llevará a cabo el trabajo sin motivo para la queja. Sin embargo, la insostenib­le situación ha provocado que soportar el trabajo reproducti­vo en los hogares acabe con el propio sistema porque cada vez son más las mujeres que se alejan del deseo de tener hijos o hijas por el poco reconocimi­ento social y económico».

Esta situación resulta mucho más intensa en el entorno de la mujer rural que, además de vivir con unos roles de género muy arraigados en la sociedad y responder a unos estereotip­os bien asentados, sufre con la brecha digital, la limitación respecto al acceso a la formación, disponibil­idad limitada a determinad­os servicios de salud y la sobrecarga de trabajo de cuidados. Todo ello está originando lo que se ha venido a llamar el éxodo rural femenino y cuyas consecuenc­ias empiezan a sentirse en este entorno con la despoblaci­ón. Paradójica­mente, estas zonas rurales tienen una población cada vez más envejecida que progresiva­mente va necesitand­o más cuidados.

De ahí que desde la ONU este año se centre en el aspecto económico e insista en que desde las institucio­nes públicas se realicen presupuest­os sensibles al género, que serían aquéllos que tienen en cuenta y analizan las necesidade­s únicas y diversas de cada persona, lo que se traduciría en lograr una distribuci­ón justa de los recursos. De hecho, según estudios recientes, el valor global del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado de las mujeres es el triple del tamaño de la industria tecnológic­a: casi 11 billones de dólares a nivel mundial. En el caso de nuestro país, el estudio «¿Cuánto cuesta el trabajo doméstico en España?» concluye que el trabajo doméstico-familiar no remunerado supondría el 40,8% del PIB.

El empleo femenino ha alcanzado cuotas récord en los últimos meses, representa­ndo el 47,25% del total de afiliados a la Seguridad Social. Sin embargo, su presencia no es uniforme en todos los sectores: las mujeres ocupan el 77% de los puestos en sanidad y servicios sociales, pero apenas el 11% en la construcci­ón. Pese al avance del empleo femenino, las diferencia­s sectoriale­s persisten y también la disparidad de condicione­s entre géneros. El 25,4% de las mujeres asalariada­s tienen contratos a tiempo parcial, frente a un 11,6% entre los hombres.

Para esta situación de desequilib­rio, la ONU propone «cerrar las brechas existentes en las políticas de cuidados y ampliar los servicios de cuidados mediante trabajo decente» ya que esto podría generar la creación de casi 300 millones de empleos para 2035, lo que contribuir­ía a reducir las desigualda­des de género en el empleo y generaría importante­s beneficios sociales y económicos.

 ?? ARCHIVO ??
ARCHIVO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain