La lucha de Duygu Asena, autora del primer manifiesto feminista turco
Cuando la traductora Julia Martínez preparaba en la Universidad de Ankara un curso sobre literatura turca escrita por mujeres, una compañera le animó a incluir ‘La mujer no tiene nombre’, de Duygu Asena. Era el primer contacto que tenía con su obra, pero le dejó profundamente sorprendida. También causó un gran impacto cuando se publicó en Turquía en 1987. Se dice que, sin aparecer ni una vez la palabra ‘feminismo’, logró introducirlo en gran parte de los hogares turcos. En un año, el debut literario de Asena (que fallecía en 2006 a los 60 años por un tumor cerebral) alcanzó las 40 ediciones, pero fue prohibido por obsceno. Tras una batalla judicial, la escritora consiguió eludir la censura y que el libro volviera a las librerías. No obstante, pese a su éxito, ‘La mujer no tiene nombre’ no se había editado en nuestro país. «Me dio tanto coraje que no hubiera llegado todavía al lector español, que me propuse traducirlo y buscar una editorial», explica Martínez. La encontró en RBA, que inaugura con él su colección de narrativa. «El flechazo fue inmediato. Tiene ambición literaria y una gran historia detrás», corrobora su editor, Antoni Quero.
‘La mujer no tiene nombre’ abarca la vida de la protagonista desde la infancia hasta la adultez. Desde pequeña afronta las luchas cotidianas de las mujeres en una sociedad patriarcal. «A esa edad ya se da cuenta de la importancia del dinero, del poder que da, por eso su fijación cuando crece es trabajar», replica Martínez.
La valentía de la protagonista resuena a lo largo de la novela. «Hay una yo narradora que se mantiene en sus trece desde la infancia y se ve cómo va madurando, siempre cuestionando el orden establecido. Es un frontón continuo frente a los techos de cristal. Está considerado el primer manifiesto feminista de Turquía», apunta el editor. La defensa de los
Duygu Asena
ideales a pesar de la dificultad fue una característica de la propia Asena. En 1978, fundó la primera revista femenina en la que trató la igualdad de derechos, la sexualidad o el maltrato conyugal y se transformó en líder del movimiento por los derechos de las mujeres en Turquía. Su gran labor en el protofeminismo turco culmina con este libro», señala Quero.
‘La mujer no tiene nombre’ se convirtió en una bomba de relojería. «Las autoridades podían hacer frente a que tuviera éxito en Estambul, una gran ciudad cosmopolita, pero llegó a todas partes, hasta las zonas más tradicionales y remotas como Anatolia», apunta el editor. Por eso la prohibieron por lujuriosa y por socavar los pilares del matrimonio. «No es tan explícita como para denominarla obscena, de hecho es bastante sutil. Tampoco va en contra del matrimonio, sino que la protagonista intenta transmitir que si no es un matrimonio que te satisfaga, no es necesario que permanezcas en él. ¿Por qué conformarse con menos?», dice Martínez.
Asena logra retratar una experiencia femenina universal, de ahí que su vigencia traspase generaciones y culturas y su historia resuene actual casi 40 años después en España. A través de su narrativa, invita a no rendirse, a no conformarse. «Creo que este es un mensaje que no pasa de moda, que no hay que olvidar y que todavía se necesita que se grabe bien en la mente de las mujeres», concluye la traductora.